Viernes 29 Marzo 2024

Ahora podemos afirmar que toda la narración oficial de los acontecimientos de Charlie Hebdo – junto a la infinidad de relatos “derivados” que brindaron la prensa y todas las agencias del mainstream – son fruto de la desinformación, de la manipulación, de la distracción de las masas. De hecho el Ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, después de una adecuada reflexión, decidió que la investigación que se había iniciado para verificar todas las responsabilidades de este atentado tenía que ser interrumpida, dejarla bajo llave, archivada. ¿Cuál fue el motivo?: “Secreto militar”. [1]

Es absolutamente evidente que el secreto militar sirve para, justamente, encubrir las responsabilidades. Obviamente no se trata de las de los “terroristas” que formaron parte físicamente de la acción delictiva. El término “formaron parte” es suficientemente indistinto y capaz de dar lugar a interpretaciones muy diferentes unas de otras. Puede querer decir: participación consciente, activa, proyectiva, etc.; hasta puede querer decir participación inconsciente, involuntaria, “culposa”; puede querer decir participación forzada. Todas estas posibles, -y eventuales- formas de participación tienen que ser investigadas, aclaradas, descubiertas. Es la sustancia de la investigación: la que puede permitir descubrir los motivos, las complicidades, los ideólogos, los que lo planearon. El “secreto militar” no puede ser invocado en ningún caso de los antes mencionados. Y lo invocan porque sirve para encubrir responsabilidades de las autoridades, de los entes policíacos y de los servicios secretos. Seguramente no es funcional a los intereses de la democracia.

Por lo tanto la decisión de Cazeneuve es la prueba de que en alguna fase de la masacre de los periodistas de Charlie Hebdo, y del asalto al supermercado kosher, hubo complicidades, omisiones, errores por parte de organismos del Estado, o de otros Estados. Pero las omisiones y los errores, una vez que hayan sido identificados, tendrían no solo que ser condenados con estricto rigor, sino además habría que hacerlos públicos para evitar que se repitan, para ser corregidos, descartados. Para ello se realizan las investigaciones. Entonces también en estos casos es inconcebible el recurso al “secreto militar” para interrumpir las investigaciones. Lo que queda son las complicidades.

Pero esto implica algo que no tiene nada que ver con un atentado terrorista “islámico”. Implica que uno, o más organismos del Estado, han sido cómplices, o han sido ellos mismos los que orquestaron el atentado terrorista. Es decir que han atentado en contra de la vida de los ciudadanos, los han asesinado. Nadie comete un crimen similar si no es para subvertir, para modificar el curso de la política interna, o extranjera, o ambas, o el orden constitucional.

Por lo tanto los autores hicieron uso de la presencia de chivos expiatorios de religión islámica para crear un clima de odio en contra de los extranjeros, o de los inmigrantes. Pero la restricción de las libertades y de los derechos que se obtiene de esta forma puede estar dirigida a los trabajadores, o a los ciudadanos que protestan por sus condiciones de vida. Este modo de actuar en Italia fue bautizado desde hace ya mucho tiempo bajo el nombre de “estrategia de la tensión”. En los Estados Unidos tomó el nombre de “false flag operation” (operación de falsa bandera).

Por lo tanto Charlie Hebdo es algo similar a un agujero negro en el que a esta altura es imposible mirar en su profundidad. Y hay más de un motivo, como veremos más adelante, para pensar que la masacre del 13 de noviembre de 2015 también pasará a ser un agujero negro en el que tampoco podremos mirar porque nos lo impedirán. Es más, ya nos lo han impedido, como ocurre con todas las false flag operations, provocando una oleada emotiva gigantesca, imposible de superar mediante el razonamiento, el análisis, o recurriendo a los hechos que realmente ocurrieron.

¿Existe una relación entre ambos agujeros negros? Intentaremos descubrirla, si es que existe, disipando todas las sombras que están a su alrededor y que ya se están dilatando hasta oscurecer todo el panorama europeo. Y ya esta simple constatación induce a una reflexión. Cómo es posible que la acción de un grupo de jóvenes y muy jóvenes  (todos ciudadanos europeos, por lo general de escaso nivel de instrucción, con poca, o nula, preparación profesional y militar, que ya eran conocidos por la policía por haber cometido delitos pequeños, insignificantes delincuentes comunes) actuando abiertamente, al descubierto, haya podido producir efectos internacionales tan grandes como para trastornar no solo la vida de cientos de millones de personas en Europa, paralizando todas las mayores capitales, pero sobre todo, modificando las leyes fundamentales de los Estados, reglas de la convivencia civil.

En las reconstrucciones de la prensa los describieron como genios del mal, admirablemente capaces de usar todas las ventajas de la vida cotidiana del siglo XXI; que lograron moverse “en el entramado digital y en el transnacional mundo de hoy, eludiendo todo sistema de vigilancia, estableciendo contactos entre ellos, transportando enormes cantidades de armas y municiones, planificando sus acciones en forma impecable”. [2]

Dejemos de lado el retórico énfasis de estas casi excitantes (para los terroristas) narraciones. Hay algo extrañamente incongruente en este tipo de reconstrucciones periodísticas que, por otro lado, se expande y desborda en todos los medios masivos de comunicación del mainstream. Casi como si fuera que los periodistas ignoran lo obvio y es decir que a casi todos los terroristas ya los conocía la policía, que no parecería haber hecho nada para detenerlos.

Es evidente, a primera vista, la analogía con la forma en la que se “describieron” los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 al culto y al ínclita de todo el mundo. Pero los periodistas del mainstream occidental tienen una excusa: al no saber nada del 11/9 no podían comparar. A pesar de que desenfunden constantemente la analogía entre el 11/9 y el 13/11. Los lectores más ancianos recordarán que los 19 terroristas musulmanes que hicieron impactar los cuatro aviones (que al igual que estos últimos eran unos desgraciados) lograron concretar la gigantesca hazaña de anular las defensas de la máxima potencia mundial, armados simplemente con trinchetas También entonces, después de los casi tres mil muertos del World Trade Center y del Pentágono, llegó el famoso USA Patriot Act, que sustancialmente eliminó algunos artículos fundamentales de la Constitución o norteamericana. [3]

Son muy pocos los que comprendieron cuál era el nexo. Pero hoy la desproporción entre una pequeña causa y los inmensos efectos ha pasado a ser nuevamente tan estridente que no se la puede ocultar. La última vez que se decretó el estado de emergencia en Francia fue en mayo de 1961, cuando falló el “Putsch de Argel” que habría tenido que llevar al derrocamiento del Presidente Charles De Gaulle. El simple hecho de poner a Hollande a la misma altura de De Gaulle roza lo cómico.

Ahora, entrando específicamente en lo ocurrido y en la forma en la que le fue transmitido al público europeo, comencemos por recordar que el importante semanario “Paris Match” había previsto el “11 de septiembre francés” un mes y 11 días antes de que ocurriera, es decir, el 2 de octubre. Y lo había hecho a través de una entrevista con el jefe del pool antiterrorismo francés, el Juez Marc Trévidic. Quien profetizó: “Los ataques en Francia serán de una escala comparable a los del 9/11”. Podrá decirse que se trata de su oficio hacer predicciones. Pero ¿es posible que su posición, su cargo, realmente no le ofrecieran los instrumentos, ni las posibilidades como para afrontar a una banda de tan improbables estrategas del terror?

Además esta previsión no fue la única, ni algo aislado. Resulta que precisamente esa mañana se estaba realizando un simulacro de defensa civil que involucraría a la policía, al personal médico, a los bomberos, en el centro de París, para afrontar las consecuencias de una acción terrorista a gran escala. France.info dio la noticia, transmitiendo al aire la declaración de Patrick Pelloux. [4]

Una circunstancia doblemente singular porque Pelloux se viò por primera vez en YouTube pocos minutos después del atentado de enero, por haber estado en el lugar de la masacre en calidad de técnico médico para la emergencia y se salvó milagrosamente. “Estábamos preparados”, dijo Pelloux, en noviembre. Dejando la gran sospecha de que hubiera estado “preparado” también en las cercanías de la redacción de Charlie Hebdo, en enero. Y es solo una de las muchas cosas singulares ocurridas en ese día tan fatal.

Como escribió, con una buena dosis de sarcasmo, Roberto Quaglia: “¡viva las coincidencias! Porque ¿quién ha dicho que no pueda ser una coincidencia el hecho de que todas las veces ocurran exactamente las mismas coincidencias?” [5]

De hecho las analogías, o coincidencias, de las ejercitaciones militares paralelas a los atentados terroristas son una preocupante constante que no hay que dejar de tener en cuenta. Es decir que si por casualidad llegáis a saber que en algún lugar se está realizando una ejercitación militar haced lo posible por alejaros: estadísticamente existe una discreta probabilidad de que se transforme en un atentado terrorista.

Mirando apenas un poco hacia atrás en el tiempo de estos quince años de “lucha en contra del terrorismo internacional”, se descubre que casi todos los atentados terroristas de grandes dimensiones se vieron acompañados de ejercitaciones militares que estaban teniendo lugar en el mismo día, coincidiendo perfectamente. [6]

Lo que nos revela el extraño personaje Patrick Pelloux es la misma, idéntica, historia del 11 de septiembre de 2001, la verdadera. En ese momento también se descubrió, a posteriori, que en esa jornada fatídica se habían concentrado (en varios casos hasta incluso modificando la fecha prevista como para hacer coincidir todas en el mismo día) una decena de ejercitaciones militares de distinto tipo, todas destinadas a evitar un acto terrorista idéntico al que finalmente ocurrió ese día en New York y en Washington. [7] (No me detengo en un hecho como este, comprobado, documentado, pero totalmente desconocido por el gran público mundial. Invito solo a quienes tengan alguna duda a leer con atención las síntesis contenidas en las [notas]).

Exactamente lo mismo quedó comprobado en el caso de los cuatro atentados simultáneos de Londres del 7 de julio de 2005. En ese caso los “terroristas” aparcaron el coche en Luton, para tomar el tren para Londres. Dejando el ticket del pago del aparcamiento en el parabrisas, como si tuvieran pensado regresar a sus casas, por la noche, y no terminar sus días haciéndose explotar entre la gente ajena a todo ello. Los cuatro llevaban mochilas, como las que usan los estudiantes en cualquier escuela europea. Tres de éstas explotaron en tres estaciones diferentes del metro de Londres. La cuarta mochila, que llevaba colgada el joven de 18 años Hasib Mir Hussain, tuvo un destino ligeramente diferente, ya que él subió a un autobús de dos pisos que repentinamente se detuvo en un aparcamiento, en Tavistock. No se ha podido saber si el conductor tomó la decisión de detenerse después de haber escuchado en la radio lo que estaba ocurriendo en el metro, o cuáles podrían haber sido los otros motivos que lo llevaron a hacerlo. El hecho es que los pasajeros, los que sobrevivieron a la explosión, dijeron que el joven Hasib se había puesto a buscar con afán en su mochila, hasta que la misma, al igual que las tres anteriores, le explotó en la cara provocando el cuarto atentado de ese día. Esa misma tarde se supo que durante la mañana se había desarrollado una ejercitación “de prueba” que tenía que permitir a los más de 1000 participantes poder reaccionar rápidamente ante un cuádruple atentado explosivo en cuatro estaciones del metro. No es una suposición. De hecho quien lo dijo fue uno de los protagonistas directos: Peter Power, el director ejecutivo de la empresa privada “Visor Consultants” que estaba realizando el simulacro. La estupefaciente revelación fue transmitida el 7 de lulio por la noche, en “BBC Radio 5” (Live's Drivertime Program) y algo más tarde en la televisión, a través del “Canal ITV” pero a nadie le llamó la atención.

P.Power: Hoy a la mañana, a las 09:30 hs., estábamos en plena ejercitación, para una sociedad que cuenta con más de mil personas en Londres, la misma estaba basada en bombas sincronizadas y listas para estallar exactamente en las mismas estaciones del metro donde ocurrió esta mañana. Todavía me da escalofríos.

ITV: Para ser más claros ¿habíais organizado un simulacro para saber cómo manejar todo esto y ocurrió en el transcurso del mismo?

P. Power: Exacto, eran aproximadamente las 09:30 de la mañana. Habíamos planificado esta ejercitación para una sociedad, por razones evidentes no os diré el nombre, pero están mirando la televisión y lo saben. Estábamos en una sala llena de agentes de gestión de crisis  y que se reunían por primera vez. En cinco minutos nos dimos cuenta de que lo que estaba ocurriendo era real y hemos activado los mecanismos de gestión de la crisis para pasar de la reflexión lenta a la rápida y así sucesivamente.

Luego, durante más de tres años, cayó el silencio sobre la revelación. Sólo en 2008, precisamente el 3 de septiembre, Peter Power volvió a hablar sobre el tema en una conversación en el J7 Blog Post, y el 3 de octubre lo hizo nuevamente, con muchos detalles. No se ha sabido si alguna vez ha sido interrogado por los investigadores  británicos, evidentemente no menos “distraídos” que los franceses que condujeron las investigaciones sobre los dos atentados parisinos de 2015. [8]

No menos singular es la coincidencia que tuvo lugar en el atentado de la maratón de Boston, del 15 de abril de 2013. En ese caso también se descubrió, en el silencio general de los medios masivos de comunicación, que se había desarrollado un simulacro de supuesta defensa civil que se estaba desarrollando en forma simultánea. En uno de los videos que empezó a circular casi inmediatamente en internet aparecían dos flashes del “Boston Globe” ampliados, uno detrás del otro, publicados pocos minutos antes de la tragedia, en los que se anunciaba una noticia muy preocupante: “La policía efectuará una explosión controlada en el Nº 600 de Boylston Street”. Y  pocos minutos antes de esto otro flash citaba a funcionarios policiales y anunciaban una “explosión controlada dentro de un minuto, frente a la biblioteca, como parte de las actividades de un escuadrón de policía especializado en artefactos explosivos”.

En otros términos, la policía de Boston estaba detonando explosiones “controladas” en plena manifestación deportiva repleta de gente y simultáneamente a un atentado terrorista en el que explotaba, realmente, una bomba en medio de la gente. [9]

En todo este contexto no se logra decidir si eran más estúpidos los que inventaron una operación tan imbécil, o los periodistas que la consideraron normal, o los magistrados que la ignoraron.

En este caso el mainstream (norteamericano y, siguiendo sus pasos, también el mundial) bebe con gusto el caldo de las versiones oficiales, exactamente como ocurrió con la historia del ántrax después del 11 de septiembre de 2001, obviando  cualquier tipo de verificación respecto de las vertiginosas incongruencias de las reconstrucciones policíacas. También en el caso de Boston, uno de los dos presuntos terroristas (de quienes instantáneamente se destacó su origen checheno, si bien ambos jóvenes habían mantenido un contacto esporádico con su madre, que aún vive en Grozny) fue asesinado, mientras “oponía resistencia”, en las horas subsiguientes, si bien todavía eran visibles, en la web, las imágenes que mostraban su arresto, mientras lo subían a un auto de la policía, completamente desnudo y esposado. Y también se dijo que estaba siendo controlado por la policía desde hacía mucho tiempo. Su hermano menor había sido sepultado en una de las prisiones norteamericanas y no podrá volver a hablar por el resto de sus días.

Nadie logró descubrir los motivos que habrían llevado a los dos “chivos expiatorios” a cometer un gesto como ese. Como contraparte existe una impresionante cantidad de documentos fotográficos en los que se comprueba la presencia, en el lugar de la explosión, en medio de la multitud, de un grupo paramilitar denominado “Craft International”, fácilmente identificable por el vestuario y los distintivos que tienen por emblema una calavera y por slogan la siguiente frase: “La violencia resuelve los problemas”. El grupo aparece al principio dotado de mochilas negras y, al final, ya no tienen las mochilas, mientras los corpulentos jovenzuelos del la “Craft International” suben tranquilos en una camioneta negra. [10]

La historia y la crónica de estos últimos 15 años nos autoriza, como mínimo, a desconfiar. Pero, volviendo a los trágicos acontecimientos parisinos de 2015, no se puede evitar explicar algunas otras “extrañezas” inexplicables (es decir a lo que es difícil dar una respuesta incluso dándole plena credibilidad a las versiones oficiales y extraoficiales brindadas al público en general). Sobre todo se trata de informaciones que únicamente se pueden encontrar en la web. Ya que, siendo un lugar abierto a cualquier fantasía, manipulación, provocación, también contiene una parte importante de datos que es posible, haciendo un pequeño esfuerzo, verificar y que, precisamente por este motivo, el mainstream ignora arrogantemente. Por ejemplo se puede ver el caso del papel que cumplió uno de los santuarios de Internet: Wikipedia. Que esta vez se superó a si mismo. De hecho quienes hayan leído Wikipedia la noche del 13 de noviembre de 2015 habrán encontrado, a las 23:06 hs., un comunicado que decía así: “El Presidente francés ha declarado el estado de emergencia y cerrado las fronteras de toda Francia”. Lamentablemente la declaración de Hollande fue publicada solo a las 23:58 hs., es decir, 52 minutos después de la publicación realizada por Wikipedia. El autor del artículo es anónimo pero tiene un número que lo traiciona (y permitiría identificarlo). Dicho número es 82.45.236.70, hasta el momento no se ha sabido si han ido a buscarlo y a interrogarlo, pero es lícito dudar de esta eventualidad. Sin embargo sería interesante remontarse a su identidad, ya que él, o ella, parece que conocía de antemano muchas de las cosas que ocurrirían esa noche. No todas pero si muchas. Probablemente demasiadas. Él, o ella, “¿trabajaban?” frenéticamente para difundir informaciones sobre el atentado terrorista prácticamente en tiempo real. La masacre comenzó a las 21:16 hs. Si leemos el primer flash, el de las 23:00 hs., descubrimos que el fantasmal escritor era un “periodista” extraordinario que no solo lograba anunciar anticipadamente el texto de una declaración idéntica a la realizada por el Presidente francés, sino que además en dos horas y 50 minutos, logró dar una descripción de los acontecimientos con toda una serie de detalles que ningún ente de información, ninguna agencia, ningún resumen radiofónico, había podido hacer hasta el momento. Al público que consultó Wikipedia, desde las 23:06 hs. hasta la media noche del 14 de noviembre, le ofreció nada más y nada menos que 13 actualizaciones de lo que estaba ocurriendo en París en esas horas. Pero otro acontecimiento singular ocurrió en el marco de este caso extraordinario: a las 00:00 hs. las 13 actualizaciones fueron borradas y desaparecieron de la página. Quizás alguien se dio cuenta de que el Presidente francés había hablado “después” de la publicación de Wikipedia. Pero habría sido suficiente con borrar el flash de las 23:06 hs. ¿Por qué los 13? ¿Acaso porque los otros habían salido demasiado temprano? O ¿tal vez porque el objetivo ya había sido alcanzado y no se quería dejar huellas? En todo caso la pregunta sin respuesta es: ¿por qué lo hicieron? No podemos saberlo. Tal vez el objetivo era simplemente el de utilizar la reconocida autoridad de Wikipedia para difundir una determinada narración del acontecimiento, anticipándose prácticamente a todas. Es decir “orientándolas”. Y no sabríamos nada de todo esto si no hubiera sido que alguien estaba siguiendo esta maniobra de comunicaciones “anticipadas” y que sintiéndose intrigado realizó un back-up completo de las 13 versiones y las dejó a nuestra disposición, intactas, para nuestra reflexión. [11]

Dónde se encontraban en esas horas los señores y las señoras responsables de la dirección del usuario IP/82.45.236.70 es algo que no podemos saber. ¿Por qué brindaron este servicio y luego lo borraron? Es un misterio aún más complejo. Lo único que se obtiene de la lectura de las 13 actualizaciones, que luego fueron borradas, es que sumadas dan una versión muy precisa, “árabe-musulmana”, de lo que ocurrió: los monstruos que recorren las calles de París son terroristas, suicidas, islámicos. Para detenerlos hay que imponer el Estado de Emergencia. La sorpresa es total, es imposible prever algo similar. Nada más: es hora de llorar los muertos, de darle espacio al miedo y al dolor. El 14 de noviembre por la mañana se vio marcado por este “leitmotiv” del mainstream mundial.

Es solo que, como ya estamos viendo, en esta síntesis extrema hay muchas cosas que no cuadran. Sería suficiente con agregar a la lista las advertencias, los anuncios, los rumores, las alarmas de las últimas horas, y tendríamos que concluir que únicamente los estúpidos irremediables, o los incapaces absolutos, no se habrían podido dar cuenta del olor a quemado. Al punto tal que, como se vio, los mismos investigadores, la magistratura, las fuerzas del orden, los Servicios Secretos, no solo los franceses, incluso llegaron a proclamar Urbi et orbi el peligro inminente. De hecho ¿cómo podemos interpretar la alarma de bomba que esa misma mañana, la del 13 de noviembre, hizo evacuar a toda velocidad la Gare de Lyon, así como también, simultáneamente, el hotel en el que se alojaba el equipo de fútbol de la selección alemana que tenía que jugar esa tarde en contra de la francesa? Consideremos además el reporter de Abu Dhabi Sports que, hablando desde el borde del campo de fútbol poco antes del comienzo del partido, dijo que las autoridades francesas habían sido avisadas el día anterior de la presencia de una bomba en el Estadio. Él mismo sabía que algo no andaba bien esa tarde. [12]

Además, siempre a propósito de extrañezas asombrosas, la alarma había sido enviada desde mediados de agosto y correspondía también y específicamente al Bataclán, la “salle de spectacles” donde posteriormente ocurrió gran parte del atentado. Así lo reveló el antes mencionado Trevidic, que ahora es vice Presidente de la Alta Corte de Lilla, después de haber interrogado a un tal Reda Hamd, arrestado a su regreso de Siria. Tendría que haberse reunido con Abdelhamid Abaaoud, pero seguramente era muy conversador. De hecho le reveló al magistrado que “el blanco más concreto para un próximo atentado terrorista habría sido una sala de conciertos de rock de París”. El Bataclán, se supo más tarde, había sido señalado como un posible objetivo terrorista “al menos dos veces antes”. [13] Y si contamos son tres.

Luego llegó la tragedia, muchos, demasiados, casi todos eran jóvenes y muy jóvenes, fueron asesinados. Si bien el número de los muertos siga siendo, hasta el momento, bastante poco claro, así como es totalmente misterioso el balance y las características de la eliminación del grupo de asesinos.

Pero lo que no concuerda es el relato, que contiene demasiadas piezas inexplicables. Y una única fuente: la de la policía y de los Servicios Secretos. Los periodistas escribieron y dijeron mucho: pero lamentablemente ninguno de ellos vio nada. De principio a fin. Y lo que cuentan, en sus columnas periodísticas, en las emisoras radiales y en los canales de televisión, es la confusa montaña de versiones oficiales, para luego dar voz a las de segunda, tercera, cuarta mano, pero que ninguna de ellas puede ser comprobada aunque a todas se las haya considerado como creíbles, es más, certeras.

Luego están los verdaderos inventos, como el, realmente cómico, del “terrorismo de dardos”, en base al cual Abaaoud habría arriesgado a sus hombres, en los meses anteriores, tirando al blanco una serie de dardos, a tontas y a locas, hasta que uno habría llegado al centro. [14]

Es decir que el jefe del sangriento complot, que obviamente ha muerto y que por lo tanto ya no está en condiciones de confirmar, o desmentir, habría estado “bajo una creciente presión para hacer algo grave”.

¿Presión de parte de quién? ¿Había alguien que tiraba las riendas? ¿Quién era?

La respuesta a estas preguntas no existe, es decir que toda la compleja operación, y sus gigantescas consecuencias, serían fruto de una mente y de la organización de un incauto narcisista delincuente menor, que habría pasado meses “tirando dardos” hasta que uno, al menos uno, diera en el blanco. Uno de estos “dardos” habría sido el caso del joven marroquí de 26 años, Ayoub El Khazzani, que en agosto salió del toilette de un tren de alta velocidad dirigido a París, armado con un kalashnikov, solo para que luego lo desarmaran, sin haber disparado ni un solo tiro, tres providenciales pasajeros norteamericanos. En fin, Abaaoud andaba a tientas, siempre que fuera él quien estaba a cargo del asunto. Y, dado que su comportamiento altamente extravagante (siempre según las fuentes policíacas y de otros expertos militares a quienes los periodistas pidieron ayuda para explicar lo inexplicable), no se puede excluir la hipótesis de que el jovenzuelo se encontrara en un estado de inquietud.

¿Quién es la fuente de esta información? Un tal Louis Caprioli, ex subjefe de la unidad antiterrorista interna francesa. “En este 2015 todo había salido mal hasta ahora – dice Caprioli – fracasos, fracasos bochornosos”. ¿Y Charlie Hedbo? Un innegable éxito del terrorismo, ocurrido a punto en el 2015. . Luego llegaría el salto cualitativo del 13/11, es decir, pasar de un kalashnikov que no disparó una sola bala a un grupo de “al menos nueve” sicarios. En realidad eran muchos más.

Si luego examinamos lo que sabemos del jefe de estos tres grupos comando, precisamente Abdelhamid Abaaoud, descubrimos un cuadro desconcertante. Casi todos los resúmenes, o relatos, lo describen como un “soldado de infantería”, convertido (no se sabe cómo) en “coronel en la jerarquía del Estado Islámico”.

Cuando llegó por primera vez a Siria “recibió la orden de recoger los cuerpos de los soldados caídos en batalla” y, específicamente, de “vaciar sus bolsillos”. Claramente tenía una predilección por el espectáculo. Apareció varias veces en la revista online de la Jihad, “Dabiq”, en algunas ocasiones se mostraba muy sonriente irónicamente mientras descargaba cadáveres de una pick-up, en otras tomándole el pelo a los Servicios Secretos que no habían logrado alcanzarlo mientras pasaba a través de las fronteras europeas, y en otras más amenazando con atentados.

Según David Thompson, autor de un libro sobre los franceses yihadistas, Abaaoud “era considerado como nada especial”. Lo que parecería calificarlo como alguien con mayor experiencia parecía ser su habilidad para escapar de los controles. Una de las hazañas más sorprendentes fue la del 20 de enero de 2014, cuando se llevó con él a su hermano de trece años, Younes, hacia Siria. Los hicieron parar en el control de pasaportes. De hecho Abaaoud estaba en la lista de buscados. [15]

Pero Abaaoud declaró que él y su hermano estaban yendo a visitar a su familia en Turquía y los dejaron pasar. Por lo tanto es difícil decir si es más increíble el comportamiento de las autoridades de la policía francesa y belga, o el del mismo Abaaoud que se expone al riesgo de ser arrestado con tal inconsciencia y falta de precaución. Estamos frente al retrato colectivo de policías que han sido repetidamente incapaces, con un terrorista “islámico” bastante torpe como objetivo, que repetidamente arriesga que lo arresten por su total inconsciencia. A menos que se sintiera seguro de que no lo arrestarían hasta que cumpliera su misión. Habría que preguntarse cómo puede ser que los periodistas que escribieron estos resúmenes no fueran capaces de formular los interrogantes que aquí surgen a primera vista. Estamos ante colegas que parecen haber sido privados del beneficio de la duda. Algo que, probablemente, influirá positivamente en sus carreras periodísticas. [16]

Pero este es otro tema, que tiene que ver con la Gran Fábrica de los Sueños y de las Mentiras. Lo que llama la atención, entre las muchas sorpresas preocupantes, es el hecho de que en realidad no exista una sola foto del interior del Bataclan después de la masacre. Algo muy extraño, que supera toda imaginación en la época moderna en la que casi todos, y seguramente todos los que habían ido a escuchar el concierto, tienen en su bolsillo un teléfono celular capaz de fotografiar y de filmar. A esta altura ya nos hemos acostumbrado a ver imágenes terroríficas fotografiadas y filmadas por los protagonistas mismos, en las condiciones más impensables y dramáticas. ¿Es posible que ni uno de los cientos de sobrevivientes haya hecho algo similar? Queda claro que nadie podía tomar fotografías en la oscuridad, ni durante el tiroteo. Pero una vez que terminó la masacre y que entró la policía ¿nadie pensó en registrar lo que estaba ocurriendo? En uno de los pocos videos, el filmado por un testigo con su teléfono celular, desde la ventana de un edificio ubicado en la calle adyacente, se puede ver, entre los cuerpos de los muertos que yacen en el suelo al lado de la salida lateral del local, que uno de los heridos enciende su teléfono y trata de explicar, quizás con un amigo, o con un familiar, cuál es su situación. Pide auxilio mientras aún se escuchan algunos disparos, espaciados, que vienen desde el interior. ¿Es posible que ninguno de los sobrevivientes haya hecho lo mismo? Es extraño. Sin embargo una búsqueda realizada en Google revela que efectivamente estas fotos no están. Y que la única que aparentemente existe es absolutamente extraña. En la misma aparece una larga línea roja curvilínea en el suelo, parece haber sido hecha arrastrando algún objeto manchado de rojo, de aproximadamente un metro, alrededor de los cuerpos de los muertos (es decir que los cadáveres ya estaban en el suelo, en esas posiciones y que quien dibujó esas líneas rojas lo hizo “alrededor” de loscuerpos). Mientras que muchos cadáveres de las casi 15 víctimas visibles en la foto aparecen extrañamente sin manchas de sangre. [17]

Pero unos meses más tarde el asunto de la “única foto” se volvió aún más complicado cuando un periodista francés, Hicham Hamza, fue arrestado e incriminado oficialmente por “violación del secreto instructorio y difusión de imágenes gravemente lesivas para la dignidad humana”. Hamza escribe para la página de internet: www.panamza.com, que ya había pasado cuidadosamente por el tamiz todo el caso de Charlie Hebdo. ¿Qué fue lo grave que hizo? El 15 de diciembre de 2015 divulgó esa foto tomada desde el interior del Bataclan, sacada aparentemente pocos minutos después del atentado. ¿Quién la tomó? No se sabe. El hecho es que Hamza la encontró en un tweet firmado “Israele News Feed” (@IsraelHatzolah”. Por lo tanto la única foto del Bataclan fue dada a conocer por una página de internet israelí. Maurizio Blondet, quien reveló esta circunstancia para los lectores italianos, se adentró en la investigación levantando una piedra debajo de la cual había muchos interrogantes que se movían. “Israel Hatzolah - escribió Blondet- es prácticamente lo mismo que 'United Hatzolah', una ONG israelí de paramédicos que colabora con el ejército de Israel”, y cuyo presidente es Mark Gerson, un judío-norteamericano que fue director ejecutivo del think-tank “Project for The New American Century” (PNAC). [18]

Para aquellos que no tienen poca memoria, se trató del centro de difusión de las ideas de los neocon que conquistaron el Gobierno de los Estados Unidos con George Bush Jr. y con todo el equipo que estuvo a cargo de la “New Pearl Harbor” del 11 de septiembre de 2001, y que llevaron a los USA a invadir Afganistán e Iraq. Por lo tanto la única foto del Bataclan post masacre fue difundida al público por una fuente israelí connivente con los neocon. [19]

Pero Blondet fue más allá. El Bataclan pertenecía, desde el lejano 1976, a la familia judía de apellido Toutou, y fue vendido el 11 de septiembre de 2015, es decir dos meses antes del atentado. [20]

Los viejos propietarios se habrían mudado a Israel inmediatamente después de la venta. Coincidencias, nada más que coincidencias, obviamente. Excepto que el periódico “Times of Israel” escribió, luego de la masacre, que “los responsables de la seguridad de la comunidad judía habían sido advertidos anticipadamente sobre la inminencia de un grave atentado terrorista”. [21]

La noticia, que posteriormente fue censurada, incluía el nombre del autor de la advertencia: el banquero Edmond De Rothschild. No menos extraña es la entrevista concedida por Jesse Hughes, el solista de la banda “Eagles of Death Metal”, al periódico digital “Fox Business Network” cuatro meses después de la masacre. En la misma el cantante reveló que esa noche “seis hombres encargados de la seguridad detrás de bambalinas, inexplicablemente estaban ausentes. Quizás – agregó Rothschild – tenían razones para no venir”.

Las dudas aumentan. Otra de ellas surge del examen colectivo del escuadrón de carniceros que actúo la noche del 13/11. Tenemos nueve nombres, los mismos fueron revelados por la policía. Ocho de ellos están muertos. El único sobreviviente sigue prófugo mientras escribo estas líneas. De siete conocemos un poco de sus biografías. Por ejemplo que todos estaban fichados. Es decir que estaban siendo controlados. Los antecedentes penales de todos eran los correspondientes a un delincuente común. Ninguno tenía un pasado de ferviente creyente y practicante. Solo a partir del 2013 algunos de ellos comenzaron a mostrar un más o menos intenso feeling religioso que los impulsaría a ponerse en movimiento. Ya se ha dicho algo de Abdelhamid Abaaoud. Estuvo en la cárcel varias veces por robo y agresión. Los dos hermanos Abdeslam, Ibrahim (31 años) y Salah (26 años), eran propietarios, hasta el 5 de noviembre (es decir siete días antes del atentado) de un bar en el barrio de Molenbeek en Bruselas, llamado “Les Beguines”, que era frecuentado por prostitutas y donde se vendía droga. La ex mujer de Ibrahim, Niama, habla de él como de alguien que “fumaba porros, dormía todo el día y no se quejaba de Occidente”.

¿A vosotros os parece que puede ser la figura de alguien que, ocho días más tarde, se hiciera explotar en un bar de Boulevard Voltaire? Se sabe que Samy Amimour estaba siendo vigilado por la DGSE, el servicio de intelligence francés, desde 2012. Cuando lo arrestaron, para tenerlo en una celda de aislamiento durante 86 horas, le encontraron en su casa una historia de los profetas, instrucciones sobre la dieta de un buen creyente, una copia de la revista deportiva “L'Equipe” y otra de “France Football”. Su “nickname” es el de un famoso fisicoculturista: Samy Coleman. Es decir, era un fisicoculturista que le gustaba el fútbol. Al ser interrogado dijo que era partidario de la “Jihad defensiva” y que no podía “ni siquiera concebir el martirio”. Él también se habría hecho explotar en el Bataclan cuando llegaron las fuerzas policiales.

Ismael Omar Mostefai había sido fichado por la policía ya desde 2010, arrestado ocho veces, pero después de haber fracasado en el concurso para entrar en la policía.

Foued Mohamed Aggad: estaba siendo vigilado en forma especial, era uno de aquellos que en la ficha signalética tienen la “S”. Antecedentes por venta de drogas y peleas varias. El más inocuo del grupo era Bilal Hadfi: denominado Billy Hood, de 20 años, fichado también él. Bebía y se dedicaba a molestar muchachas.

Había dos más, sobre cuyos nombres verdaderos han surgido muchas dudas porque es probable que hayan tenido pasaportes falsos. De todos modos no se sabe nada de ellos. Nombres iguales: Ahmad al Mohammad e Mohammad al Mahmoud, se dice que llegaron desde Siria, a través de Turquía, ambos volaron por los aires en las cercanías del Stade de France, y por lo tanto figurantes cancelados en el olvido del peróxido de acetona. Aquí termina el recuento.

De los nueve apenas mencionados cinco serían los que, siempre según el relato de la policía, volaron por los aires (tres en el Estadio, es decir Hadfi, Ahmad y Mohammad; uno, Hamimour, explotó -aparentemente- en el Bataclan; el oltro, Ibrahim Abdeslam, explotó en un bar de Boulevard Voltaire). Cuatro de ellos quedaron con vida, hasta el momento. Uno de estos es  Salah Abdeslam, hermano de Ibrahim, este último ya había explotado en el Comptoir Voltaire. La policía informó que, después de la masacre de París, Salah volvió a Bélgica en coche, junto a otros dos pasajeros. Podrían ser Mostefai y Aggad, los dos que entraron con fusiles kaláshnikov en el Bataclan y que salieron con vida (Amimour oficialmente se hizo explotar). Pero no es seguro.

Si los dos en cuestión murieron en el Bataclan significa que al menos otros dos de los participantes de la operación se salvaron, es decir, el team era más numeroso de lo que se ha dicho. Lo que es seguro es el hecho de que “detuvieron el coche 3 veces en el control policial, la última fue el 14 de noviembre a las 9 de la mañana, en Cambrai, a apenas 50 kilómetros de la frontera belga (en estos momentos, a cualquier conductor con la piel un poco oscura lo hacen detenerse, explicó el abogado de los arrestados menores) y los agentes no encontraron nada extraño”. [22]

Y ahora nos enfocaremos en los tres suicidios alrededor del Estadio. A las 21:20 hs. el primer kamikaze saltó con su cinturón explosivo en la puerta D del Estadio después de que le impidieran ingresar. Además de él resultó herido de muerte un transeúnte que se encontraba a poca distancia. A las 21:30 hs. Salah Abdeslam el segundo kamikaze explotó en un restaurante. La vitrina apenas se destrozó un poco. No murió nadie más a parte de él. A las 22:00 hs. el tercer kamikaze explotó mientras se encontraba al ingreso de una calle sin salida. Como si estuviera tratando de esconderse. El balance de las tres explosiones: tres kamikazes muertos y un civil muerto. En lugar de un atentado en este caso se puede hablar, con razón, de un “atentado fallido”. El estupor de Blondet, y el mío, quedó confirmado por el de la agencia “France Presse”, que al citar una fuente anónima de la policía, escribió: “Es incomprensible. Es un milagro que haya habido tan pocas víctimas. Concretamente lo que hicieron (los yihadistas, n.d.r.), además de suicidarse, no tiene ningún sentido. Si pretendían hacer una carnicería la tendrían que haber hecho al ingreso, o a la salida de los espectadores (...), aquí vemos solamente a dos tipos que se suicidaron”. La policía francesa está distraída, pero alguien razona. Aunque en realidad prefiere permanecer anónimo.

Ahora vamos a ver lo que le ocurrió al cuarto terrorista suicida. Solo a las 21:45 hs. quince minutos después del segundo kamikaze del Estadio y quince minutos antes del tercero. Ibrahim Abdeslam está sentado en la “terrasse, en el Nº 253 del Comptoir Voltaire”. Los testigos, el dueño del local y los camareros, recuerdan que se quedó callado y tranquilo. Y antes de volar por los aires no gritó nada, no alabó al Profeta. Cuando la camarera se acercó para tomarle la orden ocurrió la explosión. Él murió y ella, por más que quedó gravemente herida, quedó con vida. Hasta el momento el balance da: cuatro kamikazes muertos, un único transeúnte desgraciado que los acompañó en el paso a mejor vida. La anomalía de la situación se volvió enorme. Y cada vez más inexplicable, viendo las condiciones en las que ocurrió todo. Aún más considerando que Ibrahim habría sido quien alquiló el SEAT negro y lo aparcó en Montreuil, dejando en su interior tres kalashnikov con cinco cargadores llenos y 11 vacíos. Algo incoherente. ¿Qué hacían con 11 cargadores vacíos? ¿Eran los del Bataclan? Pero ¿quién se los llevó? En ese caso sería que sobrevivieron. ¿Acaso él también tenía que participar en los tiroteos? Pero no lo hizo. ¿Quizás su tarea era la de esperar a los carniceros del Bataclan y llevarlos fuera de la ciudad? Pero entonces ¿por qué se hizo explotar antes de que comenzara la masacre? ¿Y en esa forma, insensata como la de los otros tres suicidios?

Aquí también se destaca la asombrosa capacidad de los periodistas de los grandes entes de información de creer en todo: ¿Puede ser que no haya ni uno que una todas las piezas del puzzle que se presenta a los ojos de todos? ¿Es posible que a nadie se le haya ocurrido la posibilidad de que a los cuatro kamikazes los hayan hecho volar por los aires a través de un sistema de accionamiento a distancia? Es decir, que no hayan sido ellos los que decidieron el momento, los que apretaron el botón fatal, sino alguien más (a la luz de los acontecimientos) también él habría sido como mínimo un incauto, que se encontraba en algún otro lugar?. ¿Acaso no se podría llegar a plantear que al menos alguno de ellos no supiera nada de estar destinado a ser un kamikaze, y que le habían entregado un teléfono celular para mantener las comunicaciones con los demás miembros del grupo comando? Un celular que en realidad estuviera lleno de explosivo y que se pudiera controlar a distancia (de esta forma se explicaría lo débil que eran las cargas explosivas)? Estas son todas hipótesis, para nada descabelladas, si recordamos cuántas veces en los detectores de metal de un aeropuerto los guardias de seguridad piden que quien pasa por ellos encienda el teléfono para asegurarse que realmente lo es. [23]

Y ¿qué decir de los dos teléfonos celulares encontrados por la policía: uno en las cercanías del Estadio y el otro en las del Bataclan? Parecería ser que esta banda de  desprevenidos sanguinarios haya dejado deliberadamente las huellas necesarias para la reconstrucción de los hechos. Y se supo (siempre en base a las informaciones póstumas brindadas por los investigadores) que se realizaron constantes llamadas telefónicas entre el celular de Abaaoud y el de al menos uno de los kamikazes del Estadio, mientras que un miembro del trío del Bataclan habría avisado, no se sabe a quién, a través de un sms, que el atentado estaba por comenzar. Estos son los descubrimientos que la policía dejó trascender en varios momentos de las investigaciones. [24]

Dejo de lado muchas más informaciones de las recopiladas por Maurizio Blondet [25], en las que testigos oculares hablan de otros sicarios, de alta estatura, de piel blanca, que llegaron a bordo de un Mercedes negro, atléticos, vestidos de negro, que “parecían militares, o mercenarios”, eficientes y operativos en los tiroteos en contra de bares y restaurantes. O de los cuatro que “parecían muertos vivientes, como si estuvieran drogados”, que se quedaron a bordo de un Polo negro con matrícula belga, estacionado no muy lejos del Bataclan, durante casi dos horas. Eran tan sospechosos que un cliente de un local vecino intentó advertir a la policía, pero sin éxito.

Hasta la conclusión de la masacre del 18 de noviembre, tan inverosímil como todo lo visto hasta ahora. La policía (la DGSE) encontró la guarida de una parte de los terroristas en el barrio de Saint Denis, en un apartamento del tercer piso de Rue de Corbillon. Habían pasado poco más de 3 días. Eran las cuatro de la mañana del 18 de noviembre. El barrio fue evacuado y rodeado por un enorme despliegue de fuerzas militares y policíacas. Los terroristas no podían escapar. Habría sido fundamental arrestar a alguno de ellos con vida para que pudiera contar todo lo que sabía. En cambio las fuerzas de policía dieron la orden de abrir fuego.

Luego comunicarían que se dispararon más de 5.000 proyectiles, fomentando así la sospecha de que el objetivo de la operación hubiera sido el de que nadie saliera con vida. Quienes estaban dentro, se supo después, eran solo tres. La única mujer, prima de Abaaoud, Hasna Aitboulahcen, gritando desesperadamente intentó avisar a la policía que ella no tenía nada que ver. Según la versión policial ella se hizo explotar y luego fue rectificada diciendo que murió por la onda expansiva de la explosión provocada por uno de los dos hombres que se inmoló. Quiénes eran nos lo cuenta la policía. De uno de ellos se desconoce su identidad. Lo único que quedó de él fue una porción de su cráneo. En cambio del otro, según la reconstrucción del periódico “La Repubblica”, que ya hemos citado, se sabe todo. Fue suficiente con “la falange del dedo de una mano”, el único “pedazo de un cadáver desmembrado por la explosión de un chaleco lleno de TATP (peróxido de acetona)”, para deducir que ese dedo pertenecía a Abdelhamid Abaaoud. Esta vez la carga explosiva era tan poderosa que hizo volar por los aires a tres personas de una sola vez: ¡nada que ver con las de los otros kamikazes! ¿Era realmente necesario disparar 5.000 proyectiles? Hicieron todo solos. Habría sido suficiente con esperar el amanecer. El recuento final del grupo de sicarios islámicos dice que oficialmente resultaron muertos ocho de ellos. Los seis kamikazes asesinaron a un solo civil. Tres escaparon, de ellos al único que conocemos es a Salah, de los demás dos son desconocidos. Quizás coinciden con Mostefai y Aggad que salieron con vida del Bataclan, pero no es seguro. De los jovenzuelos vestidos de negro que bajaron de un Mercedes no han quedado huellas en los flashes oficiales. ¿De quién era la porción de cráneo? ¿Quién fue el que armó las bombas y preparó los explosivos? ¿Por qué los teléfonos celulares quedaron en el suelo? ¿Por qué ocurrió el asalto en el barrio Saint Denis? ¿Los kamikazes eran “guiados por control remoto”? Es decir ¿había alguien más que apretaba los botones de los detonadores? ¿Por qué no existen fotografías del salón del Bataclan después de la masacre?

Quizás será necesario recurrir nuevamente al secreto militar. El que escribe no tiene respuesta a ninguna de estas preguntas. Pero esto no lo priva de la posibilidad de formular simples hipótesis. Vuelvo al atentado de Charlie Hebdo. El secreto militar del Ministro Cazeneuve detuvo la investigación en el momento que se supo los contactos entre un informante que actuaba siguiendo órdenes de los Servicios Secretos franceses y el terrorista Amedy Coulibaly. La policía a nivel mundial acostumbra infiltrar hombres y mujeres pertenecientes a sus fuerzas en las organizaciones criminales y terroristas. Y, simultáneamente, usan a los criminales y a los terroristas, a los que anteriormente han arrestado, como instrumentos para obtener información por medio del chantaje. De aquí a utilizarlos como actores, participantes, chivos expiatorios para que se exhiban ante el público en caso de necesidad, el paso que hay que dar es muy corto. Aún más fácil es cuando estos chivos expiatorios no saben que lo son  y actúan convencidos de ser héroes que luchan por su causa, sea cual sea. Y cuanto más fanáticos son más posibilidades hay de guiarlos hacia objetivos oportunamente prefijados. Con estos medios se pueden realizar pequeñas y medianas provocaciones. Pero también se pueden poner en práctica, cuando es necesario colosales, sangrientas false blag operations, operaciones en las cuales poder enarbolar ante los ojos del público una “bandera falsa”, mientras que quienes las han organizado permanecen en el absoluto anonimato. En este caso, al menos siete de los kamikazes fallecidos en el ataque terrorista del 13/11 estaban en condiciones de poder ser chantajeados. La libertad de movimiento de la que gozaban sugiere que incluso estaban sometidos a alguna red de seguridad.

La tarea de la democracia, si existe, es la de descubrir a quienes orquestan este tipo de operaciones. El secreto militar, el secreto de Estado, por el contrario, sirve para proteger a los Servicios del Estado que – tal vez trabajando para otros Estados – se desvían de sus objetivos y de sus deberes. A menos que, como nos recordó Wikileaks, sean otros Servicios Secretos (o sectores desviados), de Estados amigos, a los que es imposible desenmascarar, precisamente porque son oficialmente amigos, los cuales organizan las false flag operation para castigarnos cuando nos volvemos desobedientes. Alguien podría no soportar que nosotros, los europeos, nos consideremos “aliados pero no alineados”. Ni siquiera en cuestiones secundarias. Tenemos que estar de rodillas, siempre, de lo contrario podríamos ser objeto de “una lista de objetivos de represalia, que cree un cierto sufrimiento”. [26]

Si es éste el estado de cosas nosotros, los europeos, tenemos que preguntarnos si estamos dispuestos a permitírselo.

Video: http://www.antimafiaduemila.com/rubriche/giulietto-chiesa/59352-i-misteri-dell-attentato-di-parigi-del-13-novembre-2015-e-non-solo.html

ACLARACIONES:

[1] Avis n° 2015-09 du 18 juin 2015 (Journal Officiel de la Republique Française): contiene la noticia de una carta del 1º de junio de 2015, en la cual el Ministro del Interior B. Cazeneuve se opone a una solicitud de desclasificación de importantes documentos relativos a la investigación realizada por parte de la instancia de los Jueces del Tribunal de Lilla. La comisión consultora para el secreto acerca de la defensa nacional le da razón al Ministro. Solo el 10 de septiembre la noticia fue revelada al público en general a través de la página de internet francesa Mediapart, donde, según lo afirmado por Karl Laske, se sabría que la investigación de los Jueces franceses: Stanislas Sandrapos y Richard Foltzer, en relación al trayecto que recorrieron las armas del difunto terrorista Coulibaly se detuvo en el momento que se descubrieron los contactos entre los terroristas y los Servicios Secretos franceses. Dicha investigación de la magistratura había revelado que Coulibaly le compró las armas a un tal Claude Hermant, importador de armas a través de la sociedad comercial “Seth” con sede en Haubourdin, y colaborador de los Servicios Secretos franceses.

http://www.greffiernoir.com/charlie-hebdo-amedy-coulibaly-claude-hermant-kouachi-suvivalisme-seth-outdoor-bad-terrorisme.
[2] Stacy Meichtry - Joshua Robinson, "Paris Attacks Plot Was Hatched in Plain Sight", The Wall Street Journal, 27-29/11/2015.

[3] “Para la ley en cuestión se utilizó un acrónimo orwuelliano: 'USA PATRIOT Act' es la síntesis de “Uniting and Strengthening America by Providing Appropriate Tools Required to Intercept and Obstruct Terrorism Act”, o sea, “Ley para unir y reforzar a Norteamérica ofreciendo los instrumentos adecuados para interceptar y bloquear al terrorismo”. A través de ese nombre se etiquetó con una perentoria etiqueta de patriotismo a una medida muy delicada que en realidad deja sin efecto a muchas leyes de garantía. La administración Bush, con un método chantajista (si alguien se opone a algo que se llama Patriot se convierte por definición en 'antipatriótico'), apuntó inmediatamente a acallar las críticas y prevenir discusiones sobre los inevitables abusos” (cfr. Pino Cabras, Estrategias para una guerra mundial, Aisara, 2008).

[4] Ver http://megachip.globalist.it/Detail_News_Display?ID=124650&typeb=0&l-isis-vuole-farsi-bombardare-anche-dalla-francia-cosa-c-e-di-strano-

[5] idem, aclaración 4.

[6] Ver http://megachip.globalist.it/Detail_News_Display?ID=58814; y también

http://megachip.globalist.it/Secure/Detail_News_Display?ID=58822&typeb=0  o bien

http://megachip.globalist.it/Detail_News_Display?ID=123641 .

[7] http://www.globalresearch.ca/the-military-drills-of-september-11th-why-a-new-investigation-is-needed/6906.

[8] http://www.julyseventh.co.uk/july-7-terror-rehearsal.html.

Es interesante destacar que también durante el atentado de Oslo, del 22/07/2011, como reveló el periódico noruego más importante (Aftenposten), la escena del crimen repitió literalmente los simulacros que los organismos de seguridad estaban llevando a cabo en esa misma jornada. Solo porque horas antes que Anders Behring Breivik comenzara a disparar a los chicos de  Utøya los equipos de emergencia de la policía acababan de terminar un simulacro en el que habían experimentado una situación casi idéntica: “un ataque terrorista en el que el único objetivo de uno o más ejecutores consistía en disparar a la mayor cantidad de gente posible y luego, cuando llegara la policía abrir fuego en su contra. “Era demasiado similar al esquema. Así lo quiso la casualidad”, declaró una fuente muy atendible de la policía, que pidió mantenerse en el anonimato”. (http://megachip.globalist.it/Detail_News_Display?ID=63448).

[9] http://megachip.globalist.it/Detail_News_Display?ID=73597&typeb=0&boston-una-prova-generale-

[10] http://www.taringa.net/posts/info/16639290/El-falso-atentado-de-boston.html.

[11]http://web.archive.org/web/20151114090307/

http://goldenageofgaia.com/2015/11/13/wikipedia-full-coverage-paris-massacre-less-two-hours-event/

[12]https://www.facebook.com/ShehabAgency.MainPage/videos/vb.179609608748134/1235849639790787/?type=2&theater

[13] R. Callimachi, K. Bennhold and L. Fourquet, "How the Paris Attackers Honed Their Assault Through Trial and Error", New York Times, 30 de Noviembre de 2015.

[14] Idem. Dartboard terrorism.

[15] “Figuraba en la base de datos de todos los Países europeos pero regresó a Europa como si estuviera por irse de vacaciones al Club Med” New York Times, 30/11 (frase atribuida por el  NYT a la madre, anónima, de uno de los yihadistas fallecidos en combate en Siria. Sin embargo habría que dudar sobre el hecho de que una madre de un terrorista adopte este tipo de lenguaje y que haga referencias turísticas de este tipo).

[16] Me refiero especificamente a tres reconstrucciones de los acontecimientos:1)Wall Street Journal (27-29/11), firmada por Mathhew Dalton, Inti Landauro, Noemie Bisserbe, Mohammad Nour Alakraa, Matt Bradley, Dana Ballout, Giada Zampano, Anton Trojanovski; 2) La citada por el New York Times (30/11), firmada por K. Callimachi, K. Bennhold, L. Fourquet; 3) La Repubblica (20/11), bajo la firma de Carlo Bonini, Giuliano Foschini, Anais Ginori, Fabio Tonacci.

[17] https://www.youtube.com/watch?v=dQVonrSvp78&feature=youtu.be. Minuto 6:53.

[18] www.maurizioblondet.it/vietato-indagare-sugli-attentati-parigi/

[19] http://www.panamza.com/151215-bataclan-jerusalem/

[20] http://www.timesofisrael.com/jewish-owners-recently-sold-pariss-bataclan-theater-where-is-killed-dozens/

[21] http://www.timesofisrael.com/jewish-owners-recently-sold-pariss-bataclan-theater-where-is-killed-dozens/

[22] http://www.maurizioblondet.it/parigi-qualche-kamikaze-era-radiocomandato/ Debo a la reconstrucción realizada por Maurizio Blondet, rica de detalles y citas de las fuentes francesas, gran parte de los datos relativos a los terroristas suicidas y también gran parte de sus consideraciones posteriores ya que las considero muy convincentes.

[23] “Según una fuente judicial – escribe el periódico “Le Figaro” - los cinturones explosivos habrían podido ser accionados desde teléfonos portátiles”.

[24] “Attentats de Paris: 'Les terroristes? On aurait cru des morts-vivants'”, Le Figaro, 15/11/2015.

[25] “Paris attack witness: 'he was dressed in black, professional, shooting and killing'”, The Guardian, 14/11/2015.

[26] Wikileaks publicó un comunicado que el Embajador norteamericano presente en París envió al Departamento de Estado el 14 de noviembre de 2007 en el que se formula, refiriéndose a los negociados de libre intercambio entre Europa y Estados Unidos, la propuesta de “calibrar” la lista, tanto hacia toda Europa, porque “la responsabilidad es colectiva”, como a los “principales responsables”, es decir, Francia. Todo en un contexto como el de “aliados pero no alineados”. Frase que el mismo comunicado adjudica al entonces Presidente francés Sarkozy.

Extraído de: megachip.globalist.it