Viernes 19 Abril 2024
andres volpeSoledad Acuña, una fiel heredera del 3er Reich
Por Andrés Volpe desde Argentina-22 de noviembre de 2020

No debería sorprender nada a esta altura del partido. Las palabras contra la comunidad educativa de Soledad Acuña (ministra de Educación porteña) corrieron como reguero de pólvora.

“La izquierda ha tomado una fuerza muy grande, donde además el perfil de los estudiantes cada vez va teniendo un sesgo más claro, empiezan a estudiar la carrera docente y esto es igual en todo el país, porque también se refleja en las encuestas que hace el gobierno nacional. Son personas cada vez más grandes de edad, que eligen la carrera docente como tercera o cuarta opción luego de haber fracasado en otras carreras, y si uno mira por nivel socioeconómico no debiera ser como un determinante, pero si uno mira en términos de capital cultural y de experiencias enriquecedoras en momento de aportar para el aula. La verdad es que son de los sectores socioeconómicos más bajos los que eligen estudiar la carrera docente”.

Docentes pobres, fracasados, viejos y encima zurdos; con este tipo de recursos humanos tiene que lidiar la pobre ministra. Nada está haciendo la comunidad educativa para aliviar el stress que provoca tratar con tan indeseable sector social.

Aunque ya sabemos que no es la primera vez que Soledad Acuña inquieta públicamente dentro de su rango de acción, deberíamos preguntarnos, ¿de dónde viene el capital ideológico de la ministra, marcado de odio a los docentes? Si observamos su historial veremos que representa un ejemplo de coherencia absoluta, y no es que estemos avalando precisamente sus dichos.

El 24 de marzo de 1944 las fuerzas de ocupación nazis en Italia asesinaron a 335 civiles en Roma. Por ser parte de dicho acontecimiento, conocido como la Masacre de las Fosas Ardeatinas, el criminal de guerra de las SS Erich Priebke fue condenado a prisión perpetua por la Justicia italiana en 1998, condena que cumplió bajo arresto domiciliario hasta su muerte, a sus 100 años, en el 2013.

Priebke se había trasladado a Bariloche en 1951, la ciudad en la que Soledad Acuña tomó contacto desde muy pequeña con una corriente ideológica muy común por aquellos lugares. En su Bariloche natal asistió a una ilustre institución educativa.

Cerrado por el gobierno en 1945, la institución volvió a abrir sus puertas en 1953 con el nombre de “Primo Capraro”, siendo asumida su conducción por nazis alemanes exiliados en Argentina, entre los cuales se encontraba Eric Priebke, quien asumió su dirección en 1986  -cuando la ministra cursaba como alumna a los 11 años-, manteniéndose en el cargo hasta 1994. Ese último año Priebke fue descubierto por la cadena de noticias estadounidense ABC, detenido y extraditado a Italia, donde fue juzgado y condenado por su responsabilidad en el genocidio acaecido durante la Segunda Guerra Mundial.

A tal punto la corriente nazista caló profundo en la sociedad barilochense, que la defensa que se hizo de Priebke, por parte de un sector de la ciudad rionegrina motivó la producción de la película “Pacto de silencio” (2006), del realizador y director de Radio Nacional Bariloche Carlos Echeverría. El film expone la protección que dio a Priebke la Asociación Germano Argentina de Bariloche y el colegio alemán Primo Capraro, y presenta sorprendentes imágenes de jóvenes festejando el cumpleaños de Adolfo Hitler y de acampantes de juventudes hitlerianas locales.

Remontándonos a nuestros días y por si esto fuera poco, la actual pareja de la ministra es Diego Kravetz, quien hoy "pinta" como sinónimo de violencia institucional. Incontables son las veces que a través de las fuerzas de seguridad amedrentó a los vecinos de Lanús, lugar del cual es ministro de Seguridad, existiendo registro de los propios afectados. A tal punto llegó que la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) reclamó al intendente de Lanús, Néstor Grindetti, la renuncia del secretario de Seguridad de ese distrito.

Reafirmando el viejo dicho “dime con quién andas y te diré quién eres”, podemos inferir la participación de la ministra en un accionar de cierto reordenamiento cultural, ingeniería social de pragmatismo absoluto.

Pero así y todo supongamos por un momento que Soledad Acuña decidió ir contra la educación impartida por criminales de guerra, y que tan enamorada está que no ve más allá de su corazón -ambos tórtolos se vieron involucrados en una causa por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito-. En el futuro seguramente se la recordará por haber tenido la gran ocurrencia de proponer un protocolo que exigía denunciar penalmente la toma de colegios secundarios, además de destruir, erosionar, querer cerrar institutos de formación docente y accionar a favor de privatizar el sistema educativo, dejando fuera a buena parte de los jóvenes argentinos.

Buen ejercicio le vendría bien a la señora ministra Soledad Acuña sentarse nuevamente en un salón de clases con un Paulo Freire en el frente que le enseñe que “hay que luchar por una educación que nos enseñe a pensar, y no por una educación que nos enseñe a obedecer”.

La educación señora ministra “es un acto de amor, por tanto es un acto de valor”.

-----------------

*Foto de Portada: www.laizquierdadiario.com