Sábado 20 Abril 2024

Encuentro del hotel Bauen

 

Entrevista de Mariana Trejo y José Guzmán, de Argentina-8 de agosto de 2019 (*)

-Virginia, me gustaría que nos cuentes ¿por qué fue perseguida y detenida arbitrariamente la juventud, en dictadura?

Yo creo que nuestro delito -que lo castigaron con 30.000 desaparecidos, 10.000 presos y persecuciones a nuestras familias, a nuestros hijos, y a las que teníamos hijos pequeños- fue pensar diferente; una generación que desde distintas líneas políticas o sociales, culturales, nos comprometimos en construir un país mejor para todos. Queríamos un mundo mejor, entonces esa militancia fue como un enfrentamiento, a juicio de los de la vereda de enfrente, de la oligarquía y de los grupos poderosos minoritarios. Todos conocemos las consecuencias de la dictadura pero para imponer un plan económico de minorías -que fue lo que pasó en la época de la dictadura- generaron terror, persecución política, muerte, desapariciones de bebés, además del endeudamiento del país”.

“En mi caso particularmente puedo hablar sobre todo de San Juan, donde nosotros queríamos que la Universidad estuviera al servicio de resolver los problemas del medio, que una vez recibidos los profesionales diéramos ese servicio social. Pero eso era peligroso para muchos. Nosotros trabajábamos en los barrios más humildes; en San Juan, después del terremoto del ´44 se construyeron varias vías de emergencia que duraron hasta el ´70 y pico, y muchos de nosotros trabajábamos en esos barrios ayudando a esa parte de la población. En el caso de los que estudiábamos arquitectura, ingeniería civil, u otras profesiones, como sociología, trabajábamos con las personas de esos lugares, que eran muy vulnerables, tratando de ayudarlos a mejorar las viviendas y las condiciones de vida, de dar cursos para que pudieran alimentarse lo mejor posible dentro de las condiciones que tenían”

“Festejábamos el día del niño, la navidad, llevábamos personas de Cultura, mimos, cuerpos de baile; y la idea que nosotros teníamos era que lo que hacíamos era muy bueno; nunca pensamos, creo yo -por eso es importante que los jóvenes sí lo sepan- que iba a pasar lo que pasó; porque no había antecedentes en el país de campos de concentración; o sea, existía la posibilidad de que nos detuvieran, eso lo sabíamos. Después fuimos averiguando, y supimos que parte de los integrantes de las Fuerzas Armadas habían hecho cursos en otros países, para reprimir, que habían aprendido de Argelia. Pero eso lo supimos después”.

-¿Qué significa ser un preso político y cuántos años estuviste presa en el penal de Villa Devoto?

“En el caso mío, de mi esposo y de muchos compañeros nunca se pudo probar ningún delito. Yo estuve desde el ´76 hasta el ´77 acá en San Juan, en el penal de Chimbas; nos trasladaron con las compañeras en setiembre del ´77 a Devoto, donde salí con libertad vigilada en setiembre del ´82, y nos levantaron el PEN recién en diciembre del ´83, cuando asumió Alfonsín”.

“Pero lo más importante es que nosotras nos convertimos en más que hermanas, porque tuvimos la claridad emocional y racional de saber que teníamos que resistir todas juntas y ser absolutamente solidarias. Las compañeras que vivían en Buenos Aires por ejemplo, tenían visitas cuando se les ocurría a ellos, ya que a veces nos castigaban y no tenían visitas, pero las que éramos del interior tuvimos muy pocas visitas, porque no era fácil manejarse en esa época para poder ir a Buenos Aires y porque las familias eran perseguidas.”

“Entonces si una familia llevaba ropa, la persona a quien se la llevaban la repartía entre las otras para que tuvieran una cada una; y lo mismo con el dinero -a nosotras nos dejaban comprar solamente leche en polvo, queso, azúcar, yerba y cigarrillos, nada más- y hasta compartíamos las visitas”

Virginia Rodriguez y su esposo2

“Cuando no nos dejaban salir de la celda ni siquiera al patio nos juntábamos y nos contábamos las visitas. Cada una de nosotras llegó a conocer así hasta a la tatarabuela de cada compañera”

“Nosotras dijimos: "no vamos a salir de acá, ni locas, ni muertas" y cuando nos encontramos con las compañeras el 15 de junio de este año en el hotel Bauen, no hablábamos de sonoridad ni de feminismo, pero de hecho lo hicimos, porque fuimos una generación de mujeres que salió del espacio privado con su familia y sus hijos para ayudar en el espacio público, con lo que cada una pudiera, a construir un país más justo, y no hablábamos de inclusiones, decíamos “un país para todos”, porque hay cosas que uno las puede ir procesando mejor después”.

-Vivían un feminismo puro, se podría decir, humano, por las condiciones en las que estaban…

“Éramos muy conscientes de que podían haber compañeras más fuertes ante semejante brutalidad que se había vivido, pero que si nos conteníamos entre todas, todas íbamos a salir bien. Fuimos más que hermanas;  no podíamos leer, entonces organizábamos charlas. La que era historiadora enseñaba historia, la que sabía francés o inglés lo mismo, era una forma de mantenernos activas. Y por supuesto gimnasia, aunque la teníamos prohibida; pero si no hacíamos gimnasia con la cantidad de años que estuvimos sentadas en una cucheta hubiéramos salido locas o muertas. No podíamos hacer gimnasia, no podíamos leer nada, no podíamos tener visitas de contacto con los hijos, ni con la familia, sino a través de un vidrio. No podíamos compartir, salíamos muy poco tiempo al recreo”.

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“Y una cosa fundamental era que nos resistíamos en las requisas a no sacarnos la ropa interior, entonces, cada vez que venían las requisas y nos negábamos a eso nos mandaban a los calabozos, que eran en condiciones mucho más duras, porque la cárcel de Devoto tenía dos partes, una parte que eran pabellones donde había 18 o 20 compañeras, con cuchetas, o en celulares en los que en cada habitación había cuatro compañeras, con la letrina incluida en el lugar donde dormíamos. Entonces, cuando nos llevaban a los calabozos donde estábamos solas, que no tenían letrina y estábamos todo el día sin un colchón, durante quince o veinte días en esas duras condiciones, teníamos nuestros recursos. Algunos los habíamos aprendido de los presos comunes, entonces hacíamos gimnasia. Tampoco podíamos hacer ninguna actividad manual; y de la dictadura anterior habían quedado guardadas agujas y a veces las familias nos llevaban hilos cosidos en algunas prendas, o los sacábamos de las toallas y con eso nosotras bordábamos. También con la miga de pan y con los huesos hacíamos unos trabajos de maravilla, pero como lo teníamos prohibido, cuando nos veían nos mandaban al calabozo”.

“Aun así habíamos evaluado que más valía sufrir la consecuencia de que nos mandaran a los calabozos a que no hubiéramos desacatado el reglamento para hacer gimnasia y compartir, porque hubiéramos salido peor. Aunque eso influía en contra, porque nos consideraban irrecuperables, ya que el régimen era por mala conducta”.

“Con esa práctica, a pesar de las distintas orientaciones políticas o sociales de cada una fuimos capaces de encontrar los puntos comunes para resistir entre todas. Y lo que no perdimos nunca es la alegría; lo cual no quiere decir que alguna vez no lloráramos, por supuesto, pero nos festejábamos los cumpleaños, amasábamos la miga de pan y hacíamos palmeritas, medialunas, hacíamos tortas de leche en polvo con azúcar; y siempre nos regalábamos algo, hasta que alguna vez lo encontraban, nos lo sacaban y nos mandaban al calabozo. Pero bueno, así resistimos siete, ocho años. Y aunque no se perdió contacto, nunca habíamos estado todas juntas como ahora en este encuentro”.

“Hace unos meses atrás las compañeras que viven en Buenos Aires hicieron una movida para preservar como sitio de la memoria la cárcel de Villa Devoto, entonces se pidió en todo el país a cada una de nosotras, que vivíamos en distintas provincias, una adhesión a una presentación, porque en el 2012 había salido un decreto, una ley – no recuerdo bien ahora- de que no se podía tocar Villa Devoto, pero ahora había presente un traslado de la cárcel y un negocio inmobiliario para hacer ahí, y otra en Campo de Mayo, entonces obtuvimos una cantidad impresionante de adhesiones en todo el país y la seguimos peleando”.

“Si bien Devoto no fue un centro de detención clandestino, sí se violaron los derechos humanos. Sí murió una compañera por falta de atención, Alicia País, que es hermana de la locutora, periodista... Y también otra persona, por falta de atención. Nosotras fuimos testigos, y hay algunas compañeras que están declarando en un juicio por la masacre del pabellón 7 de los presos comunes, que murieron más de cien, en el ‘78. Esto hizo que nos encontráramos, aunque algunas habíamos estado en contacto”

.Penal Devoto

“Fue impresionante este encuentro; durante esos períodos nacieron muchísimos hijos nuestros en cautiverio, bebés que nacieron en las distintas provincias; por suerte en el caso nuestro, como estábamos blanqueadas, como se decía, legalizadas, se los entregaron a la familia. Hay casos de niños que nacieron en la cárcel, que los militares sacaron un decreto en el 77 que no podían estar más allá de los seis meses, ya que a los presos comunes la ley preveía que una los podía tener hasta los dos años, pero cuando sacaron ese decreto, por suerte a todos los fueron entregando a su familia. Hubo niños que compartieron con su mamá y sus compañeras hasta los dos años”.

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“En este encuentro, aparte de nosotras fueron como cuarenta hijos de los nacidos en la cárcel. Y estamos haciendo un trabajo, porque se escribió un libro que se llama “Nosotras las presas políticas” que se publicó por primera vez en el 2006, pero no teníamos los datos de cuántos fueron los niños, entonces estamos haciendo la lista, ya tenemos más de 150 niños nacidos en cautiverio. Pero además hay compañeras que salieron con opción, otras perseguidas políticamente y también en ese período nacieron un montón de hijos en el exilio, incluso hay una agrupación de hijos del exilio hace más de 11 años; han hecho entrevistas, programas, contando lo que fue para ellos, porque la prisión y el castigo no fue solo para las que éramos militantes sino para nuestras familias y nuestros hijos, y eso se tiene que saber, porque la mayoría de los chicos -que ya te digo son más de cuarenta- se han hermanado. Pareciera que uno genéticamente les transmitió, porque nos decían tías y era la primera vez que nos encontrábamos. Ha sido algo maravilloso”.

“Lo que más nos ha gustado es que ninguna alberga odio; ni olvido ni perdón; eso sí: memoria, verdad y justicia. Pero nosotras preservamos la alegría, las buenas ideas, las convicciones; no nos inocularon el odio, a pesar de todo lo que vivimos. Y eso es algo muy importante, yo creo que por eso estamos todas de pie, íntegras en general. Y la mayoría de los chicos por suerte también, aunque hay por supuesto un grupo minoritario, que ha quedado afectado. Fue un encuentro que duró tres días, todo un fin de semana donde tuvimos la alegría de poder compartir, cantar, bailar, fue el tiempo de los abrazos, los besos, las lágrimas de emoción.”

-¿Cuántos años tienes ahora Virginia?

“Tengo 72”

-¿A qué te dedicaste después de esos años tan difíciles?

“Ahora me jubilé, pero fui profesora en la Facultad de Arquitectura. Y estuve todos estos años en un programa de derechos humanos que tiene nuestra Universidad , porque es una Universidad que trabaja mucho en derechos humanos, y este programa nutría a todos los organismos de DD.HH nuestros, la Liga, la Asamblea Permanente, hijos, madres, ex presos políticos, los colectivos gays, lesbianas, etc ; militamos con objetivos claros de hacer docencia sobre derechos humanos, de articular acciones para defender , preservar y profundizar los derechos humanos y buscar puntos comunes. Entonces, desde ahí, nosotros hemos promovido los juicios de lesa humanidad; ahora se está iniciando el cuarto juicio de lesa humanidad en San Juan. Tenemos 139 sanjuaninos desaparecidos en distintos lugares del país, ya que en el 75 y 76, muchos se iban de la provincia porque estaban perseguidos, pero en San Juan desaparecieron 22 compañeros; la mayoría son de nuestra universidad, tanto alumnos como profesores, personal de apoyo, hasta un ex rector de la universidad provincial desapareció. Hemos promovido esos juicios y en el que terminó hace poco fueron como diez perpetuas, porque en San Juan hubo papeles que estaban en el Departamento de Inteligencia de la policía que sirvieron de base documental, además de nuestras declaraciones”.

“Esa es otra cosa que hemos llevado adelante los ex presos, que es testificar en los juicios, con todo lo que significa después de cuarenta años recordar una serie de cosas muy violentas y dolorosas, pero todos estuvimos ahí al pie; no tanto por uno, sino por un Nunca Más y por los 30.000 desaparecidos. Porque hicieron creer mediante la prensa -lo mismo que pasa ahora- que todo el mundo andaba con un arma en la mano; era una mentira atroz, porque mataron, tuvieron preso a todo el mundo; y aún si alguien hubiera tenido un arma en la mano lo hubieran tenido que juzgar y estarían vivos, aunque estuvieran presos, pero con esas historias de mentiras pudieron hacer un montón de cosas e imponer el plan económico; lo mismo que pasa ahora. Los medios han sido cómplices, la mayoría, en aquella época y en esta, que por suerte hay radios comunitarias; está C5N y muchas emisoras del interior, que cuentan la verdad”.

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-¿Qué opinas de estas políticas que se quieren implementar por debajo de los papeles cuando se pide un 2x1 para los genocidas, o se piden decretos para criminalizar las protestas…?

“Como cuando se quieren parar los juicios… porque desde 2015 se han desmembrado un montón de programas de derechos humanos. Incluso la misma Secretaría de Derechos Humanos; y cuesta muchísimo llevar adelante un juicio en cada lugar. Lo llevamos a pulmón, en cada provincia. Cada dos por tres se quiere volver a poner la teoría de los dos demonios. Cada dos por tres dicen que no son 30.000, que son 8.000… como si eso fuera importante con todo lo que ha pasado. Cuesta mucho, pero la seguimos peleando, porque la verdad que madres y abuelas son un faro para todos”.

-Para toda Sudamérica, porque no hay un país que haya tenido una resistencia tan fuerte por parte de las madres y de las abuelas como Argentina. Yo veo el caso de Uruguay y de Chile y no han tenido la reconstrucción de la memoria ni los juicios que ha habido acá.

Ahora fueron a vernos algunas madres , una de ellas tiene noventa y pico de años, anda con un bastón, con una silla de ruedas; pero la polenta, la energía, las convicciones que tienen es como para decir: son un ejemplo de ser humano para pelear por las cosas justas , porque son sus hijos y sus nietos los que están buscando”.

- Personas como vos son un ejemplo para todos los jóvenes.

“Yo tengo cuatro hijos y seis nietos, y todas continuamos, a pesar de lo difícil que fue cuando salimos. Para la mayoría de la gente pensar que alguien había estado seis, siete , ocho años presa, era pensar que “habrían matado”, “habrían puesto bombas”… después con los juicios la gente ha ido entendiendo”.

-¿En qué condiciones saliste de ese lugar?

“De terror. Un día vinieron y me dijeron “tiene que salir” y así a todas. Yo vivía en San Juan, salimos con otras compañeras. Ahí nos pusimos en contacto; pude hablar, a través de la Iglesia Metodista, de la que algún obispo iba y nos visitaba, como Aldo Etchegoyen , hoy fallecido. Desde su casa pude llamar a mi familia y fueron mi hermana y mi cuñado a buscarme a Buenos Aires, y traerme. Hubo casos en que habían salido y las habían detenido de nuevo, o las hicieron desaparecer”.

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“Mis dos hijos, que tenían siete años uno y seis la nena, se vinieron enseguida conmigo. Mi marido salió al mes siguiente, que lo habían trasladado. Y él también salió así, de un día para otro, sin plata, sin nada. Y a mí no me fue tan complejo pero hay compañeras que salieron en el 85 recién”.

-¿Siguieron presas en democracia?

“Sí, y también, les dijeron “salís” y no tenían nada, ni siquiera unas monedas para hablar por teléfono a sus familias. Fue difícil, más, después de haber estado varios años presas, porque llegabas y todo había cambiado. Pero bueno, por suerte los amigos y la familia nos contuvieron y pudimos salir adelante, porque nos costó mucho conseguir trabajo inclusive”.

-¿Tu mensaje para los jóvenes?

“Yo creo que los jóvenes, como en todas las épocas, son los que tiene que levantar las banderas por un país mejor, de la manera que puedan, desde el lugar que puedan, con un mayor o menor compromiso, pero comprometiéndose sobre todo con los más vulnerables. Yo creo que la vanguardia la tienen los jóvenes, porque ya somos de otras generaciones y muchos conservamos nuestras convicciones y los acompañamos. Estamos al lado, empezando por las madres y las abuelas”.

“Creo que los jóvenes tienen que aprender, y conocer bien la historia como para tener elementos racionales, pero además comprometerse con el corazón, hacia los demás, y hacerlo en cada lugar, en la universidad, en los colegios, en los clubes deportivos, en el barrio, en cualquier lugar donde estén, porque necesitamos estar en todos lados para que realmente haya políticas de Estado para la mayoría, no para la minoría; porque aunque sigamos llenando de policías y matando niños no vamos a tener tranquilidad ni seguridad si no hay una seguridad social para toda la población."

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(*) La entrevista telefónica a Virginia Rodríguez se realizó el 7 de julio de 2019.

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*Foto de Portada: Virginia Rodríguez

*Foto 2: www.elfurgon.com.ar   / Encuentro del hotel Bauen, 15 junio 2019

*Foto 3: www.tiempodesanjuan.com  /Virginia Rodríguez y su esposo

*Foto 4:  www.pagina12.com.ar /Encuentro del hotel Bauen, 15 junio 2019

*Foto 5: de Germán García Adrasti / Penal Devoto.

*Foto 6: www.anred.org  / Encuentro del hotel Bauen, 15 de junio 2019

*Foto 7: www.canal13sanjuan.com  / Virginia Rodríguez en diálogo con periodistas

*Foto 8: www.telesoldiario.com  /Virginia Rodríguez entrevista por la prensa