galeanoPor Jean Georges Almendras-13 de abril de 2018

Físicamente lo extrañamos. Como también extrañamos sus escritos. Esos escritos que hoy serían misiles para los que destrozan el planeta y al ser humano que vive en él. Porque Galeano era un ser humano con la sabiduría de la vida y con la particularidad de que a la vida la concebía fuera del esquema y de la estructura, y de la hipocresía, que hoy nos acecha y nos turba, distanciándonos de su filosofía y de su huella.

Pero quienes lo hemos sentido y lo hemos pensado, como sentí pensantes, además de extrañarlo, al mismo tiempo lo tenemos más presente. Al mismo tiempo lo tenemos más al alcance de nuestras reflexiones. Y de nuestros silencios. Y de nuestros combates. Y de nusetras resistencias.

Mientras el mundo sigue girando y los hombres y las mujeres seguimos sumegidos en la religiosa rutina, una y mil veces, los libros de Eduardo Galeano siguen siendo tan actuales como el primer día en que fueron publicados. Y una y mil veces los libros sobre Eduardo Galeano, siguen pellizcándonos para entenderlo más y para  seguir andando, aunque sea a los tumbos, gracias a las utopías. Las utopías que lo hicieron caminar a él, por el mundo. Las utopías  que nos hace caminar a nosotros. Las utopías que lo llevaron a ser conocido, recordado, homenajeado y laureado, en  el mundo.

El mundo de sus años infantiles y de sus años adolescentes, y de sus años jóvenes y de sus años maduros. El mundo de sus años eternos. De sus años universales, porque Eduardo Galeano se hizo universal, porque su alma no tenía fronteras.

Su cuerpo y su razón encontraron los límites inexorables de la cruel biología, tanto así, que un día nos lo arrebató de un plumazo. Pero después entendimos que no fue un arrebato y que no fue un final, sino que fue un comienzo.

Así lo pensaba él. Así de práctico. Como prácticas y directas fueron sus crónicas y su voz. Y como también  fueron sus acciones y sus compromisos. Los compromisos de un revolucionario, que lo era. Un revolucionario de pura cepa. Cuya única arma, muchas veces más que letal, eran sus palabras y sus escritos. Y sus ideas.

Porque su voz era la de los hombres y las mujeres que junto a sus críos, vivieron oprimidos y vulnerables, en este asco de sociedad ambigua y llena de mentiras. Ambiguedades y mentiras que él personalmente desmantelaba, desenmascaraba y denunciaba. Como denunciaba y desenmascaraba a los políticos de la mentira y de las falsas promesas, y de las dictaduras.

Periodista fue, y lo sigue siendo. Compañero de revolución fue, y lo sigue siendo. Un filósofo fue, y lo sigue siendo.

Su sensibilidad y sus sentimientos, y sus ideas, siguen flotando en el aire del Universo, de los justos.

Del Universo: de los luchadores, de los que protestan por las injusticias sociales hasta que las balas de los verdugos de uniforme y de saco y corbata, de un poder capitalista en nupcias con el poder criminal,  los atraviesan y los fulminan.

Del Universo: del joven argentino Santiago Maldonado, desaparecido forzadamente y muerto en una represión policial contra los mapuches en Argentina;  del Universo de Marielle Franco, la activista brasileña asesinada junto a su chofer y compañero de tareas, en Río de Janeiro por denunciar corrupciones de las fuerzas de seguridad y toda una canallada del sistema político en perjuicio de los favelados y de los más necesitados; del Universo de nuestro y su colega Pablo Medina, que fue silenciado a tiros por un narco apañado por el sistema narco político paraguayo; del Universo de la activista hondureña Berta Cáceres, asesinada por los sicarios de las multinacionales y de su hija que lleva su misma lucha corriendo igual riesgo; del joven mapuche Rafael Nahuel, asesinado a balazos en Bariloche, por fuerzas de la Prefectura Naval; del niño Facundo Ferreira que fue muerto de un balazo en la nuca en Tucumán, por fuerzas policiales que dijeron maliciosamente que era un niño delincuente; del Universo del joven que fue golpeado brutalmente por la policía en la provincia de Neuquén, en Argentina, porque la policía dijo y sentenció que había robado un perfume, que en realidad fue comprado legalmente.

Del Universo: de los que andan luchando por las calles reclamando el hallazgo de los desaparecidos de su tierra uruguaya y de su América Latina (que insisto, sigue de Venas Abiertas); del Universo de los campesinos que reclaman sus tierras en su entrañable tierra paraguaya; del Universo de las comunidades mapuches, de las tierras patagónicas de la Argentina; del Universo de la joven palestina Ahed Tamimi, presa de conciencia a tan solo 17 años, presa política del régimen sionista del Israel de hoy, que se asemeja al nazismo de hoy; del Universo de los 17 palestinos muertos recientemente, al ser tiroteados por las fuerzas militares israelíes; del Universo de los palestinos presos y perseguidos, y víctimas de la malicia racista y nazista del sionismo en Cisjordania y de la Franja de Gaza; del Universo de los refugiados que murieron y mueren en las aguas del Mediterráneo, en busca de la vida y de la libertad.

Del Universo de los jueces y de los fiscales de mundo que luchan contra la corrupción y el crimen organizado; del Universo del Fiscal italiano Nino Di Matteo y de quienes con él solicitaron la prisión de los desalmados y repulsivos hombres del Estado italiano que en los años noventa (y en los años que corren) participaron de la tratativa Estado Mafia, tratativa que fue descubierta por los jueces Falcone y Borselllino, razón por la cual fueron volados en pedazos por orden mafiosa de Cosa Nostra, e increíblemente del Estado italiano mismo.

Del Universo de los jóvenes, dispersos por el mundo, que al igual que nuestros jóvenes del  Movimiento Our Voice buscan un cambio en nuestra sociedad y buscan justicia, verdad y memoria para los que sufrieron la desaparición de personas en los tiempos de las dictaduras del Plan Cóndor, en América Latina; del Universo de las Abuelas de Plaza de Mayo que buscan recuperar a los nietos y nietas robados por los genocidas argentinos; y del Universo de las Madres de Plaza de Mayo y de las organizaciones de DDHH que a brazo partido buscan impedír que la impunidad siga protegiendo a los torturadores de la ESMA, cuyos abogados ahora –con los apoyos nefastos del gobierno de Mauricio Macri- bregan por prisiones domiciliarias, cínicamente y como si nada hubiesen hecho.

Eduardo Galeano, habló y escribió de todo este concierto de Universos; y de estar entre nosotros seguiría haciéndolo, con su perfil y su mirada incisiva y su sensibilidad revolucionaria.

Físicamente lo extrañamos. Como también extrañamos sus escritos.

Pero ya no me cabe la menor duda, que cada segundo de este tiempo, y cada día, estamos más cercanos a las ideas y al hombre Eduardo Galeano.

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*Foto de Portada: www.diariodenavarra.com