Jueves 18 Abril 2024

impresentablesPor Giorgio Bongiovanni - 3 de Junio de 2015
La vida de una sociedad civil se basa en el valor de la democracia. Por lo tanto vaya nuestro máximo respeto por todos los electores que fueron a votar en las elecciones Regionales que tuvieron lugar en Italia, sin una bayoneta apuntada en la sien, sin miedo a convertirse en falsos electores, como ha ocurrido en las dictaduras africanas, o en los ex países comunistas y fascistas del siglo pasado. A pesar de que, para ser sinceros, solo el 52,2% de los italianos se presentó realmente ante las urnas. Y el que en realidad ganó por mayoría fue el partido de la abstención.

Pero los últimos comicios se vieron acompañados además, por una serie de polémicas. Esta vez quien quedó en el ojo del huracán  fue la Senadora Rosy Bindi, miembro del Partido Democrático y Presidenta de la Comisión parlamentaria antimafia que en vísperas de la votación difundió la lista de los candidatos que no podían presentarse a las elecciones. En ella se encontraban personajes impresentables incluso del PD, por no hablar del partido Forza Italia nacido de la mente de Marcello Dell’Utri, condenado definitivamente por delitos de mafia. La acción de Bindi fue algo transversal a todos los partidos políticos y le tocó ser literalmente linchada, incluso desde el interior de su partido.
Por ello podríamos decir que el Partido Democrático de hoy parece haberse convertido en la fotocopia, quizás imperfecta y un poco borrosa, de una corriente de la Democracia Cristiana cuyo líder era Giulio Andreotti, condenado (a pesar de que el delito hubiera prescrito) por haber mantenido contactos con Cosa Nostra hasta el año 1980. Una notoria corriente mafiosa es la del siete veces Presidente del Consejo (Andreotti, ndr.) sobre todo en Sicilia, representada por personajes como el ex alcalde de Palermo, Vito Ciancimino, y el parlamentario Salvo Lima, asesinado por la mafia por no haber respetado los acuerdos con la misma en los albores de los años en los que se perpetraron los atentados mafiosos.
Hoy la copia de la DC de aquel entonces cuenta con un secretario de partido, nuestro Primer Ministro, absolutamente consciente de que en su corriente política hay individuos corruptos, o corruptibles, incluso de las mafias, (además, obviamente, de otros exponentes de gran valor: sobre todo dos de ellos Felice Casson y Giuseppe Lumia). A pesar de todo el Primer Ministro Matteo Renzi tiene que atenerse a las reglas del juego y de los pactos, precisamente como hacía Andreotti en su época para mantener en el poder a esa clase dirigente de perfil demócrata cristiano. Hoy el PD repite esa línea política, menosprecia (como mínimo) el fenómeno mafioso, presenta a candidatos indagados y condenados (ver el caso de Vincenzo De Luca), desprecia a representantes políticos como Bindi, que tomó una clara posición de lucha en contra de la mafia y de la corrupción. Al respecto cabe recordar a todos que Pio La Torre, quien fue asesinado por la mafia (y por otros poderes aún desconocidos) y que había encontrado fuertes obstáculos en el marco del partido comunista en Sicilia, mientras que fueron pocos quienes lo apoyaron, por ejemplo, aunque solo en forma personal, el secretario del Partido Comunista Italiano, Enrico Berlinguer.
Pero, además de los políticos, parecería ser que incluso nuestro electorado está compuesto por impresentables: no podemos no sentirnos contrariados, de hecho, con quienes, a pesar de conocer los nombres y el currículum de los políticos presentados por la Comisión antimafia, de todos modos les dieron su voto. Tomemos el caso de Vincenzo De Luca, de la región de Campania, elegido para Gobernador con el 41,15% de los votos y quien ya ha sido condenado en primer grado por abuso de autoridad. Ahora, muy probablemente, tendrá que ser suspendido ya que tiene un juicio pendiente, por el delito de concusión continuada cometido en mayo de 1998 (...)”. Entonces ¿por qué los ciudadanos de dicha región, a pesar de exigir (justamente) que la misma cambie su aspecto, que se eliminen ‘las tierras de los fuegos*, los muertos a manos de la Camorra, la desocupación y los basureros radiactivos, sigan eligiendo en forma consciente a alguien con un prontuario penal sucio?
Incluso Sandra Mastella, candidata por Forza Italia en la Campania en el distrito electoral de Benevento, recibió un montón de votos (10.213) a pesar de no haber entrado a causa de un mecanismo electoral. En cambio le fue mejor a Luciano Passariello (5.573 votos en Nápoles) y a Alberico Gambino (10.568 votos en Salerno). El primero ha sido reenviado a juicio “acusado de operaciones con recursos de procedencia ilícita”, mientras que sobre Gambino pesa una condena a dos años y diez meses por concusión y violencia privada. Su nombre no se encontraba en la “black list” y, contrariamente a sus expectativas, en las elecciones municipales de la ciudad de Enna no tuvo una victoria arrasadora, pero también Mirello Crisafulli (ex Senador del PD, sobre quien pesaba la acusación de abuso de autoridad que posteriormente prescribió, así como una investigación por delitos mafiosos que quedó archivada) recibió abundantes votos a pesar de no haber logrado superar el ballotage que próximamente decidirá su destino político.
Sobre la actitud de Bindi (que fue hasta querellada por algunos impresentables como el mismo De Luca) también opinó la magistratura. Raffaele Cantone, magistrado y presidente de la Autoridad Nacional Anticorrupción, definió el caso de los impresentables como “un grave paso en falso, un error institucional”. Una estocada que nos deja atónitos: ¿por qué, si la magistratura ha reclamado transparencia en repetidas oportunidades a la política, la Presidenta de la Comisión antimafia (el cargo más oportuno para tomar medidas en ese sentido) tiene que ser tan criticada? El mismo Paolo Borsellino dijo, poco antes de morir, hablando de “sospechas graves” de contactos entre la mafia y la política carentes de una “certeza judicial”: “Visto que gracias a las investigaciones se han descubierto varios hechos de ese tipo, otros organismos, otros poderes, es decir, políticos, las organizaciones disciplinarias de las diferentes administraciones, los Consejos Municipales, o demás, tenían que sacar en consecuencia ciertos contactos entre políticos y mafiosos que no constituían un delito, pero que de todos modos hacían que el político no fuera confiable en la administración de la cosa pública”. Y también hablaba de la necesidad de “inducir sobre todo a los partidos políticos a que hagan una gran limpieza, no solo a ser honestos, sino a mostrarse honestos, haciendo limpieza en su interior de todos aquellos que hubieran estado involucrados de alguna manera en episodios o hechos sospechosos, aunque los mismos no constituyeran un delito”.
Por lo tanto lo que sentimos que tenemos que decir es lo siguiente: bienvenida sea la lista de los políticos impresentables, pero también en la magistratura hay miembros politizados que obstaculizan el trabajo de sus colegas independientes (sobre todo de aquellos que arriesgan su vida porque han sido condenados a muerte por la mafia, el mayor ejemplo de ello es el Fiscal Nino Di Matteo). Entonces ¿cuándo tendremos la lista de los magistrados “impresentables”?

* ‘Tierra de los fuegos’. Infierno tóxico en Nápoles
http://www.hoy.es/v/20131201/sociedad/infierno-toxico-napoles-20131201.html