Jueves 18 Abril 2024

Es lo que se preguntó Javier Baquero, su abogado defensor, quien fue asignado de oficio bajo la consigna que protege al sospechoso “Tiene derecho a un defensor de su elección; en caso de no contar con uno, el Estado se lo proporcionará de manera gratuita”.

Durante la audiencia realizada el pasado 3 de febrero contra su defendido, no pudo evitar contener las lágrimas cuando el fiscal leyó las torturas que recibió el bebé, y cómo el acusado terminó con su vida.

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“Es el caso más duro que me ha tocado a lo largo de mi carrera. Todo el sufrimiento desde el día lunes hasta el sábado, de este menor, con torturas… Fue quemado, fue golpeado fue, bueno… también lo llevaban al jardín sin comer […]. Tenía lesiones en la lengua, en los genitales. Por eso no pude evitar ponerme en los pies o en el cuerpo, en la humanidad de ese menor. Imaginarme todo lo que había sufrido”, expresó el abogado al portal Caracol Colombia.

Tras ver las 44 fotografías de las lesiones, el juez dictó sentencia y con voz entrecortada declaró culpable a Oscar Orjuela, por lo que será enviado a la cárcel sin derecho a reducción de sentencia.

Argentina también tiene su caso que escapa de toda lógica humana. Ocurrió el pasado jueves 20 de febrero, en la localidad santacruceña de Puerto Deseado. Dos hombres violaron a una mujer, y mataron a golpes a su hijo de apenas 4 años. Madre e hijo caminaban por una playa con acantilados.

La mujer de 45 años, oriunda de Salta, se encontraba en la localidad para visitar a su hijo mayor. Durante la caminata, fue abordada desde atrás con arma blanca por dos sujetos de sexo masculino quienes la redujeron. Mientras uno amenazaba a su hijo con el cuchillo, el otro la llevó a una cueva donde la violó. Antes de irse la golpeó fuertemente con una piedra, creyéndola muerta. Uno de los agresores dijo: “No quiero volver en cana. Hay que matarla”, según información de la causa a la que accedió el diario Infobae. Por lo que se presume que los dos sospechosos ya tenían antecedentes policiales. Finalmente la mujer recuperó la conciencia, creyendo que su hijo había sido secuestrado. Horas más tarde, el cuerpo del pequeño apareció en un acantilado. La autopsia practicada confirmó que el chico perdió la vida por una hemorragia interna producto de politraumatismos de cráneo realizado con un elemento contundente. En tanto la mujer fue trasladada al hospital Zonal de Puerto Deseado, donde se le diagnosticó traumatismo de cráneo y contusiones varias.

El mismo día del ataque, luego de un identikit realizado gracias a las declaraciones de la víctima, fueron apresados 2 sospechosos en un lugar conocido como “La Favela”. Allí se encontró además ropa ensangrentada y descubrieron que el mayor de los sospechosos tenía lesiones en la cara y los brazos. La mujer reconoció a sus atacantes en una rueda de reconocimiento. Sin embargo el juez de la causa Oldemar Villa, ordenó la inmediata liberación el pasado viernes, por no contar con pruebas suficientes para su detención. Según el diario “La opinión austral”, el mismo juez había sido denunciado por los vecinos de la localidad por contar con varios crímenes sin resolver.

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La causa dio un giro la mañana de domingo 23 de febrero cuando uno de los sospechosos liberado apenas el día anterior, confesó el ataque. No llegó por decisión propia a la comisaria, sino que otro sujeto de identidad reservada lo había delatado como autor del aberrante hecho, obligando al juez Villa a citar nuevamente a los sospechosos. Todavía se espera la rueda de reconocimiento para su presunto cómplice.

La inoperancia de la justicia se observa nítidamente en estos dos casos. Por un lado en Colombia, un abogado defensor, un juez y un fiscal lloran al escuchar el relato de como un niño que no llega a los dos años fue torturado y asesinado. Por otro lado en Argentina un juez ordena la liberación de sospechosos reconocidos por la víctima, quien perdió a su hijo en manos de los mismos. Al lanzar la moneda, no importa de qué lado caiga. La violencia debe parar. Como sociedad no podemos hacer justicia. Pero si reclamar, salir a las calles, defender a nuestros niños. Y sobre todo, nunca permitir que estos hechos se hagan parte natural de nuestras vidas. Es nuestra obligación. Que nuestra conciencia nuca duerma tranquila mientras haya un solo niño que sea vulnerado, no importa el país en el que se practique la violencia contra la infancia, en todas sus formas.

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Foto de portada: www.Infobae.com 

Foto 2: www.alchile.cl 

Foto 2: www.airedesantafe.com.ar