Jueves 25 Abril 2024
claudio rojas clPor Claudio Rojas desde Chile-7 de octubre de 2020

El primer rescatista -Víctor Valdivia- que saltó a salvar al joven Anthony Alexis Araya , de 16 años, tras haber sido arrojado al río Mapocho por un carabinero en la tarde del pasado viernes 2 de octubre, es un hombre que es enfermero y es bombero. Aún hoy tiene angustia por lo vivido en el Puente Pío Nono, en Santiago de Chile.

Ayer recibió un emotivo mensaje del adolescente (quien se encuentra estable, recuperándose favorablemente): “Recién me vi en la foto y me puse a llorar al saber que tú me rescataste”, le dice. Desde el estallido social ha participado de casos emblemáticos de la represión policial, como los de Gustavo Gatica, Mauricio Fredes y tantos otros. Él forma parte de un grupo voluntario que asiste permanentemente a los heridos de la represión policial.

Son 30 segundos de un mensaje conmovedor que lo deja silente y quebrado; y también es el mensaje para todo un país. Es la voz de un niño que viene recién despertando de una pesadilla y agradece quienes estuvieron ahí. “Hola amigo, muchísimas gracias por rescatarme, en serio. Pucha, recién vi la foto y me puse a llorar al saber que tú me rescataste también. Eres grande, en serio. ¡Muchísimas gracias! Me gustaría conocerte cuando salga de la clínica, algún día juntarnos y hablar bien. Muchas gracias, en serio”, dice el audio de What Sapp enviado desde la Unidad de Cuidados Intermedios de la Clínica Santa María al teléfono de Víctor Valdivia, de 32 años.

Heroe anonimo 2

La tranquilidad y mesura de cada palabra no se condice con la fotografía de Anthony, pero el niño está cada vez mejor, inmensamente agradecido a quienes le salvaron la vida, algo que más bien parece un mensaje para todo el país, para todos esos que quedaron en vilo tras lo sucedido el pasado viernes.

Este enfermero y miembro del Cuerpo de Bomberos de La Granja toda su vida ha estado al servicio de quienes lo necesitan. Desde niño fue scout y en la medida que fue creciendo hizo de la ayuda humanitaria su carrera y razón de vivir. Pertenece a una ONG especialista en emergencias y desastres. Actualmente enseña primeros auxilios en poblaciones de Pudahuel y desde los primeros días del 18 de octubre del 2019, junto a otros expertos del rescate, recorre las calles de la ciudad ayudando a los heridos y víctimas de la represión policial.

Aún no puede digerir la angustia de los momentos vividos el dos de octubre. La última vez que se sintió así de sobrepasado, debió aislarse tres días -por recomendación de la terapia- al interior del Valle del Elqui. Fue cuando le tocó remover cuerpos sin vida en el aluvión de Copiapó el año 2015.

La noche del pasado viernes llegó a su casa con un nudo en la garganta. Su pareja, que también es bombero, de inmediato lo notó distinto. No fue consciente al principio, pero en su hogar se derrumbó.

“Me fui para mi casa con una angustia tremenda. El hecho que sea un niño, el hecho de haberlo visto caer, el hecho de haberlo visto inconsciente e inmerso en el agua, el hecho de haberlo sacado en las condiciones que lo encontramos (…) Para mí es un caso muy significativo, porque pensé, Anthony que estaba muerto”, relata afligido.

En el último año ha sido testigo de mutilaciones oculares, quemaduras por agua del guanaco, atropellos y una infinidad de agresiones. También ha debido ser parte de la red de funcionarios de la salud combatiendo el Covid-19.

Sus compañeros de brigada lo definen como un hombre “todo terreno”. “Es aperrado y siempre está abierto a ayudar, y a compartir conocimientos. Fue el primer líder con el que salí y sabe manejar muy bien las situaciones que vivimos en las calles”, dice una de sus compañeras.

Víctor es el rescatista que lleva chaqueta naranja y casco blanco, el que arrastró de la mochila el cuerpo de Anthony hacia la orilla sur del río Mapocho.

La brigada de Rescatistas Voluntarios miraba hacia el puente cuando escucharon los gritos de auxilio. Por lo mismo, de inmediato y sin dudarlo, Víctor, se tomó de una oxidada cañería para amortiguar la caída. Luego, con el cuerpo del niño a un costado del cauce, sacó la mascarilla y gorro del adolescente para constatar si estaba consciente o no. Ahí notó el rostro pálido, levemente azulado y labios morados de un niño con los brazos fracturados. Los pocos instantes sumergido en el agua evidenciaban la asfixia, así que la prioridad fue permeabilizar la vía área del menor para que lograra respirar sin problemas. “Si no hubiéramos hecho esa acción probablemente él se habría ahogado”, recalca.

En cuestión de minutos, el joven estaba hablando, mientras más personas controlaban la hemorragia en su cabeza. En las inmediaciones, efectivos de Carabineros continuaba reprimiendo y lanzando gases lacrimógenos. Antes de subirlo a la ambulancia, el mismo Anthony dijo su nombre, indicó su número telefónico y edad, a Víctor que no lo soltó ni abandonó en ningún momento. “No cualquiera cae de siete metros y después vuelve a hablar”, dice.

“Le dije ´tú te caíste, estás bien, no te preocupes´, tratando de calmarlo. Como él veía que yo le hablaba constantemente, manejando el equipo, empezamos a tener una relación de cercanía. Yo le decía “tranquilo, no te preocupes, tú eres un héroe, tú vas a pasar a la historia, eres un luchador´. Él me decía que no lo dejara solo, por favor”, recuerda.

Víctor accedió a contar esta historia, porque siente que lo de Anthony fue la tragedia que rebasó el vaso de esa inhumanidad en las marchas, a las que todos parecen acostumbrarse.

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*Fotos de www.eldesconcierto.cl