papaciottiFRANCISCO,  EJEMPLAR  PAPA  ANTIMAFIA EN LA IGLESIA CATOLICA

Por Giorgio Bongiovanni - 23 de Marzo de 2015
Las mafias en Italia, especialmente Cosa Nostra, la ‘Ndrangheta y la Camorra, existen desde hace casi 200 años, en cambio la Iglesia Católica desde hace más de 2.000.
Este periódico, que ha hecho de la lucha a la mafia una elección de vida, está convencido del valor universal de la antimafia. Por lo tanto, si bien el que escribe es un creyente y sigue un camino espiritual fuertemente cristiano, la publicación ANTIMAFIADuemila, que, desde hace 15 años, tiene el honor de darle espacio a columnistas y cronistas expertos en temas de mafia, primero con su edición impresa y luego con la revista y periódico on-line, se ha impuesto la regla de la laicidad.

Una vez dicho esto nos sentimos muy felices de testimoniar que estamos frente a un Papa, Francisco, Jorge Bergoglio, que ha hecho de la lucha contra a la mafia un valor fundamental del cristianismo. El Papa Francisco ha atacado a la mafia como no lo hizo ninguno de los demás 263 Papas anteriores a lo largo de toda la historia de la Iglesia. En 11 discursos oficiales remarcó cómo la mafia es el mal y por consiguiente está en antítesis con Dios. Pero sobre todo es el único Papa que ha sentenciado como autoridad suprema la excomunión de los mafiosos de la Iglesia Católica (la pena eclesiástica más severa: implica la exclusión de un miembro de la comunidad de los fieles a causa de graves y obstinadas infracciones a la moral y/o a la doctrina reconocida, n.d.r.).
“Cuando la adoración del Señor es sustituida por la adoración del dinero, - dijo en el altar de la misa en la Piana di Sibari el 21 de junio del año pasado - se abre la vía al pecado, al interés personal y a la sumisión; cuando no se adora a Dios, el Señor, uno se convierte en adorador del mal, como lo son los que viven de negocios sucios y violencia. Su tierra, tan hermosa, conoce los signos de este pecado. La ‘Ndrangheta es esto: adoración del mal y desprecio del bien común. ¡Hay que combatir este mal, hay que alejarlo! ¡Hay que decirle: “No”! La Iglesia, que está tan comprometida en educar las consciencias, debe actuar cada vez más para que el bien prevalezca. Nos lo piden nuestros chicos, nos lo piden nuestros jóvenes que necesitan esperanza. Para poder responder a estas exigencias, la fe nos puede ayudar”.
“Los que en sus vidas siguen esta vía del mal, como los mafiosos, no están en comunión con Dios, ¡están excomulgados!”. Con estas palabras el Papa dictó una condena clara e inequívoca que representa el ápice de su labor de denuncia contra la mafia que comenzó desde los primeros meses de su pontificado.
De hecho el Papa ha rogado varias veces a los mafiosos para que se arrepientan: “Convertíos”. Gritó el 21 de marzo del año pasado junto a Don Ciotti durante el homenaje a las víctimas de la mafia en la ciudad de Latina.
“Conviértanse, lo pido de rodillas; es por su bien. Esta vida que viven ahora no les dará placer, no les dará alegría, no les dará felicidad. El poder, el dinero que ustedes tienen ahora de tantos negocios sucios, de tantos crímenes mafiosos, es dinero ensangrentado, es poder ensangrentado, y no podrán llevarlo a la otra vida”. El 21 de febrero de este año hizo el mismo llamado: “Los gestos exteriores de religiosidad que no vayan acompañados de una verdadera y pública conversión no bastan para acreditar como creyentes a todos los que, con la maldad y la arrogancia típica de los malvivientes, hacen de la ilegalidad un estilo de vida” dijo Francisco a los sietemil fieles de Cassano allo Jonio en la Ciudad del Vaticano. Y hace dos días, mientras Don Ciotti marchaba en Bologna con 200.000 jóvenes en memoria de las víctimas de la mafia, en Nápoles,  a poca distancia de las dramáticamente conocidas “Vele di Scampia” una vez más el Papa Francisco condenó al hampa.
Dijo frente a una Nápoles herida profundamente por la Camorra y por la corruptela mafiosa: “¡La corrupción apesta! ¡La sociedad corrupta apesta! ¡Un cristiano que deja entrar adentro suyo la corrupción, no es cristiano, apesta!”. “No os dejéis robar la esperanza. No permitáis que vuestra juventud sea explotada por esta gente”. “Reaccionad con firmeza a las organizaciones que explotan y corrompen a los jóvenes, a los pobres y a los débiles, con el cínico comercio de la droga y otros crímenes”. Posteriormente, dirigiéndose a los mafiosos gritó una vez más “¡Convertíos al amor y a la justicia!”. “¡Dejaos encontrar por la misericordia de Dios!”. Tampoco faltó la condena directa a quienes se mancharon con el más cobarde y horrible se los crímenes que se puedan cometer, el de quitarle la vida a un niño: “Hoy hay muchos niños en la plaza, muchos – dijo el Papa Bergoglio en la Plaza San Pedro colmada de niños presentes por la Caravana por la paz de Acción católica -. Pero también quisiera, con ellos, dirigir un pensamiento a Cocò Campolongo que a los tres años ha sido quemado en el coche en Cassano allo Jonio. Esta furia sobre un niño tan pequeño parece no tener precedentes en la historia de la criminalidad”. “Por las personas que han hecho este crimen para que se arrepientan y se conviertan al Señor”.
Incluso cuando se destapó el gran escándalo de Roma: “Mafia Capitale” el Santo Padre intervino con firmeza “Los graves hechos de corrupción, desvelados recientemente,- declaró el 31 de diciembre pasado al final del Te Deum - requieren de una seria y consciente conversión en los corazones para un renacimiento espiritual y moral y para un renovado compromiso que construya una ciudad más justa y solidaria”. A la luz de estas declaraciones públicas y de otras en las que condena a la mafia, como el mal absoluto que explota y oprime a los débiles y a los pobres, es inevitable constatar que el Papa Francisco es el único Papa que se ha lanzado con esta decisión contra la mafia. A excepción hecha de Juan Pablo II quien el 9 de mayo de 1993 en el valle de los Templos, en Agrigento, dirigiéndose a los mafiosos gritó: “¡Convertíos! ¡Un día llegará el juicio de Dios!”. Un discurso que probablemente contribuyó, junto a otros motivos, a la condena a muerte lanzada por los hermanos Graviano en contra del Padre Pino Puglisi. Juan Pablo II pero a lo largo de sus 27 años de pontificado no realizó más declaraciones y su sucesor, Benedicto XVI, solo una vez tomó distancia de la mafia: “La mafia – dijo en el 2010 - es un camino de muerte, incompatible con el Evangelio”. En cambio la mayoría de los Papas fueron indiferentes y se atuvieron a la ley del silencio en el momento de tomar una posición clara contra la mafia. Inclusive en el pontificado de Pablo VI y de Pio XII Cosa Nostra tenía grandes intereses dentro de los muros vaticanos cuando a través del IOR se realizaba el lavado de los miles de millones de liras del tráfico de droga. Lavado de dinero que provocó la quiebra del Banco Ambrosiano y el arresto (que nunca se hizo efectivo) del Cardenal Marcinkus, brazo derecho tanto de Pablo VI como de Juan Pablo II.
La infiltración de la criminalidad en las habitaciones del Vaticano ha sido tan fuerte e insidiosa a lo largo de la historia al punto de llegar muy cerca de los puestos más altos, de hecho, como todos saben Michele Sindona (banquero y criminal italiano condenado a cadena perpetua pro haber sido el ideólogo del homicidio de Giorgio Ambrosoli, n.d.r.) era amigo personal del mismo Papa. En este ambiente malintencionado y contaminado ocurrió la sospechosa y misteriosa muerte del Papa Juan Pablo I que quería hacer una seria obra de limpieza en el Vaticano.
Por lo tanto a lo largo de su historia la Iglesia Católica, además de haber mantenido el silencio, incluso ha estado de acuerdo con el sistema mafioso. Con el pontificado de Francisco I estamos viendo una desviación del trayecto marcado por sus predecesores. Ya en el 2000 el entonces Cardenal Jorge Bergoglio no temió admitir la escasa acción opositora por parte de la Iglesia Argentina en cuanto a la sanguinaria dictadura de Jorge Rafael Videla, y de sus compañeros de la junta militar Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti. “Porque en diferentes momentos de nuestra historia, hemos sido indulgentes con posturas totalitarias – dijo en ese momento el futuro Papa - porque con algunas acciones u omisiones hemos discriminado a muchos de nuestros hermanos, sin comprometernos suficientemente en la defensa de sus derechos. Suplicamos a Dios que acepte nuestro arrepentimiento y que sane las heridas de nuestro pueblo”.
Francisco I es en todo sentido un Papa antimafia y a la luz de los rápidos y concretos cambios que está realizando para reformar esta iglesia contaminada hasta sus puntos más altos se abre paso la esperanza de que el deseo de ver al Papa señalar con nombres y apellidos a los mafiosos asesinos ya no sea una utopía. Después de todo entre tantos traidores de los valores Crísticos esta Iglesia también ha sido la cuna de grandes santos del cristianismo, como San Francisco, Padre Pio, Madre Teresa de Calcuta, y el mismo Beato Padre Pino Puglisi.
El ápice de la acción antimafia del Papa Francisco ha quedado demostrado en las diferentes reuniones que ha mantenido con Don Luigi Ciotti, presidente de la Asociación “Libera”, quien desde siempre ha trabajado en primera fila contra la mafia. La primera tuvo lugar el 21 de marzo del año pasado, en Latina, durante la XIX Jornada de la memoria y de la labor en memoria de las víctimas inocentes de las mafias, en la que Don Ciotti, avalado por la presencia física y espiritual del Jefe de la Iglesia sentado a su lado gritó: “¡No dejemos solos a los magistrados que arriesgan su vida, a los que se encuentran más expuestos, en nombre de todos menciono a: Nino Di Matteo, señalado expresamente por Totò Riina”.
Por lo tanto esperamos que el Papa pueda continuar en su camino de evangelización de la Iglesia de Pedro y sobre todo deseamos que siga teniendo este valor para poder lograr finalmente denunciar a los personajes poderosos que han ocupado y que siguen ocupando indignamente los lugares del poder y los altos puestos del Estado y que han armado el brazo violento de la mafia en perjuicio de los débiles y de los justos.  
http://www.antimafiaduemila.com/2015032354270/giorgio-bongiovanni/papa-francesco-e-la-lotta-alla-mafia.html