EDITORIALES

Antes de leer conviene mirar el video.

Todavía hay quienes – ¿retardados u obtusos? -, asomándose por alguna ventana de los social network, de vez en cuando ironizan sobre mis predicciones sobre la guerra. “¿Acaso no habías dicho que habría una guerra en contra de Irán? En fin, ésta no ocurrió, por lo tanto has mentido, o bien has alarmado sin tener ninguna base”. Y así sucesivamente, recriminándome. Lo mismo ocurrió para Siria, ofensiva de la que había pronosticado su inicio. Así fue al menos hasta que la misma realmente comenzó. Entonces dejaron de reprenderme por la predicción y comenzaron a hacerlo por la interpretación.

Si nos remontamos un poco más en el tiempo, recuerdo los reproches de ciertos colegas (incluso el intento de disuasión por parte de quien en ese entonces era mi editor) cuando escribí en – “La guerra infinita” – que, inmediatamente después de que Estados Unidos atacara Afganistán seguiría con Irak.

En dicho caso me equivoqué: por algunos meses. Había previsto que Washington se inventaría algún pretexto a partir de 2002. En cambio, la guerra propiamente dicha, comenzó en 2003. Considero que haya sido un pecado venial.

Ahora, al mirar este breve video del general Clark, se verá que mis predicciones eran hasta incluso muy moderadas y prudentes con respecto a los delirios que maduraron en la Casa Blanca y en el Pentagono entre el año 2000 y 2001. Años en los que los neo-con llegaron al poder en Washington gracias a un verdadero golpe de estado, llevando a la presidencia – con un pronunciamiento de la Corte Suprema, de la gran mayoría – a un obtuso que había perdido las elecciones contra Al Gore.

No es que hubiera sido un profeta. Simplemente había leído algunas cosas que ese grupo de poseídos había dejado que se filtraran. Sabemos, por experiencia y por conocimiento histórico, que los planes pueden modificarse sobre la marcha, que algunos proyectos primero se piensan, luego se organizan, y finalmente se abandonan. Lo que no significa que no hayan existido, sino simplemente que las condiciones en las que habían sido concebidos se vieron modificados por las circunstancias.Pero ahora contamos con el testimonio directo de alguien que estaba “dentro” de la cocina bélica. Ahora habla. ¿Tenemos que creerle? Según mi opinión hay que creerle. Wesley Clark estuvo al mando de la operación Allied Forces en la Guerra del Golfo y fue nada menos que Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas de la OTAN desde 1997 hasta el año 2000. Por lo tanto es una fuente muy creíble.
Y quisiera agregar un detalle, para que no pase desapercibido a los distraídos. Clark nos revela, posteriormente, que apenas “unos días después” del 11 de Septiembre de 2001, en el Pentágono había gente, como Donald Rumsfeld, Ministro de Defensa, que ya estaba listo para salir y atacar a Irak. ¿Irresponsables y criminales? Claro que si. Pero seguramente no estaban desprevenidos. Ya estaban listos. Y estaban listos porque sabían muchas cosas con antelación. Una ofensiva militar no se improvisa en dos días, ni mucho menos el hecho de “liquidar a siete Países en cinco años”. Es una prueba indirecta, pero enorme, de que fueron ellos quienes organizaron el 11 de Septiembre, o que sabían que se estaba organizando, pero “dejaron que ocurriera”.
Yo se que fueron ellos quienes lo organizaron, pero se puede admitir también que “dejaron que ocurriera”. En todo caso la versión que dieron al mundo fue falsa. Y sigue siendo así.
Extraído de: ilfattoquotidiano.it