Miércoles 24 Abril 2024

La iniciativa vecinal, de personas que a conciencia se pusieron sobre sus espaldas la responsabilidad de llevar adelante tres jornadas de actividades, contó con el apoyo del Centro Mec de Piriápolis, el Municipio de Piriápolis y la inter sindical de Maldonado. Pero sin perjuicio de esa apoyatura, nos es justo y merecido reconocer que los organizadores del evento dieron todo de sí, no solo para brindar a los invitados y al público, las comodidades requeridas para las actividades artísticas sino además una cobertura de servicios que incluyeron la venta “a voluntad” de alimentos y libros, entre otros elementos relacionados directamente con el colectivo vecinal. En resumidas cuentas se llevó adelante una compleja actividad, hecha a pulmón y con el esfuerzo de muchas voluntades, que son las que siempre ponen el pecho cuando se trata de crear conciencia sobre una causa justa relacionada con la Memoria, con la defensa de los DDHH en sus diferentes expresiones y con la lucha para derribar la cultura de la impunidad. Esa impunidad que todavía sigue siendo un obstáculo nada propicio para llegar a la justicia y para que los uruguayos que buscan a los detenidos desaparecidos en dictadura encuentren sus restos y vean a los responsables de las desapariciones ser conducidos ante la Justicia Penal.

El programa de la carpa tuvo su actividad inicial el día 21 de junio, oportunidad en que la parte artística estuvo a cargo del vocalista Diego Rossberg e integrantes del proyecto “Mestizo”, exhibiéndose la muestra fotográfica del MUME “Imágenes del silencio” alusiva a la reciente Marcha del Silencio, del pasado 20 de mayo del presente año.

Al día siguiente, sábado 22 de junio, el orden de actividades previsto para las 14 horas marcó la realización de un taller presentado por “Memoria en Libertad” con el título: “La Memoria es historia”. De éste taller participaron numerosas personas, vecinos en su mayoría, y junto a ellos los jóvenes de Our Voice, integrantes del elenco, y por Antimafia Dos Mil Erika Pais y el redactor de éste artículo.

La oportunidad de intervención para todos los presentes fue enriquecedora desde todo punto de vista. Cada uno de los participantes opinó sobre los días del terrorismo de Estado en el Uruguay y sobre toda la gama de situaciones que les tocó en suerte en los años setenta. En su gran mayoría los testimonios pertenecieron a hombres y mujeres, que en aquellos días del terror eran niños o adolescentes. Lo cierto es que la velada fue una antesala ideal para la presentación de la obra de Our Voice, en el sentido de que todos los participantes del taller comprendieron perfectamente que la participación de jóvenes en esta actividad resultaba extremadamente simbólica, precisamente porque ellos son en definitiva los protagonistas esenciales, que continuarán en el futuro con las luchas para derribar los muros de la impunidad , que hoy parecen estar intactos y conspirando contra los reclamos de verdad y de justicia, cuando no blindados para que los responsables de delitos de lesa humanidad se mantengan distantes de los castigos y de las sanciones, en definitiva, distantes de la cárcel o en su defecto protegidos en sus “prisiones domiciliarias”.

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La obra “Brillo en Cautiverio” (que alude al maestro Julio Castro, uno de los casi doscientos detenidos desaparecidos en el Uruguay) de Christian Almendras, que fue premio dramaturgia y dirección, por resolución de un jurado de la Intendencia Municipal de Montevideo, en el marco de una de las recientes ediciones de la Movida Joven, fue subida a escena en la Carpa de Vecinos por la Memoria y el trabajo actoral de cada uno de los jóvenes de Our Voice tuvo su brillo propio. En el papel del maestro y periodista Julio Castro, Diego Grachot tuvo uno de sus mayores logros; en el papel del militar represor y finalmente victimario del maestro, Juan Manuel Ferreira alcanzó un tono notable en su interpretación; y en similares términos se puede evaluar el trabajo de los más benjamines del elenco: Giorgio David Almendras y Anubis Leal en sus respectivos papeles: periodista investigador y amiga de Julio Castro; destacándose finalmente la joven Alina Leal, en el siniestro personaje que maneja los títeres del aparato represor y político que dominó (y sigue dominando) a los pueblos y a quienes acometen contra las democracias, instalados dentro del sistema político y económico de una América Latina otra vez asediada por un modelo económico marcado desde el Norte.

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Cada parlamento y cada escena de un texto aludiendo al cautiverio y a la desaparición del maestro Julio Castro en agosto de 1977, en manos de un grupo de tareas de la policía y del ejército, fue centro de atención de cada uno de los espectadores, y no pocos de ellos se sensibilizaron visiblemente con algunas escenas, captando perfectamente el mensaje de la dramaturgia del autor, buscando dejar en la platea un mensaje muy claro: el mensaje de dignidad del mismo Julio Castro , quien en avanzada edad y enfermo no se doblegó al represor, aun en el momento mismo en que fue asesinado. Cabe consignar que los restos de Julio Castro, fueron hallados el 21 de octubre de 2011 en un predio militar de la zona de Toledo, en el departamento de Canelones. Los restos óseos ubicados permitieron confirmar que Castro además de haber sido sometido a torturas fue asesinado de un balazo en el cráneo. Un desenlace que se visibiliza en el parlamento final de la obra y que constituye un incisivo mensaje a la platea y al mundo moderno, cuarenta años después de los hechos: “solo espero que la bala que lo mató nos enseñe a vivir con dignidad”.

La frase en cuestión en realidad es un desafío. Y es al mismo tiempo una arenga, una convocatoria. Un sólido cuestionamiento a la democracia de hoy y a quienes tienen en sus manos luchar por verdad y justicia.

La frase en cuestión quedó allí, flotando en el aire.

Minutos después, se llevó a cabo un conversatorio bajo el siguiente título: “¿Por qué la impunidad? Análisis de la correlación de fuerzas: gobierno, fuerzas armadas, sociedad civil y realidad internacional”.

Participaron como panelistas: Roberto López, integrante del Consejo Directivo de la Fundación Mario Benedetti; Margarita Michelini en representación de la Fundación Michelini ; Elena Zaffaroni de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos en el Uruguay; Gastón Grisoni de CRYSOL; Raúl Olivera por el Observatorio Luz Ibarburu y la ex jueza penal Dra. Mariana Motta por la Institución Nacional de DDHH.

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Sin titubeo alguno debo puntualizar que las respectivas ponencias fueron sumamente enriquecedoras y clarificadoras, y además, permitieron conocer en profundidad la posición de cada una de los colectivos allí representados, en relación al tema base del conversatorio. Fueron ponencias que con los matices propios de cada persona y de cada colectivo u organización, tuvieron un común denominador: la denuncia de la impunidad como reina y señora de nuestro tiempo, en lo que se refiere al castigo de los responsables de delitos de lesa humanidad. Y quien fue muy didáctica en este sentido fue la ex jueza Motta, cuya exposición permitió visibilizar descarnadamente los alcances del papel que juegan los integrantes de la Suprema Corte de Justicia, a la hora de poner barreras en el diligenciamiento de causas de lesa humanidad. Y a propósito de este tema quiero recalcar que horas antes del conversatorio salió a la opinión pública la información de que los colectivos uruguayos denunciaron delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura, revelando –como dato importante- la existencia de 153 causas judiciales paralizadas, siendo que fueron presentadas hace unos ocho años. En medio de este panorama los organismos también revelaron que hay 187 causas activas referidas a denuncias de delitos de lesa humanidad, según estos términos: 14 en etapa de ejecución, donde los responsables fueron condenados; tres en etapa de sumario, donde existe procesamiento pero no condena; y la friolera de 170 causas en etapa de pre sumario. Asimismo, de todas éstas hay 17 causas con solicitud de procesamiento pendiente a 52 acusados y 153 en etapa de investigación (o lo que es decir paralizadas) como señalábamos anteriormente.

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En definitiva, el conversatorio, además de visibilizar recurrentemente (a través de las intervenciones de los panelistas y de quienes estábamos en la plantea) una omisión sistemática del Estado en materia de DDHH, puso sobre el tapete público la necesidad de encarar estas situaciones con mayor conciencia popular, sin olvidar que también la sociedad civil debe asumir sus responsabilidades para que se pueda revertir la situación. ¿Por qué? Por muchas razones: porque la justicia que llega 40 años después ya no es justicia y porque los represores van falleciendo y se van diluyendo los caminos de la aplicación del Derecho, y porque además, los denunciantes también van falleciendo. Una realidad de la que no podemos estar indiferentes y que nos debería llevar a acelerar nuestras medidas de lucha, bajo diferentes formas.

Las actividades dentro de la carpa de “Vecinos por la Memoria de Piriápolis” concluyeron recién al día siguiente dentro de un contexto en el que otras actividades fortalecieron la propuesta. Sobre las 15:30 horas en el espacio Museo Vivo del Títere, se llevó adelante un Taller de Títeres para la familia bajo el título: “Los DDHH en el retablo” y más después Andrea Tuana disertó sobre “La comunidad frente a la violencia sexual hacia la infancia”. Finalmente, al caer la noche, sobrevino el cierre de las tres intensa jornadas de actividad: la participación de Andumbé, en sus dos expresiones artísticas: Banda de Cambombe Beat y Cuerda de Tambores.

“Vecinos por la Memoria de Piriápolis” en su accionar inaugural en la Plaza Artigas de un balneario singular, se transformó sobradamente en un bastión de defensa de la vida, de la justicia y de la Memoria.

“Vecinos por la Memoria de Piriápolis” , como todos quienes se sumaron a su presencia como colectivo y a las actividades en la carpa, de hecho, acusaron recibo al mensaje final de “Brillo en cautiverio”: “solo espero que la bala que lo mató nos enseñe a vivir con dignidad”

“Vecinos por la Memoria de Piriápolis” es una clara muestra de esa dignidad que emerge del martirologio de Julio Castro.

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*Foto de Portada y números 2 y 3: Our Voice-Erika Pais/ Secuencias de la obra “Brillo en cautiverio”

*Fotos 4 y 5: Gentileza de Vecinos Por la Memoria (V.P.L.M.) /Panelistas del Conversatorio .