Por Giorgio Bongiovanni – 11 de Diciembre de 2015
Giovanni Falcone decía que para poder luchar en contra de la mafia además de llevar a cabo las operaciones de represión y de investigación había que atacar los patrimonios mafiosos. Atacar al poder económico de la mafia significa quitarle la linfa vital porque cae el poder mismo sobre el que se basa la organización: el consenso de parte de la sociedad civil y de parte del mundo empresarial y político.
Una estrategia que Gino Strada pone en práctica cotidianamente cuando con su trabajo da testimonio de ello y grita “no a la guerra”, considerándola el mal absoluto, quitándole cualquier tipo de apoyo a los vendedores de armas, los mafiosos más grandes del mundo. Este hombre, fundador de Emergency junto a médicos, enfermeros, financiadores y colaboradores pone en práctica la enseñanza de Jesús Cristo“ama a tu prójimo como a ti mismo” en el plano humano y, permitidme que lo diga, en el plano evangélico.
Lo demuestra el hecho de haber salvado la vida a cientos de miles de personas, arrebatando a la muerte heridos a causa de las minas y víctimas de las más diabólicas invenciones de los comerciantes de armas.
Ver a Gino Strada como Ministro de Salud o de Exteriores sería un sueño, quizás se cumpla más adelante, cuando por el curso natural de la vida tenga que limitar sus viajes. Esta utopía sería además la última esperanza para nuestra Italia, que desde hace ya tiempo ha caído en las manos de títeres y mafiosos. Escuchar el discurso con el cual Gino Strada retira el Premio Nobel alternativo es simplemente conmovedor.
Emergency
• Gino Strada