Sábado 20 Abril 2024

Y no creo que las respuestas de los políticos serían satisfactorias, mismo aún cuando algunos de ellos participasen de las Marchas del Silencio, porque tal como está el panorama, su presencia en ese multitudinario (y dramático) encuentro de seres humanos reclamando a los gobernantes el derecho a saber la verdad, me resultaría más una provocación suya (o mejor dicho, una burda hipocresía) que una adhesión a la causa. Porque de los militares y de los policías, y de los civiles, muchos de ellos dirigentes renombrados y mediáticos de los partidos colorado o blanco –partidos tradicionales- se puede esperar un cínico deseo de que todo quede en la nada y que no haya revisionismos sobre los años del terrorismo de Estado (y que no se encuentren restos humanos y que los violadores y asesinos queden impunes, como si nada hubiese ocurrido). Pero de quienes no se puede esperar insensibilidad, indiferencia o inoperancia ante todos esos sufrimientos de compañeros de sectores de izquierda, es precisamente de la clase política de los tres gobernantes de la fuerza política que nuclea a las diferentes corrientes de la izquierda nacional.

Pudieron hacer de las suyas, con sutileza o descaradamente, los presidentes de aquellos años: Jorge Batlle (hoy fallecido), Julio María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle. ¿Pero a la llegada del Frente Amplio, a los sitiales de gobierno, cuánto hicieron verdaderamente Tabaré Vázquez, en su primera etapa, José Mujica y otra vez Tabaré Vázquez?

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Estos dos presidentes de la izquierda (o del progresismo) uruguayo (y también sus políticos, parlamentarios y adherentes) pueden extenderse en palabras para responder “sus logros” en materia de las violaciones de los derechos humanos en dictadura, pero en los hechos se ve claramente que los logros han sido magros. Han sido tibios. Han sido menguados. Han sido ridículos. Y principalmente han sido irrespetuosos para con los mismos uruguayos y uruguayas (compañeros suyos de los años de dictadura, o de pre dictadura) que no solo los votaron sino que además sufrieron en carne propia las represiones y las violencias de los setenta.

Si algo se habría hecho verdaderamente (desde que la izquierda está en el poder) nunca habríamos llegado a la vergonzosa realidad política de la Marcha del Silencio número 24, como si se tratase de una ceremonia cargada de dolor y reclamo, signada por la eternidad.

Y en este 2019 (en estos últimos meses) de acuerdo a una serie de hechos relacionados con los militares específicamente, y a una serie desvaríos y pasos en falso dados por el gobierno de Tabaré Vázquez y por él mismo (que visibilizaron opacidades y deslealtades -del pasado y del hoy- de algunos integrantes de la fuerza política oficialista) el clima de preocupación y de indignación frente a todo el panorama relacionado con los derechos humanos, alcanzó niveles altos, entre las madres y los familiares de detenidos desaparecidos uruguayos (y en el seno de no pocas organizaciones de DDHH y en ciudadanos, no necesariamente de filas del Frente Amplio).

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Bajo una intensa lluvia y con un clima invernal, en este 20 de mayo, podríamos estimar sin temor a error, que entre 50 y 80 mil personas salieron a la Avenida 18 de Julio para participar de la Marcha del Silencio edición 24. Bajo una intensa lluvia, que no fue obstáculo para la gran movilización (que sigue siendo silenciosa, algo que sigo sin entender, a esta altura de los acontecimientos, que son preocupantes y no son pocos) la columna ciudadana avanzó hasta la Plaza Libertad, llevando en la primera línea de la cabecera el tradicional cartel con una sola consigna, por demás clara y por demás precisa, respecto al espíritu de la convocatoria, y del sentimiento de cada uno de los familiares portando las fotos de los desaparecidos.

“¡Que nos digan dónde están¡ Contra la impunidad de ayer y de hoy”

Ignacio Errandonea, de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, al ser entrevistado por un periodista de la cadena Telesur, durante la Marcha, dijo:”Es impresionante la cantidad de gente que vino a pesar del mal tiempo. Realmente demuestra un compromiso serio e importante de la ciudadanía con el tema. Demuestra que no estamos solos y que me parece que debe ser tomando en cuenta por los gobernantes, para terminar con la impunidad y para que de una vez por todas sepamos la verdad”

Como decía al comienzo, si ayer mismo hubiese regresado al Uruguay después de una prolongada ausencia, también me preguntaría sobre los motivos por los cuales los señores senadores del Parlamento Nacional pusieron sus rencillas electorales por encima de lo que su investidura les reclama en la votación de las venias del pase a retiro de los cuatro generales que integraron el Tribunal de Honor del Ejército para sus colegas José Nino Gavazo, Luis Maurente y Jorge Silveira; y también me hubiese plantado en afirmar, como lo afirman las Madres y Familiares de los Detenidos Desaparecidos , que la “responsabilidad de mantener intocada la formación de las Fuerzas Armadas en una doctrina golpista y una soberbia mesiánica corresponde a todos los gobiernos desde el fin de la dictadura”.

Pero además, me hubiese propuesto desenmascarar (aún años después) a quien arteramente hizo del Pacto del Club Naval -de los días finales de la dictadura, a mediados de los años 80- uno de los reductos de la cultura de la impunidad para los represores, un reducto vigente hasta nuestros días; y en esa tarea desembocaría en varios responsables, pero en uno en particular: el ex presidente del partido colorado Julio María Sanguinetti, que hoy tiene aún el cinismo de entrar una vez más a las arenas políticas para las próximas elecciones, como candidato a la Presidencia de la República. Y también no me olvidaría en cuestionar sobre la Ley de de Caducidad; y sobre el ex tupa que fuera Ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro (hoy fallecido), quien en el período de gobierno de su par de “lucha” guerrillera José “Pepe” Mujica, no hizo otra cosa que abrazarse a los militares, defendiéndolos y obstaculizando a la justicia para realizar excavaciones y para denostar a las Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos en el Uruguay, y a otras organizaciones de DDHH.

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Mi lista de cuestionamientos no sería reducida, siendo la más importante la que se relaciona con la indiscutible (y visible a ojos vista) indiferencia que Mujica y Vázquez demostraron tener para con los miles y miles de ciudadanos (en su gran mayoría de su propia fuerza política) que por 24 años marcharon en silencio por la principal avenida de la capital uruguaya, cargando sobre sus espaldas el dolor de la desaparición forzada de sus seres queridos.

20 de mayo de este 2019: hora 19: miles y miles de personas, cubriéndose todas con paraguas, que poco servían para preservarlas de la intensa lluvia, formaron la densa columna humana de la Marcha del Silencio número 24, cuyo último tramo era verdaderamente invisible a los ojos desde la cabecera. Detalle no menor que a toda imagen daba una idea de la magnitud de la movilización.

Porque en definitiva, se trata de una movilización que año a año, redobla el compromiso del ciudadano y enfanga inexorablemente el prestigio y la honestidad del sistema político, cuya responsabilidad en este triste panorama, es indiscutible.

Una movilización que en los últimos tiempos ha ido incorporando a sus entrañas a mucha juventud. A colectivos de jóvenes que aún sin haber vivido en carne propia los embates de la represión, han tenido y tienen la hidalguía o la fuerte conciencia militante de sumarse a la movida y de preservar la memoria de un pasado reciente, que los políticos no supieron encarar convenientemente.

Y uno de esos colectivos es el Movimiento de Jóvenes Internacional Our Voice (Nuestra Voz). Jóvenes estudiantes en su mayoría, quienes desde hace ya cuatro años, están presentes en la Marcha del Silencio, porque forman parte de esa causa y la sienten como propia, porque se relaciona estrechamente con la vida y con la justicia, y con la verdad.24 marchas 5

 

Bajo la intensa lluvia, formando parte de esa impresionante columna humana (en la cual también estuvieron presentes –por hipocresía, quizás, o por demagogia quizás, o porque es año electoral, quizás- candidatos frenteamplistas y hasta el ex presidente José Mujica) los jóvenes Our Voice portaron pancartas –junto a redactores y colaboradores de la redacción de Antimafia Dos Mil- y dieron vida a una performance artística, con trajes y con carteles. Carteles y disfraces que denunciaban al Plan Cóndor, al Periodismo cómplice de la impunidad, al represor y al político; y esa omertá de la casta militar que no entrega informaciones a los jueces para darse hallazgo a los restos de los detenidos desaparecidos.

Bajo la intensa lluvia, los jóvenes de Our Voice y la masa ciudadana en apoyo a las madres y a los familiares de los detenidos desaparecidos, caminaron silenciosamente sobre el asfalto de la principal avenida, en una suerte de ritual, que sinceramente debería avergonzar a los gobernantes de turno y a los políticos, y en particular a los que se atrevieron a sumarse a la movilización, mimetizados entre nosotros procurando, quizás, con su presencia, mitigar o enmascarar sus irresponsabilidades y sus individualismos.

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Bajo la intensa lluvia nuestros jóvenes, literalmente ensopados, llegaron a la Plaza Libertad y allí fueron sorprendidos por los reporteros gráficos. No importaba el agua y el frío calando los huesos: cada uno estuvo a la altura de las circunstancias. Cada uno se mantuvo firme en sus convicciones y en su personaje, sin quebrar o romper la armonía de un encuentro militante, en favor de una causa legítima.

Bajo la intensa lluvia, Victoria Moyano Artigas, nieta recuperada en la Argentina, se acercó al grupo de jóvenes y portando las fotos de sus padres desaparecidos hizo el significativo pedido de sacarse una fotografía junto a la pancarta de Antimafia Dos Mil y de Our Voice. Esa pancarta que habla de la responsabilidad de los gobernantes en silenciar la verdad: gobernantes como Batlle, Sanguinetti, Lacalle, Vázquez y Mujica.

Nuestro reconocimiento a esa valerosa mujer, que reside en Buenos Aires y que es prima del periodista de La Izquierda Diario Sebastián Artigas muy cercano a nuestra redacción, y que ahora ya en su condición de abogada, es querellante en el juicio en Roma por el Plan Cóndor.

Bajo la intensa lluvia, Diego Grachot, coordinador de Our Voice de Uruguay, fue entrevistado por el periodista de Telesur, quien quiso conocer la opinión de los jóvenes.

Grachot contestó: “Como pueblo hay mucho por hacer. No puede ser que hayamos salido ya 24 veces a la calle y todavía no haya respuesta por las víctimas desaparecidas que hubo en la dictadura. Yo como joven le hago un llamado a todos los jóvenes para que salgamos a la calle, porque lo que se viene es para nosotros y entonces somos nosotros los que tenemos que tomar la posta y sacrificarnos y salir a la calle igual que salieron esos jóvenes en la época de la dictadura y dieron su vida, para que hoy por hoy nosotros tengamos un futuro”

Bajo la intensa lluvia, los jóvenes de Our Voice fueron literalmente rodeados por muchos ciudadanos, que espontáneamente los aplaudieron.

Un reconocimiento a su presencia como colectivo, a sus ideas y a su entrega personal; pero fundamentalmente, un reconocimiento a la nueva generación que tiene entre manos la responsabilidad de luchar para que se haga justicia: llevando a los juzgados penales a los violadores de los DDHH y a los esbirros del terrorismo de Estado que asesinaron y torturaron; y haciendo que las excavaciones sean una realidad para recuperar restos de detenidos desaparecidos.

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*Fotos de Our Voice y Antimafia Dos Mil