Jueves 28 Marzo 2024

El número de escépticos sigue aumentando, eso es cierto. Pero también aumenta el tiempo transcurrido, que a esta altura hace sí que las nuevas generaciones no solo no sepan nada de esa cuestión, sino que ni siquiera saben que alguna vez existió.  
Por lo tanto tenemos que ser realistas: seguir intentando por todos los medios buscar nuevos argumentos, nuevas pruebas concretas de la falsedad de la versión oficial (el “9/11 Commission Report”), es tiempo perdido.
¿Esto significa que hemos perdido tiempo? En absoluto, según mi opinión. El trabajo que se ha realizado ha sido precioso. Por ejemplo el expediente - o enciclopedia del 11 de Septiembre (que se encuentra en la página de pandoratv.it) realizado por Massimo Mazzucco; el trabajo de David Ray Griffin; la investigación colectiva del panel de Consensus911.org; la extraordinaria abnegación de Richard Gage, con su “Architects and Engineers for 9/11 Truth”, y podría seguir enumerando a todos, quedarán en la historia política del siglo XXI como prueba de la resistencia de los hombres libres frente a los engaños del Poder.
Y sin embargo creo que hay que modificar el blanco y ajustar la puntería. ¿En qué sentido? Concentrando ahora todos nuestros esfuerzos para demostrar la actualidad del 11 de Septiembre. Es decir, para explicar lo que está ocurriendo ahora, en estos momentos. Es decir además: para demostrar que, si no hubiera existido el 11 de Septiembre, y si no hubiera prevalecido su falsa interpretación, todo nosotros no estaríamos en los graves problemas en los que, en cambio, nos encontramos.
En otras palabras: tenemos que focalizar la atención de los diferentes movimientos en la respuesta política que hay que darle a la “guerra infinita” que los autores del 11 de Septiembre declararon y siguen declarando en contra de toda la humanidad.  
Con respecto a las dificultades que hemos encontrado a lo largo de estos 14 años queriendo explicar lo que es obvio a la persona culta y a la ínclita, recientemente descubrí una aguda reflexión de Gregory Bateson (Steps to an Ecology of Mind, de Editorial Adelphi 1977 páginas 468-469). Una reflexión que propongo ahora y que me hizo recordar, además, el “extraño” (en ese entonces así me había parecido), agnosticismo en materia de un extraordinario protagonista de la cultura moderna como Noam Chomsky. Quien decidió “no ocuparse del 11 de Septiembre”.
En ese momento pensé y sigo pensando que se equivocaba. Pero ahora entiendo mejor su rechazo de semiólogo. En aquella extraña y triste decisión de no ocuparse de ello evidentemente prevalecía la convicción de que, como sea que hayan ido las cosas, habría sido imposible saber la verdad. Nadie mejor que él podía saber que el desequilibrio de las fuerzas en perjuicio nuestro  habría sido irrecuperable.
En todo caso cualquier esfuerzo habría sido productivo  solo después del breve tiempo en el que terminará la crisis epocal de nuestro mundo y del ecosistema en la que también está inserto el 11 de Septiembre. En esto tuvo razón.
Entonces vamos al grano de las ideas de Gregory Bateson que atrajeron mi atención y que comparto aquí. Éstas también tienen que ver con la supervivencia de la especie, así como la de la paz y de la guerra. “A algunas personas les puede resultar muy difícil – escribió Bateson - ver  lo que es obvio.  Esto se debe a que las personas son sistemas auto-correctivos hacia todo aquello que pueda molestarlas. Si no son capaces de asimilar lo obvio  sin que les produzca un disturbio interno, sus mecanismos autocorrectivos se ponen en marcha de inmediato para eliminarlo, esconderlo, o haciéndoles incluso cerrar los ojos”.
Es lo que ocurre a la mayoría y no solo en casos de gran impacto como el 11 de Septiembre. Es decir, a casi todos. Incluso a Umberto Eco.
Extraído de: ilfattoquotidiano.it
http://www.antimafiaduemila.com/2015071856221/giulietto-chiesa/11-settembre-appunti-leggendo-gregory-bateson.html