Jueves 28 Marzo 2024
riina2017 3Ahora la familia debe colaborar con la justicia

Por Giorgio Bongiovanni - 18 de noviembre del 2017

Totò Riina, el jefe de jefes de Cosa Nostra, un líder sanguinario, destructor y autor de crímenes horrendos, ha muerto. Un deceso que seguramente cierra un capítulo en la historia de la mafia siciliana pero que sin duda no determina el final de una organización criminal que resiste desde hace más de ciento cincuenta años en nuestro país. Como han afirmado muchos, la mafia no ha sido derrotada y sería un grave error bajar la guardia en este sentido. Ciertamente, la muerte del jefe corleonés podría conducir a un cambio profundo en los equilibrios de poder en el seno de Cosa Nostra, y también puede ser el final de cierto tipo de mafia. De hecho, podría ser definitivamente derrotada aquella mafia-Estado que a principios de la década de los años noventa jugó un papel clave en ese ataque al Estado que con la muerte de hombres como Giovanni Falcone y Paolo Borsellino condujo al final de la Primera República sancionando el nacimiento de la Segunda.

¿Y cómo podría ser desenmascarada? Bastaría una acción decidida de la misma familia Riina, de Ninetta Bagarella, de sus hijos, especialmente Giovanni y Giuseppe Salvatore que, a diferencia de sus hermanas, han sido condenados por mafiosos. Es a ellos a quienes quiero dirigirme no solo como periodista y ciudadano, sino también como cristiano. Tienen una gran oportunidad: trabajar con el poder judicial rescatando el mal hecho por vuestro padre.

Frente a la muerte la fe cristiana, a pesar de la conciencia de que en este momento el jefe mafioso deberá responder por sus crímenes ante el tribunal de Dios, impone respeto. Sin embargo, los dos jóvenes Riina pueden hacer una contribución importante reescribiendo la historia. El primogénito, Giovanni, condenado a perpetua por asociación mafiosa, está en la cárcel desde el 24 de enero del 2005 por haber sido el autor en 1995 de un cuádruple asesinato en Corleone. Las víctimas fueron Giuseppe Giammona, su hermana Giovanna, el esposo de esta última Francesco Saporito y Antonino Di Caro. El tercer hijo, Giuseppe Salvatore, por otro lado, ahora está en libertad después de haber cumplido una pena de ocho años y diez meses por asociación mafiosa. En particular a él, Giovanni Riina, su padre le dio un futuro amargo y dramático. Ya no podrá salir de la prisión. Entonces ¿por qué renunciar a rescatar el pesado nombre que lleva? Esta es la gran oportunidad para ser definitivamente libre y para reconstruir la familia al darle un nuevo futuro a sus hijos. Para obtener tal gracia, no hay nada más que colaborar con la justicia, revelando la ubicación de todos los bienes ilícitos construidos sobre la sangre de tanta gente. Bienes que le han sido dejados en herencia. Arrepentirse no es una infamia sino un acto de amor y justicia hacia ustedes mismos, hacia sus hijos y, sobre todo, hacia las víctimas de la mafia. Un acto de amor y justicia que podrían hacer también Ninetta Bagarella y sus hijas, Maria Concetta y Lucia.

Todos ustedes, probablemente en diferente medida, están al corriente de las relaciones de Totò Riina con sujetos de las instituciones, con los miembros de ellas que periodísticamente hemos llamado mafia-Estado. Ustedes conocen esos fuertes lazos con integrantes del poder. Los mismos que le garantizaron al Jefe de Jefes veintitrés años de libertad para después usarlo y abandonarlo cuando ya no era funcional.

Nunca compartimos la elección del silencio expresada por vuestro padre. Hasta lo último se atrincheró detrás del muro de la “omertà” con la esperanza de ser reconocido como el mejor jefe de todos los tiempos. Pero como ha escrito Saverio Lodato, no será inmortal ni se convertirá en leyenda.

Sin embargo, para sus familiares, este puede ser el momento del rescate.

La mafia resiste todavía hoy pero ustedes tienen los instrumentos para poner fin a un ciclo revelando todos esos misterios y secretos que aún son desconocidos, contando todo lo que saben. Y si no están enterados de nada o, como mucho, solo de algunos datos, deberían convencerlo para que colabore, siempre por ese acto de amor y justicia, a Leoluca Bagarella, su hermano y tío, brazo derecho de Riina y seguramente consciente de los secretos y relaciones con el Estado.

Él tiene la oportunidad de pedir perdón a todas las familias que han sufrido, especialmente a aquellas que han perdido hijos debido a su loca crueldad. Vuestro silencio no significa que sean cómplice de las masacres y de los crímenes cometidos por vuestro pariente. Pero, si quieren dignificarse a sí mismos, aprovechen esta oportunidad y rediman la sangre de la familia delante de Dios y frente a los hombres.