Viernes 19 Abril 2024

papaciottiLa carta de los fariseos del Vaticano contra Bergoglio

Por Giorgio Bongiovanni - 27 de septiembre del 2017

Hace unos días tomó estado público la carta de correctio filialis enviada al Papa Francisco el 11 de agosto pasado por 62 personalidades católicas entre intelectuales y sacerdotes de veinte países diferentes, y que incluye la firma de Ettore Gotti Tedeschi, ex presidente del IOR. Se trata de un documento que puede tener serias derivaciones para el futuro de la Iglesia Romana en el que se acusa al Papa del riesgo de difundir "algunas herejías" -se lee en el documento oficial- "desarrolladas a través de la exhortación apostólica Amoris Laetitia y por otras palabras, actos y omisiones de Su Santidad". En particular, el Papa Francisco es acusado de siete herejías dictadas, a decir de los signatarios, de la deriva modernista que le está proponiendo a la Iglesia en materia de matrimonio, divorcio y eucaristía. Ideas que serían el efecto de la influencia de la doctrina luterana y el relativismo actual.

El documento fue divulgado a través de una página web especialmente creada, www.correctiofilialis.org, que anima a los católicos a firmar en apoyo de la corrección filial en razón de la propagación de herejías. Sitio al que desde ayer es imposible acceder desde el territorio del Vaticano.

La carta, que advierte al Papa de un posible cisma en la Iglesia Católica y del riesgo de difundir posiciones heréticas, revela abiertamente las luchas intestinas entre facciones dispuestas a todo para defender sus intereses. Es una señal de que los juegos subterráneos de poder, lobbies y escándalos ocurridos durante el papado de Benedicto XVI continúan existiendo aún más descaradamente bajo el pontificado de Francisco. Sus ideas, de hecho, parecen ser muy desagradables para todos aquellos hipócritas hombres de la Iglesia que durante años han hablado a los fieles de la pobreza y el Evangelio, mientras viven en lujosos y enormes áticos y ocultan las cuentas del IOR.

Pero veamos por qué Su Santidad sería culpable de herejía. En el centro de atención de los fanáticos extremistas de la misma doctrina eclesial que durante siglos quemó en la hoguera a quien trataba de llevar la Iglesia romana al mensaje de Cristo, está la exhortación Amoris Laetitia del Papa Francisco, síntesis de los dos sínodos sobre la familia realizados en 2014 y 2015. Francisco es acusado por los inquisidores contemporáneos de haber "dado escándalo a la Iglesia y al mundo, en materia de fe y de moral, publicando Amoris Laetitia y mediante otros actos" relativos sobre todo al matrimonio y a la recepción de los sacramentos. Estas ideas de la reforma de Francisco, se lee en el documento, llevarán a los fieles a cometer dos errores: o "abrazar las herejías que ahora se propagan o, conscientes de que estas doctrinas son contrarias a la Palabra de Dios, dudar de las prerrogativas de los Papas".

Es interesante notar el magistral trabajo de descrédito y de acusación hecho por los inquisidores contemporáneos: por un lado, aseguran su lealtad y su obediencia al Papa, por el otro lo acusan de subvertir la Ley de Dios a través de las falsas enseñanzas del modernismo y las de Martin Lutero que generarían herejías y cismas.

El descrédito total del jefe de la Iglesia de Roma y de sus ideas alcanza su punto culminante cuando los hipócritas firmantes, con tonos medievales y anatemas en latín, recuerdan a Francisco cuál es el delito de herejía según el derecho canónico, alegando que él es un hereje que "públicamente pone en duda una o más verdades de la fe católica o las niega, o públicamente se niega a dar su asentimiento a una o más verdades de la fe católica, pero no duda de todas estas verdades, o las niega o niega la existencia de las revelaciones cristianas". Y si persiste en la duda, puede llegar a ser pertinaz en su negación. A continuación, se dice que estas palabras se proporcionan con el fin de excluirlos del objeto de la corrección propuesta, debido a la preocupación que no deja dormir por la noche a los verdaderos católicos, sin duda más preocupados por defender a la Iglesia del Papa Francisco que por la corrupción imperante que la contamina y contra la cual Bergoglio trata de luchar, no con poca dificultad, al parecer.

En suma, parecería que la moral actual o la total inversión de los valores ha alterado completamente la mente de los sesenta y dos inquisidores, más comprometidos en acusar al Papa Francisco que en ayudarlo en su obra de renovación y de denuncia de los males del mundo y de la Iglesia.

Una de las acusaciones hechas a Francesco es la apertura a los luteranos y haber tenido el coraje de afirmar, después de quinientos años, que la Iglesia en tiempos de Lutero "no era realmente un modelo a imitar: había corrupción en la Iglesia, había cosas mundanas, había apego al dinero y al poder". ¿Es realmente necesario recordar a los acusadores hipócritas la verdadera herejía llamada venta de indulgencias? ¿No será que los señores firmantes más que defender a Cristo tienen como objetivo la defensa de un estatus de privilegios adquiridos con el tiempo, dado que los inspiradores y partidarios de la carta son cardenales y miembros de la jerarquía que no tienen "la libertad necesaria para hablar"?

¡Por lo tanto todavía más mezquino! Ni siquiera tienen el valor de poner la cara, de lo contrario a todo el mundo le sería fácil el dicho "de qué púlpito viene el sermón". Nos preguntamos: ¿es herética la obra reformadora de la Iglesia que intenta llevar a cabo el Papa Francisco o la verdadera herejía es usar el dinero recaudado para los niños enfermos de la Fundación del Niño Jesús para pagar las reformas de la casa del Cardenal Bertone?

¿Es más herética la apertura de Bergoglio a los divorciados o el hecho de que el Vaticano posea más de cinco mil casas por el valor de 4 mil millones de euros en Roma y predique la pobreza a la gente? ¿Es más hereje el diálogo con los luteranos o una Iglesia millonaria con cuentas en el exterior, deslumbrantes patrimonios terrenos en la cara de los pobres cristianos del mundo, diócesis que compran compañías extranjeras propietarias de televisoras porno, sacerdotes pedófilos cubiertos por obispos locales que compran al son de sobornos el silencio de las familias de los pobres niños violados? Y de nuevo ¿se preguntan por qué, en vez de formular correcciones teológicas los fariseos de este tiempo no apoyan y ayudan al Papa a llevar a la Iglesia a sus valores primarios de espiritualidad, humildad, servicio y pobreza? ¿Tal vez la ayuda y la colaboración significaría la pérdida de ganancias obtenidas?

Es sorprendente ver entre los firmantes el nombre del ex presidente de IOR Ettore Gotti Tedeschi, también muy preocupado por las posiciones del herético Papa Francisco. Justo Gotti Tedeschi, quien desde el 2009 hasta el 2012 fue el jefe del Banco del Vaticano y tenía miedo que el final Calvi hiciera tomar conciencia de las verdades ardientes sobre la conducta del IOR. ¿Por qué Gotti Tedeschi, en lugar de acusar al Papa, no lo ayuda en su obra de reforma y transparencia de la Iglesia, revelando a Su Santidad todos los esqueletos de la cúpula de las finanzas del Vaticano que llegó a conocer durante su mandato?

Parecería que los firmantes de la corrección, que también saben de amenazas veladas –del tipo de o haces lo que te decimos o estamos dispuestos a desautorizarte en público, querido Papa- han aprendido bien la doctrina de Bellarmino y sus amigos inquisidores, pero han olvidado la enseñanza de Cristo. Los hipócritas de hoy como guías ciegos prefieren colar el mosquito y tragar el camello.

A los nuevos inquisidores de este tiempo, quizás se les escapa la enseñanza evangélica "quien esté sin pecado que arroje la primera piedra".

También queremos recordar que el Papa Francisco es el único Papa de la historia que excomulgó a las organizaciones criminales con aún más fuerza y vehemencia que la histórica invitación al arrepentimiento y la conversión hecha por Juan Pablo II en Agrigento.

Gracias al trabajo magistral y continuo desarrollado en estos años por don Luigi Ciotti, punto de referencia de Francisco en el campo de la lucha contra la mafia, el Papa ha recibido a los familiares de las víctimas de las organizaciones criminales y a la Comisión Parlamentaria Antimafia. También condenó firmemente a los hombres y mujeres de la mafia y definió a la corrupción como "un cáncer que debe ser erradicado". Fueron necesarios doscientos sesenta y seis papas para poner en práctica una acción oficial de excomunión contra las asociaciones de la mafia y Francisco tuvo el valor de hacerlo.

¿Será que esta fuerte denuncia del Santo Padre no le gusta a los corruptos y a los tibios que hoy lo acusan de herejía, los mismos que tal vez tienen amistades poco limpias o que mantienen vínculos con el crimen organizado o, peor aún, guardan silencio sobre acuerdos indecibles, tratativas e información fundamental para erradicar a la mafia y a la corrupción de la institución eclesiástica?

Todo nuestro apoyo al Papa Francisco con la esperanza de que tiene el poder de reformar a la Iglesia, de abandonar las riquezas mundanas y de barrer a los hipócritas, a los fariseos y a los corruptos que la infectan.