guarnotaLEONARDO GUARNOTTA SE JUBILA, PALABRAS DE UN JUSTO

Por Giorgio Bongiovanni y Lorenzo Baldo

“Siempre hemos tenido la impresión de que había “algo” encima de nuestras cabezas. Ya desde el fallido atentado en Addaura se habían revelado esas “mentes refinadísimas”… “Siempre hemos percibido algo que “vuela” por encima de nosotros, por fuera de nuestras convicciones y que luego, al final, termina por “guiar”, bien o mal, nuestra actividad…
a pesar de que en ese momento nosotros somos inconscientes…”

Leonardo Guarnotta

Siempre hemos apreciado al Dr. Guarnotta por su historia en el pool antimafia. Ya desde entonces admirábamos sus extraordinarias dotes humanas y profesionales. Pero fue cuando tuvimos la oportunidad de conocerlo mejor durante la redacción de nuestro libro sobre Paolo Borsellino que nos dimos cuenta de la profundidad de su ser. Durante nuestras reuniones captamos su esencia más íntima y fue la que intentamos transcribir en el papel. Y es con sus mismas palabras que queremos saludarlo y agradecerle por lo que ha hecho por la justicia, junto a hombres que se han vuelto inmortales, hasta el último día de su carrera.


                                                                                              Giorgio Bongiovanni y Lorenzo Baldo.

*Gotas de memoria
Leonardo Guarnotta está sentado en el living de su luminoso apartamento en un barrio residencial de Palermo. El actual presidente del Tribunal de Palermo entrecierra un instante los ojos y revive el recuerdo de aquel 23 de Mayo de 1992. Su voz empieza a temblar. Es imposible contener ese nudo en la garganta que sube hasta impedirle poder pronunciar las palabras. Con una mano se tapa los ojos húmedos. Pasa algunos interminables segundos en absoluto silencio. Todo el dolor adormecido a lo largo de los años reflota en su ser. Luego se recupera, mientras que una delicada lágrima sigue recorriendo su mejilla.
“Son recuerdos que al mismo tiempo son vívidos y otras veces son muy borrosos – dice mirándome con esos ojos tan claros – porque la mente se niega... Se niega al hecho de que hayan ocurrido... no es que los haya eliminado, niega que hayan podido ocurrir...”. “Aquel 23 de Mayo de hace 18 años  - continúa Guarnotta con un hilo de voz – vi a Giovanni tendido sobre el mármol... estaba intacto, apenas tenía una pequeña herida en su cara, parecía estar durmiendo...”. “¿Sabe lo que sentí en ese momento? Pensé en todo el trabajo que habíamos hecho juntos, en la vida que habíamos vivido juntos... y me pregunté ¿por qué?... ¿Por qué ocurren estas cosas?... ¿Por qué no se puede trabajar en paz en esta tierra para buscar el bien de nuestra sociedad, de nuestros jóvenes?...”
El ex miembro del pool antimafia levanta su mirada hacia la ventana y se concentra en el recuerdo de Falcone. “Giovanni era un tipo muy reservado, muy esquivo en público, mucho menos con nosotros, obviamente. Estábamos en despachos vecinos. A menudo cuando volvía de estar falcone1afuera, con las actas de los interrogatorios realizados a las personas que había ido a interpelar sacaba fotocopias y les pegaba un post-it en el que escribía: ‘para Leonardo, para hablar’.”
“Con Falcone nos conocíamos desde 1979 – explica también Guarnotta – recuerdo cuando Giovanni se cambió de oficina, todavía no estaba en el ‘bunkercito’ sino en una sala contigua que no tenía luz (daba a un pozo de luz), por lo tanto desde la mañana utilizaban luz artificial. Una vez subí y les dije: ‘-Giovanni, pero ¿cómo haces, desde la mañana con la luz encendida, casi sin sol?’, él me miró entre serio y simpático y me dijo: ‘-Ya lo sabrás...’.”
Un atisbo de serenidad ilumina la mirada de Leonardo Guarnotta mientras recuerda el carácter de Borsellino. “Paolo era el clásico ejemplo de la idiosincrasia siciliana – cuenta el magistrado – expansivo y extrovertido; a las ocho y media de la mañana íbamos a tomar un café, yo trababa de decirle que ya había desayunado pero él era inamovible. ‘-Pero ¿por qué tenemos que ir al bar?’ le preguntaba inútilmente y él me respondía con su contagiosa sonrisa: ‘-Porque tienes que saber que yo soy la prostituta del Edificio, estando aquí escuchas lo que se dice...”. Paolo era así...”.
“El día que dictamos el pedido de captura para Tommaso Buscetta – recuerda además Guarnotta – fui a buscarlo porque su coche no funcionaba. Al llegar abajo de su casa lo encontré en el balcón, con gran desconcierto lo llamé y él me hizo señas de que subiera”. ‘-Pero Paolo ¡¿estás en el balcón?!...’ le pregunté preocupado al entrar a su casa y él me respondió sintéticamente: ‘-¡Y qué importa!’. Después de tomar un café salimos de su casa y a las 3 de la mañana terminamos de hacer el pedido de captura. Al día siguiente, a las 8 y media de la mañana, ya estábamos en actividad para ver el resultado de ese pedido de captura”.
En ese momento Leonardo Guarnotta cambia su expresión, permanece un instante en silencio y luego vuelve con la mente al hospital Cívico, a esa maldita tarde de fines de Mayo. Vuelve a ver a Paolo Borsellino llegando al nosocomio. “Recuerdo que Paolo se había alejado un poco – cuenta Guarnotta – y después del primer momento de dolor y de total desconsuelo estaba volviendo a ser ese Borsellino reactivo, como siempre le he conocido”... Pero antes de llegar a este estado Paolo Borsellino había atravesado todos los estadios del dolor humano, desde la rabia incontenible hasta sentirse vacío completamente (...).
zecchin*La percepción del fin
A partir del 23 de Mayo comenzaron a aparecer una serie de señales inconfundibles alrededor de la figura del Juez. Paolo Borsellino empieza a ser perfectamente consciente de la especial sobreexposición en la que se encuentra. (...)
“Paolo no quería quedarse de brazos cruzados – recuerda Guarnotta a distancia de años – sabía que tenía que correr, porque sabía que luego le tocaría a él también... Y es allí cuando se revela el aspecto del gran hombre, del gran magistrado que era”. “Paolo estaba casi seguro de que el explosivo había llegado para él también, pero no por ello se detuvo. No sé qué era lo que sabía, lo qué le habían dicho, o cuáles eran sus intuiciones...”.
Al reflexionar sobre cómo habría podido reaccionar Borsellino frente a un “pacto perverso” entre mafia y Estado, Guarnotta no titubea, sabe que su amigo y colega “habría evitado con todas sus fuerzas que esa especie de ‘pacto perverso’ se pudiera llegar a perfeccionar”, ya que “jamás habría aceptado que a Cosa Nostra le fuera bien y que el Estado se llegara a poner a la par suya, casi como reconociéndole una autoridad ‘política’.” “Creo precisamente que esto lo indujo a acelerar su trabajo confía con tristeza Leonardo Guarnotta – incluso exponiéndose aún más a la reacción de Cosa Nostra... “. (…)
*Rumores desde el bunker
“-Giovanni, me tienes que dar urgente la combinación de la caja fuerte de tu despacho?” “-¿Y para qué?” “Y sinó cuando te maten ¿cómo la abrimos?”. La escena de Borsellino que entra velozmente en la oficina de Falcone todavía sigue impresa en los muros del “bunkercito”. En esos muros del Palacio de Justicia se siente fuerte el respiro de la historia. La de un puñado de hombres “justos” decididos a cumplir con su deber: Giovanni Falcone, Paolo Borsellino, Giuseppe Di Lello y Leonardo Guarnotta. Los cuatro alumnos de Rocco Chinnici coordinados por Antonino Caponnetto. Ese pool antimafia capaz de enfrentar a Cosa Nostra como nunca antes se había hecho. Y que por hacerlo pagarían un precio muy alto.
“Recuerdo que cuando el asesor Caponnetto me pidió que pasara a formar parte del pool antimafia – cuenta Leonardo Guarnotta – me tomé casi un mes de tiempo para poder dar una respuesta, porque sabía que mi vida, la vida de mi familia, cambiaría completamente, dado el contexto especial en el que se vivía. Naturalmente le pregunté a mi mujer qué era lo que pensaba y ella me dijo: “-Haz lo que te diga tu corazón y tu conciencia” y así fue que un mes más tarde llamé a Caponnetto y le dije: “Y bien, soy uno de vosotros”. (...)
zecchin2*La parábola de la lucha en contra de la mafia
“La lucha en contra de la mafia es como un partido de fútbol  - Leonardo Guarnotta usa precisamente esta similitud para entrar en el corazón del concepto -. Pero mientras en un partido normal los espectadores se quedan en su lugar para ver cuál de los dos equipos gana, el partido que se juega entre las fuerzas del bien y las del mal es una competición a la que los espectadores no les está permitido asistir. Tienen que bajar al campo, junto a las fuerzas del bien, para destruir a las del mal”.
La fuerza de las palabras del magistrado excede cualquier retórica laica o religiosa. “Los jóvenes tienen que estar cerca nuestro – afirma con profundidad el magistrado mientras en su apartamento la luz del sol comienza a desaparecer – tienen que saber lo que se ha hecho en los años anteriores, qué representaron Giovanni y Paolo y todos los que luego trabajaron con ellos y que continuaron con su obra”.
“Este gran trabajo fue realizado con el interés por las nuevas generaciones, por una sociedad mejor, porque cuando estos jóvenes salgan de las escuelas y de las universidades se encontrarán con las dificultades de la vida. Por lo tanto los jóvenes tienen que estar fortalecidos en el respeto de la legalidad”. “Respetar las normas representa un principio fundamental, que cada uno de nosotros tiene que seguir cotidianamente, sea cual sea su actividad, sea cual sea su trabajo, grande o pequeño, importante o no. Queda claro que hace falta una ‘limpieza moral’ preventiva. La juventud tendrá que obtener lo que le corresponde por derecho y no porque ‘alguien’ le hizo ‘un favor’. De lo contrario los jóvenes jamás podrán ser libres, jamás serán ciudadanos, sino súbditos”.
“Porque – recuerda el magistrado – como dijo una vez un gran Presidente norteamericano: ‘Un hombre hace lo que debe -sin importarle las consecuencias personales, los obstáculos, las presiones ni los peligros-, y este es el fundamento de toda moralidad humana’; es precisamente aquí donde está la dignidad de un hombre, ya que sin respeto no hay dignidad”.
Leonardo Guarnotta se levanta del sillón y va a encender la luz. Mira apenas la foto de Paolo Borsellino que se encuentra en la mesa. Vuelve a sentarse y se sumerge nuevamente en sus pensamientos.
*El frío en el alma
“Siento muy cerca a Paolo y a Giovanni – suspira Leonardo Guarnotta, mientras pronuncia sus nombres – siento sus enseñanzas a mi lado… fueron mis maestros e intenté llevar a cabo su testamento moral, intenté tomar entre mis manos la herencia que me pasaron...”. “Cuando tengo que tomar una decisión importante, especialmente difícil – reflexiona en voz alta Guarnotta – pienso en ellos y me digo: ‘¿Qué hacíamos nosotros en esa época?’. Nosotros nos poníamos enfrente, no nos dejábamos distraer por nada, simplemente aplicábamos las leyes, buscábamos confirmaciones, buscábamos todo lo que era útil sin dejar que nadie nos condicionara, encerrándonos en nosotros mismos y respondiendo solo a nuestra conciencia y a nuestro corazón; porque en estas decisiones es necesario que, además de la razón, se use el corazón...”.
“La dote más importante de nuestro trabajo  - afirma suavemente Guarnotta – es el equilibrio... hay que decidir según la ciencia y la conciencia, decidir afanándose por lo que hay que hacer... y para hacerlo hay que conocer a fondo todos los elementos que nos han llegado, hay que concentrarse con todas las fuerzas hasta sentirnos mal, hasta la angustia... solo entonces se podrá decidir y se decidirá bien...”.
El Presidente del Tribunal de Palermo se interrumpe por un instante. Piensa una vez más en el período posterior a los atentados de 1992 y a ese frío que se depositó en su alma que fue imposible de alquimizar. “Creo haber superado los momentos de tristeza solo con el trabajo, con la labor cotidiana – recuerda casi en voz baja el ex miembro del pool antimafia – con la conciencia de que estaba haciendo algo útil para nuestro país, para nuestra Sicilia, para nuestros jóvenes... Esto me dio la fuerza para poder continuar con mi trabajo, para poder cumplirlo, aunque se pensaba que se podía cumplir de manera diferente... yendo todos los días a la Fiscalía para reconstruir, de hecho, ese pool antimafia que luego se convertiría gracias a una ley de 1991 en la Dirección de Distrito Antimafia...”.
Leonardo Guarnotta deja de hablar y mira a su alrededor. En el living de su casa todo está en perfecto orden, pero su estado de ánimo se ve llevado por el viento de sus recuerdos como un velero que enfrenta una marejada. “Deseo fervientemente que se pueda hacer justicia por Paolo y Giovanni – la voz del Juez se extiende por el salón con un tono leve pero también firme -, espero que haya personas que pretendan liberarse de los secretos guardados por tantos años... por el interés por la justicia, por el interés por los familiares de las víctimas y de nosotros los magistrados... Nosotros queremos saber quién fue el que dio la orden para cometer esos atentados, quién fue el ideólogo, quién fue la entidad que pasó por encima de nuestras cabezas y que lo decidió...”.
*Todos fragmentos extraídos del libro “Gli ultimi giorni di Paolo Borsellino” (Los últimos días de Paolo Borsellino)


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Ponencia del Dr. Leonardo Guarnotta

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