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Entrevista al Fiscal Giuseppe Lombardo:
quienes quieren muerto a Di Matteo son los jefes invisibles de la mafia

Por Giorgio Bongiovanni - 4 de Junio de 2015
Con sus investigaciones ha desentrañado los complejos enredos mafioso-políticos y lobbystas tocando esos “cables” definidos a menudo como “de alta tensión”, además de haber coordinado el arresto de algunos de los más importantes boss mafiosos de la 'Ndrangheta. Giuseppe Lombardo, magistrado de Reggio Calabria, que varias veces ha sido el destinatario de mensajes intimidatorios: “Si no se detiene lo mataremos” le dijeron en una de las llamadas anónimas recibidas en el último período. 

Pero Lombardo tiene ideas muy claras: “El Estado en el que yo creo no contempla acuerdos con los sistemas criminales de tipo mafioso, jamás y por ninguna razón, combate esos sistemas, hasta el fondo y sin miedo” declaró en la XXII edición de la “Gerbera Gialla”, hace algunas semanas, demostrándose preocupado por una “bulimia legislativa” que en realidad subestima los instrumentos indispensables de lucha en contra de las mafias”, como el concurso externo en asociación mafiosa y la compra de votos político-mafiosa. O el hecho de que se subestima “la circunstancia en la que la mafia y la corrupción son componentes indispensables de un mismo sistema criminal, integrado y circular.
Todos necesitamos – destacaba Lombardo – tomar una conciencia nueva y estable, capaz de destruir esos perversos mecanismos de poder que se alimentan de noticias falsas, funcionales al mantenimiento de tendencias informativas que sirven solo para hacer creer que la ‘Ndrangheta, y las mafias en general, no son más que bandas criminales, sin mentes refinadas ni evolucionadas”.
Es precisamente bajo esta lectura que el magistrado de Reggio Calabria interpreta las últimas revelaciones del arrepentido Vito Galatolo sobre el plan para perpetrar un atentado en contra del Fiscal Nino Di Matteo. Según explica, lo confirman precisamente las palabras del ex jefe de Acquasanta, cuando durante el interrogatorio en el marco del juicio sobre la negociación Estado-mafia habla de “sujetos ajenos” a Cosa Nostra. Un enredo de intereses y de poderes que constituyen un nivel mucho más alto que el de las mafias individuales.

-El arrepentido Vito Galatolo reveló que Cosa Nostra quería organizar un atentado en contra del Fiscal Nino Di Matteo y que había comprado el trotil en Calabria. Frente a estas declaraciones ¿qué lectura podemos hacer de las relaciones entre ambas organizaciones criminales?
-Hablar de 'Ndrangheta, Cosa Nostra y Camorra, manteniéndolas por separado, es algo que ha sido absolutamente superado. Ellas viven en un sistema criminal de tipo mafioso integrado, en el que las organizaciones históricas individuales mantienen sus características y sobre todo siguen arraigadas en sus territorios, pero saben perfectamente que su verdadera fuerza reside en la capacidad de actuar en forma sinérgica, poniendo en práctica un programa criminal que pueda favorecer a todos. Ya desde finales de la década del ’60 y principios de la del 70 la 'Ndrangheta se convirtió en la organización criminal con mayor capacidad de mantener determinadas relaciones y, sobre todo, de abastecer incluso de armas y explosivos de todo tipo. Hoy esa metodología criminal ha proseguido siguiendo un camino coherente, las mafias están más organizadas que nosotros, están absolutamente convencidas de lo que hacen y por lo tanto lo hacen mucho mejor. La 'Ndrangheta en este momento cuenta con un poder tan grande, sobre todo económico, a nivel mundial, que puede comprar lo que quiera. No conozco los detalles del hecho que relata Galatolo con respecto a mi colega, Nino Di Matteo, pero según mi opinión no hay nada de qué sorprenderse. Si Cosa Nostra tiene algunas determinadas necesidades y para satisfacerlas se le presenta el problema de que no se puede exponer mucho, o mejor dicho, de actuar en forma sinergica con otra organización, su interlocutor más inmediato es el contexto criminal calabrés.

-¿Cómo tenemos que llamar a quienes forman parte de este sistema criminal?
-No tenemos que criminalizar todo porque significaría crear las condiciones para no poder seguir actuando y esto es algo que no debe ocurrir. Son un conjunto de sujetos, son todos los que se mueven de manera infiel en los ámbitos estratégicos a nivel mundial, sobre todo en un ámbito financiero, económico, del empresariado, pero incluso político e institucional. Son sujetos que mantienen relaciones estables en sectores claves, que pasan del sistema bancario a los principales sistemas financieros y, sobre todo, entran en esos aparatos que gobiernan el poder real. El error de base que no se debe cometer hoy, en el 2015, es que la 'Ndrangheta es una organización típicamente calabresa o Cosa Nostra una organización típicamente siciliana, porque se mueven en un mercado mundial y en ese espacio económico gozan de una autoridad inigualable. Si por un lado parece ser que han perdido su individualidad en realidad han adquirido un poder cada vez mayor precisamente porque no se presentan como expresiones de realidades localeo aisladas: en el momento en que el gran jefe mafioso de la Calabria necesita hacer algo en un Estado extranjero o necesita abrir nuevos canales de operaciones en el ámbito financiero, recurre al sistema criminal integrado del que forma parte y que lo beneficia y protege manteniéndolo invisible.

-Por lo tanto ¿cuando Galatolo declara durante el interrogatorio que para el homicidio de Di Matteo también estaban de acuerdo sujetos ajenos a Cosa Nostra dejamos de hablar de la organización de un clan y hablamos de un nivel más elevado?.
-En las palabras de Galatolo encuentro precisamente todo esto. Cuando nos habla de “entidades externas” y de “sujetos que van más allá” dice que no podemos limitarnos a pensar en que la decisión pueda ser solo de Matteo Messina Denaro, o del restringido círculo de personas que lo rodean. El sistema que decide es mucho más amplio y se beneficia solo de las acciones materiales que hace la mafia para obtener ventajas que satisfacen otros intereses, de un nivel mucho más alto. Galatolo manda una señal clara que hay que entender en los siguientes términos: cuidado porque si seguís observando estos fenómenos con los mismos ojos de hace algunos años no podréis comprender nunca a fondo este sistema integrado, o quizás ni siquiera seréis capaces de verlo. Esto lo he notado además en lo que concierne a los colaboradores de justicia calabreses que hace ya 15, o 20 años que dan sus declaraciones y que han comprendido que el camino procesal de lucha en contra de las mafias, que se basa también en sus declaraciones, no ha llegado a donde debía: muchos de ellos han sido capaces de iniciar un camino crítico, que les ha llevado a reprocharse de no haber sido capaces de explicarse a fondo. Insisto mucho en este argumento porque hoy, en varios juicios, estas dificultades están surgiendo con claridad: para todos ellos es importante realizar una reconstrucción que vaya más allá de la visión tradicional, que a esta altura ha sido superada y es anti-histórica, que a menudo incluso quienes se ocupan de estos fenómenos corren el riesgo de aceptar acríticamente. Es por ello que en el caso de Nino Di Matteo encuentro una extraordinaria confirmación de lo que siempre ha sido mi idea. Cuando comenzamos a hablar en los juicios de los sistemas criminales de tipo mafioso, en determinados ámbitos fue un impacto que no se esperaban. No puede haber ningún tipo de acción en perjuicio de determinados magistrados que sea perpetrada por una única mano, por la evidente razón de que cuando hay objetivos de muy alto nivel los exponentes locales ya no están habilitados para decidir.

-Pero la ‘Ndrangheta sabe que la atención hacia todas las organizaciones criminales se reavivaría si se llegara a asesinar a un magistrado palermitano…
-Las lógicas son complejas y para comprenderlas es necesario un análisis muy profundo: creo que hoy no podría volver a ocurrir lo que pasó en 1992, cuando todos los reflectores enfocaron a las grandes familias sicilianas y paralelamente quedaron apagados sobre la región de Calabria, sobre la que en cambio se encendieron en el período de los secuestros de personas. Considero que la 'Ndrangheta, cuando la atención se trasladó a Sicilia, inició un camino de crecimiento que le permitió convertirse en lo que es hoy en día, y que dicho desarrollo no tuvo efectos únicamente a favor suyo. En una primera fase, creo que cumplió un papel de suplencia, también a favor de quien, Cosa Nostra, en ese momento tenía que quedarse en su lugar. Queda claro que cuando poco a poco se comenzaron a apagar los reflectores, incluso los que apuntaban a Sicilia, la fuerza que había adquirido le permitió a Cosa Nostra de beneficiarse también ella de los objetivos que ya había alcanzado la mafia calabresa.

-Por lo tanto ¿es probable que los atentados, las masacres, las acciones violentas en contra de las instituciones, de los magistrados representantes de las fuerzas del orden, de los periodistas que podrían tener la capacidad de explicarnos qué es un sistema criminal sean organizados por este componente invisible?
-Si, absolutamente, estoy convencido de ello. En mi trabajo he tenido la oportunidad de encontrarme con numerosos e importantes jefes mafiosos, que tienen capacidades criminales muy elevadas pero puedo decir con absoluta certeza que no tienen la capacidad de programar acciones criminales capaces de provocar efectos duraderos en el tiempo. El beneficio que deriva de dichas acciones, por así llamarlo, nunca es planeado con el fin de producir efectos de hoy para mañana simplemente. Cuando se piensa en atentar en contra de la vida de un magistrado, creo que es evidente, es difícil pensar que puedan surgir beneficios en lo inmediato. La historia enseña que la presión aumenta, los instrumentos normativos se vuelven más rígidos, puntuales y eficaces. Por lo tanto, si de alguna manera están convencidos de que atacar a un magistrado puede servir, la verdadera pregunta es: ¿a quién beneficia realmente? Porque está claro que el perjuicio para las organizaciones criminales inicialmente será enorme ya que serán agredidas en el ámbito judicial. Entonces surge espontáneo pensar que el verdadero efecto que se quiere obtener favorecerá a ámbitos más elevados. En el momento en que se piensa en atacar a un magistrado símbolo, como lo es Nino Di Matteo, el mensaje que se quiere enviar está dirigido a bloquear a muchos otros. No tenemos que cometer jamás el error de pensar que la programación de acciones de dicho alcance son el fruto de impulsos improvisados. Cuando nos encontramos ante referencias puntuales como las que ha hecho un colaborador de justicia como Galatolo, tenemos que tener una certeza: alguien ha reflexionado muy bien sobre los verdaderos objetivos que hay que alcanzar. Una acción de este tipo está pensada y programada por ambientes compuestos no solo por los altos cargos de las diferentes organizaciones criminales, que carecen del necesario refinamiento estratégico. Mi deber me impone no ir más allá.

¿El temor de este sistema criminal es que vosotros, como representantes del Estado (de aquel verdadero), podríais llegar a trabar los mecanismos?
-Hay un momento bien preciso en el que uno se da cuenta de haber comprendido. Sobre todo, se da cuenta de que ellos han comprendido que tú entendiste. Esto es lo que ocurrió en lo que respecta a mi trabajo, aquí en Reggio Calabria, durante el 2009 y el 2010. Cuando comencé a unir los fragmentos me hicieron saber que sabían con una puntualidad alarmante lo que estaba haciendo. Ésta es precisamente la prueba definitiva de lo que estamos diciendo. Cuando comenzamos a cambiar la forma de plantear  nuestro trabajo y dijimos que ya sabíamos que al lado de la parte visible de este sistema criminal, que tenía que servir para proteger a la parte reservada, había algo más, de un perfil más alto, que era esa parte que realmente importa, entonces se preocuparon seriamente. Este lenguaje nos permitió comprender que existía una parte que va más allá, que la 'Ndrangheta define como “invisible”, una parte reservada, oculta, en la que los sujetos que forman parte de ella no cubren cargos en el organigrama de la estructura criminal, porque eso comportaría la pérdida de su invisibilidad. Para evitar el riesgo de que se llegara a conocer esa componente desde la base, crearon una serie de cargos especiales, precisamente a favor de esos sujetos que son la verdadera mente de la organización, que son quienes determinan las decisiones criminales que hay que llevar a cabo. Son los sujetos que constituyen la célula pensante de alto nivel, el corazón del sistema criminal. Incluso utilizando otros términos, considero que Cosa Nostra tiene los mismos perfiles característicos. Estas son las componentes que cuando se encuentran entre ellas constituyen el verdadero sistema criminal de tipo mafioso, ese sistema que luego establece cuáles son las estrategias que hay que seguir y las acciones que hay que ejecutar, que luego terminan siendo asignadas a componentes más visibles. Por lo tanto, si es necesario entrar en acción en Palermo, la ejecución queda en manos de quienes históricamente han actuado siempre en ese territorio: lo mismo ocurre en Calabria. Si hay que actuar en cualquier otro territorio se establece cada vez quién será el ejecutor material del hecho, evaluando los diferentes aspectos que delinean el específico ámbito operativo.

-¿Cuáles son los instrumentos necesarios para luchar en contra de un nivel mucho más elevado que el de las organizaciones criminales?
-Poco antes de morir Paolo Borsellino dijo en forma extraordinariamente clara que no se puede hacer este trabajo creyendo que las organizaciones criminales son bandas criminales desorganizadas de, o que se rigen por lógicas primordiales. Mientras siga existiendo esta actitud, sobre todo por parte de quienes hacemos este trabajo, nos seguiremos encontrando con dificultades insuperables. A esta altura ya somos absolutamente conscientes de cual tiene que ser nuestra tarea y sobre todo ya contamos con casi todas las respuestas a las principales preguntas. Si en el momento en que, afrontando nuevas situaciones, no llegamos a tener la capacidad de evitar comenzar desde cero todas las veces, jamás lograremos ser capaces de elevar el nivel de nuestras investigaciones. Su fuerza reside en las relaciones, que no son ajenas a las organizaciones criminales. Si cambiamos de perspectiva e imaginamos un sistema integrado en el que estas componentes individuales pasan a ser parte de algo mucho más amplio, obtendremos el resultado evidente de que lo que está fuera de las mafias individuales, en cambio se encontrará dentro del sistema criminal más amplio. El peor de los errores que se puede cometer es el de juzgar a las personas por concurso externo en asociación mafiosa, como Cosa Nostra o la 'Ndrangheta, cuando en cambio si las investigaciones se hacen más exhaustivamente dichas personas pasan a ser elementos claves del sistema criminal de tipo mafioso. Nuestra capacidad de investigación es lo que transforma a ese agente ajeno en una componente interna, que a menudo termina siendo el cargo más alto: eso es lo que decía Borsellino hace 23 años. Si no fuera así se trataría de bandas de delincuentes de muy bajo nivel, nos encontraríamos frente a una organización con características básicas tan conocidas que no sería difícil eliminarlas en pocos años, ni tampoco sería difícil identificar a todos los responsables. Esto todavía no ha ocurrido porque ese circuito criminal primordial hoy se ha convertido en algo muy diferente, a pesar de mantener una serie imprescindible de lazos con las reglas tradicionales.

-¿Cuál es el rol de un magistrado hoy en día en cuanto a la lucha en contra de la mafia?
-Nuestra función de magistrados es la siguiente, siendo conscientes de que nuestro trabajo está, y tiene que estar, sometido al juicio público no solo para darle al imputado las garantías indispensables que se merece, sino también para garantizarle a los perjudicados (a todos nosotros) la posibilidad de acceder a las informaciones esenciales para poder comprender de qué lado estar, en quién inspirarse, a qué modelos positivos acceder, en qué verdades creer, basándonos en un camino personal de conocimiento libre de condicionamientos de ideas o opiniones ajenas, a menudo guiadas por algún interés egoísta o con una poco encubierta violencia. Todavía tengo la esperanza de que todo esto sea posible, que este Estado tenga un futuro formado  por fases transparentes en las que cada uno de nosotros sea juzgado por lo que ha hecho, por lo que hace y por lo que será capaz de hacer, en el marco de un riguroso respeto de la ley y de los principios constitucionales. A pesar de que el camino por andar sea todavía bastante largo me inspira la certeza de que quienes pretendan evitar el juicio colectivo, que se basa incluso en los instrumentos de conocimiento que nosotros como magistrados hayamos sido capaces de dar, no son y no serán mis compañeros de viaje.  

Foto © Paolo Bassani

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