Jueves 28 Marzo 2024

giorgiolibroPor Giorgio Bongiovanni
Era inevitable. Era necesario. Era indispensable. Extender, casi obligatoriamente, el periodismo de denuncia de Antimafia Duemila Italia al Paraguay, un territorio de Sudamérica donde la criminalidad organizada se ha instalado desde hace mucho tiempo dentro mismo de una democracia turbulenta, a juzgar por los acontecimientos políticos de los últimos diez años, incluido un reciente juicio político a ministros de la Corte Suprema de Justicia y parlamentarios del Paraguay, como resultado de un reciente hecho vergonzoso para el país y para la región, como ha sido el asesinato del periodista Pablo Medina, a manos de la narco política.
Los tiempos del periodismo libre se están codeando con los tiempos del sistema criminal sentado en el trono del poder político, triste e indignante realidad de una sociedad paraguaya siempre flagelada por la inestabilidad institucional y condicionada por la intriga, hasta extremos inimaginables, con el costo inclusive de vidas humanas. Basta con informarse sobre los hechos políticos y sociales de los últimos diez años –masacre de Curuguaty y caída de Lugo, por ejemplo- para darse cuenta de la realidad histórica de ese punto del planeta.
En este contexto, lo que literalmente nos ha repugnado del presente paraguayo, y perfectamente vale esa expresión, ha sido toda la antesala del hecho criminal que acabó con la vida de un colega y amigo de nuestra redacción. Porque el periodista Pablo Medina, además de un hombre íntegro y libre, era un hombre y un profesional de nuestra absoluta confianza que no dudó ni un instante, desde hace muchos años, a denunciar al sistema mafioso operativo en la región de Curuguaty, zona en la que el narcotráfico y otras modalidades delictivas sentaron sus respectivas bases, con crueldad y con sutileza mafiosa, atemorizando y amedrentando a la población con impunidad y descaro increíbles.

LA NOSTALGIA Y LA REALIDAD

juanHace algún tiempo, mientras comíamos un grupo de familias amigas y discutíamos sobre la situación actual, una jovencita -hija de una de ellas y militante de un partido de izquierda- me espetó el mote de “nostálgico setentista”.
No le contesté, pero reconozco que acusé el impacto. ¿Sentía nostalgias? ¿Estaba yo tan lejos de la realidad actual que no la entendía?

Era cierto, sentía nostalgias. Nostalgias de los valores éticos que la sociedad tenía incorporados y que llevaron a formar una fuerza moral capaz de producir las movilizaciones de masas y los hechos revolucionarios más importantes del s. XX.

En el mundo entero se respiraba aire libertario: Vietnam era un ejemplo de lucha y dignidad, Cuba un mojón americano, Latinoamérica vibraba y la Argentina bullía al son de esos gritos de cambio, de libertad y de justicia.{jathumbnail off}

ME HONRA Y ME COMPROMETE
Juan Alberto Rambaldo
(Antimafia Dos Mil Argentina)

juanalbertoAgradezco a la dirección de Antimafia Duemila el honor de haberme dado la oportunidad de manifestar mi pensamiento en el acto de aparición de su página web en la República Argentina, y me compromete a continuar y profundizar mi compromiso personal por un mundo en el que primen la paz, la solidaridad y la justicia.
Obviamente, la aparición de esta página como una expresión nativa de la lucha contra la mafia, no puede circunscribirse a la transmisión al público argentino de la acción que se desarrolla en Italia contra la “Cosa Nostra”, la “Ndrangheta”, o la “Camorra”, sino que deberá abarcar un espectro más amplio, si se lo observa desde el ángulo de lo que podríamos denominar “la mafia globalizada”, o más específico, si se lo estudia desde la perspectiva eminentemente local.