Viernes 19 Abril 2024
Por Agustín Saiz, desde Argentina-21 de diciembre de 2020

Desde que fue descubierto el año pasado viviendo en Porto Rosa (Sicilia), el genocida Carlos Malatto quedó acorralado tanto por la justicia italiana como por la argentina. Al exteniente coronel del Regimiento 22 de Infantería de Montaña de San Juan (RIM22) de la dictadura, se le acusan la responsabilidad de al menos 30 desaparecidos. El martes 15 de diciembre la organización no gubernamental “24 marzo”, realizó un encuentro virtual para darle difusión al caso. En el mismo participaron diferentes personalidades como el embajador argentino en Italia Roberto Carles y Estela de Carlotto de Abuelas de Plaza de Mayo. Según declaró Jorge Iturburu, presidente de 24 marzo Onlus, “nuestro objetivo es en primer lugar conseguir la detención y procesamiento de Malatto en Italia. Y en segundo lugar colaborar para que se logre la extradición de Malatto a la Argentina”. Durante el encuentro con Carlotto además convoco “a todos los que saben algo sobre Malatto” para aportar datos ya que la justicia de San Juan recibió un exhorto de la justicia italiana donde pueden ser incluidos. Hasta el momento son 10 los testigos contra Malatto, los que serán enviados a declarar a Italia, pero está la posibilidad de que surjan otros nuevos.

Malatto junto a su superior el mayor Jorge Olivera tenían el manejo del aparato represivo dentro del RIM 22 durante la dictadura en San Juan. Rogelio Roldán, un expreso político en su momento declaró: “Nosotros teníamos un código entre los presos: cuando decíamos que venía “el capitán Malavera” (por Malatto y Olivera) era que llegaban los dos juntos y seguro que la pasábamos mal”. Olivera fue enjuiciado y condenado a cadena perpetua en el 2013, pero se dio a la fuga durante un traslado para un revisión médica en ese mismo año. Un par de años antes, en el 2011, Carlos Malatto teniendo la doble ciudadanía, también había logrado huir prófugo de la justicia hacia Italia.

Primero estuvo en Génova viviendo en la Iglesia de San Giacomo Apostolo, donde el cura argentino José Galdeano lo tenía alojado. Luego se trasladó a una zona exclusiva en Sicilia llamada Porto Rossa, en donde vivió en un petit hotel hasta que fue interceptado por el periodista Emmanuele Lauria y el fotógrafo argentino José Luis Ledesma del diario La Repubblica. Desde entonces los organismos de derechos humanos en Italia intensificaron los contactos con los familiares de la víctimas en Argentina para armar la causa y llevarlos a declarar en Roma.

Tanto la causa en Argentina como en Italia avanzan en paralelo. El primer pedido de extradición de Malatto realizado por la justicia argentina a la italiana fue en el 2014 y se rechazó por algunas fallas de origen técnico. De todos modos es posible que ante un nuevo pedido que incluya las correcciones del anterior, Malatto vuelva a su país de origen para ser juzgado. La causa en Argentina se encuentra en una instancia sumarial, donde la fiscalía recopila las pruebas y las presenta al juzgado para alcanzar a la instancia de juicio. En Italia, debido a la condición de doble ciudadanía de Malatto, se avanza con la convocatoria para tomar declaraciones, entre los que se encuentran los  familiares de Arias, de la pareja de militantes Saroff y Lerouc, de Carvajal y el testimonio directo de Rivas, que es un sobreviviente del centro de detención donde operaba Malatto.

Alberto Rivas es uno de los testigos claves que ya había declarado el año pasado en Roma y su testimonio vincula de manera directa a Malatto y Olivera con las víctimas. Mientras estuvo preso en el instituto Penal de Chimbas (San Juan) pudo ver y escuchar detalles de cómo operaba Malatto dentro de la cárcel. En su testimonio se encuentra el haber reconocido entre otros por ejemplo a la modelo francesa Marie Anne Erize cuyos hermanos acusan a Malatto desde Francia y a Florentino Arias. “Los veíamos pasar a Malatto, a Olivera y pasaban conversando con total impunidad, entonces nosotros escuchábamos conversaciones, a veces nombres, a veces apodos, a veces números de celdas. Hace un mes la hija de un compañero me muestra la foto de su papá para ver si la reconozco y era Arias (Florentino) y lo identifico junto a Malatto quien lo había trasladado dentro el penal. Es fácil reconocerlo actualmente. Malatto está igual, tiene la misma sonrisa cínica”.

Florentino Arias fue secuestrado el 23 de octubre de 1976 cuando el grupo de tareas lo fue a buscar a la imprenta donde trabajaba. Ese mismo día a la tarde entraron también a su casa hombres armados haciendo uso de la fuerza y apuntaron con sus armas a la esposa de Arias (María Ormeño, "Chiquita") y a sus 9 hijos. Su familia tuvo que ir a vivir a la casa de su hermano en condiciones muy precarias donde dormían debajo de un árbol en el fondo de la vivienda. Chiquita Ormeño crió a sus 9 hijos en las condiciones que pudo para sobrevivir. Una de ellas es la que hoy está reconstruyendo su historia a través del aporte dado por Rivas y su testimonio puede formar parte de las declaraciones en Roma.

Otro de los testigos es la hija de Marta Elida Saroff que fue secuestrada el 20 de noviembre de 1976 cuando tenía 26 años. Su madre pudo salvar a su pequeño hermano parando un camión en la Ruta 40 y pidiéndole al camionero que por favor lo llevara a Mendoza con una carta para sus padres. Cinco días después su madre encontró al bebé en la puerta de su casa con algunas ropas, alimentos, medicamentos y un papel escrito por su hija.

Víctor "Gorrión" Carvajal es también uno de los denunciantes y hermano de Ángel José Alberto Carvajal que era el segundo secretario del Partido Comunista. Estuvo detenido en el Penal de Chimbas y cuando lo sacaban para las sesiones de tortura vio a su hermano Alberto, con quien logró comunicarse con señas: “Yo lo veía cuando lo sacaban y lo traían hecho mierda. Estaba cada vez más flaco, tenía los testículos quemados, como se confirma en la autopsia. Le reventaron el bazo a patadas, y después lo colgaron en la celda con un pullover de las rejas de una ventana que tenía una altura de un metro ochenta. A la madrugada un guardia de la cárcel me dice: Gorrión, tu hermano se suicidó. Le contesto: no digas mentiras, lo han matado hijos de puta”.

Sin lugar a dudas, Malatto ya ha paseado demasiado. Seguramente ha tenido tiempo para todo, incluso para intentar convencerse a si mismo que es un ciudadano normal. Pero no es así, una sombra negra lo persigue detrás con el lamento de las decenas de víctimas que fueron masacradas bajo sus órdenes. 

Es hora que la justicia de ambos países trabaje en conjunto para cerrar cuanto antes una de las tantas páginas pendientes del genocidio ocurrido en Argentina.

ìNunca más!

----------------

*Foto de Portada: www.canal13desanjuan.com / Carlos Malatto