Jueves 25 Abril 2024

Dan asco todos

En el expediente también se pueden ver las declaraciones de distintos personajes que dan cuenta de transacciones y acuerdos entre el poder político y el militar. Por ejemplo, lo que cuenta ante el Juzgado Penal 19 de Montevideo el 11 de junio de 2007, el ex jefe del Ejército Ángel Bertolotti durante la primera presidencia de Tabaré Vázquez donde explicita las órdenes recibidas del presidente Vázquez: “no tocar la ley de caducidad, aplicar en algunos casos el art.4 de la ley (Gelman, Michelini y Gutiérrez Ruiz). La orden que existía era la de no comprometerme con dar nombres, ni responsables y que todo estaba dentro de lo que había estudiado la Comisión para la Paz”.

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(Fragmento declaración de Bertolotti en el Juzgado Penal 19 de Montevideo. Expediente, páginas 113-114)

Como parte de la misma historia el represor Silveira también declara que por aquellos años se realizaban reuniones entre reconocidos represores de la dictadura y que él y Ramas intentaban averiguar acerca de los restos de María Claudia García de Gelman: “nosotros estábamos buscando el cuerpo, lo que queríamos Ramas y yo era que nos dijeran donde estaba el cuerpo, porque el Presidente había dicho que si aparecía el cuerpo se arreglaba todo”. Luego Silveira relata como el ex jefe Bertolotti los reúne en el estado mayor del Ejército cuando “explota el caso Gelman” y la preocupación entre los represores (en comunicaciones previas entre ellos) de que los restos hayan sido afectados o no por la llamada “Operación Zanahoria”.

¿Acaso el interés de los militares en funciones (Bertolotti) y los represores de encontrar o no el cuerpo era para cumplir un pacto con Tabaré Vázquez y su gobierno?

¿Se estaban usando los restos de desaparecidos como moneda de cambio por impunidad?

El presidente Vázquez y su gobierno en vez de utilizar el poder parlamentario de la bancada del Frente Amplio en la época para anular la Ley de Caducidad y emprender un juicio total a los represores y cómplices de la dictadura, eligió mantener la impunidad y seleccionar algunos casos puntuales, despreciando el resto de los crímenes. De ahí sus directivas a Bertolotti.

¿El presidente Vázquez continuará en silencio sobre esto? ¿No saldrá a desmentir lo que se afirma en toda esta cloaca?

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 (Fragmento de declaración de Silveira. Expediente, páginas 146-147)

Militares y políticos también parecen estar enfrascados en la discusión sobre algunos hechos seleccionados e ignorando muchos otros del universo represivo de la dictadura. Uno de los más paradigmáticos de los cuales no hay registro en una sola página del expediente de este tribunal son los operativos contra los UAL en los años 1977 y 1978 (sabiendo que varios de estos represores reconocen haber actuado en la “inteligencia militar” hasta avanzados los 70s o incluso comienzo de los 80s), pero no es el único caso ignorado o poco estudiado.

¿Por qué el poder político y el militar no hacen mención de esos crímenes? ¿Qué es lo que se quiere ocultar? ¿Por qué sabiendo eso el presidente Vázquez sale a declarar alegremente que se rompió el pacto de silencio? ¿Acaso piensa que somos todos tontos? ¿Qué hay del silencio de José Mujica principal responsable bajo su gobierno del retroceso de las causas por los DDHH? ¿No tiene nada que decir del papel nefasto de su ministro Fernández Huidobro y sus relaciones carnales con lo más rancio de los milicos de la dictadura?

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(Fragmento de declaración de Silveira. Expediente, página 148)

Los históricos defensores de la impunidad de los partidos de derecha no tienen autoridad para decir nada porque ellos son también parte integrante de la defensa de los represores y de la represión y los asesinatos en la “democracia”.

Las fuerzas represivas del Estado no merecen existir

La barbarie y mugre de la dictadura militar ha emergido nuevamente, para estupor de algunos que todavía no se daban por enterados. Por más benevolencia, laxitud, y complicidad del tribunal de deshonor militar, junto con las mentiras y medias verdades de los represores, no han podido tapar el horror de sus propios actos. De la frialdad y sistematicidad de sus crímenes y vejaciones, de la probada política estatal de represión, de terrorismo de Estado, desde las más altas cúpulas de dirección.

El encubrimiento y defensa de esos actos por parte de los actuales altos mandos militares, muestra de la descomposición moral que evidencian en su conjunto. Todos elementos que demuestran que la única razón por la que han mantenido a las FFAA hasta ahora es para actuar en última instancia en defensa de los intereses de la clase dominante, reprimiendo trabajadores, estudiantes y luchadores sociales como ya lo hicieron en los 70s.

Agregada a toda esta inmoralidad, se suma la del candidato derechista del Partido Nacional Jorge Larrañaga que enseguida salió a indignarse con los hechos dados a conocer en este escándalo y por otro lado sostiene su campaña represiva de “Vivir sin miedo” para sacar nuevamente a los militares a la calle para reprimir, sobre todo a la juventud pobre.

Todas estas son razones suficientes para concluir que no merecen existir, que deben ser disueltas y que todos los criminales y cómplices que los defienden sistemáticamente deben ser enjuiciados e ir todos presos.

Las otras “fuerzas” represivas del Estado merecen el mismo destino, por ser también partícipes de la represión en dictadura (no olvidar el protagonismo de algunos policías que se puede ver en este mismo expediente) y de la represión actual en la “democracia”. Cumpliendo con “eficiencia” la infiltración en manifestaciones, la represión y el asesinato por protestar o por el mero hecho de ser joven y pobre.

 ¿Democracia del Club Naval o libertades democráticas?

La movilización del día 11 de abril  mezcla la lucha contra la impunidad con la lucha por “la democracia” ¿Pero de qué democracia se habla? Cuando hace menos de una semana nos enteramos de un nuevo caso de abuso policial en la puerta de un liceo, por parte de la misma Guardia Republicana que hace pocos años reprimió estudiantes, profesores y manifestantes en la puerta del CODICEN.

Cuando también hace poco, algunas semanas nada más, se reprimió en la Marcha por el Agua, se detuvo ilegalmente y se demostró la infiltración de la misma, seguramente por parte de agentes de la Dirección de Información e Inteligencia y el Departamento de Operaciones Encubiertas de la policía.

¿Quién se acuerda hoy de Sergio Lemos asesinado por la Guardia Republicana por el mero hecho de ser joven y pobre? ¿Quién se acuerda hoy de los militantes sociales y de DDHH perseguidos por el Estado y el Poder Judicial luego de la represión en la Suprema Corte de Justicia elegidos selectivamente entre los muchos que fueron a protestar ese día? ¿Qué democracia es la que se pretende defender en la movilización del 11 de abril? ¿La democracia de la impunidad hija del Club Naval que persigue pobres y militantes sociales? ¿Qué tortura gurises enterrados en los peores pozos del INAU o en alguna comisaría montevideana? ¿Quién se acuerda hoy de Fernando Morroni y Roberto Facal asesinados por la policía en la Masacre de Jacinto Vera de 1994 bajo el gobierno de Lacalle? ¿Quién se acuerda hoy que a Roberto Gomensoro lo asesinaron y desaparecieron durante “la democracia”?

 “La democracia” es la que dice en sus papeles mojados que “garantiza” que no se violenten todos los derechos democráticos violentados en los hechos que acabo de mencionar, y violentados por la misma “democracia”.

Si se quiere defender las conquistas democráticas hay que hablar directo y sin vueltas, se lucha por las libertades democráticas y no por “la democracia” de los ricos y sus empleados funcionarios políticos y represores impunes. Luchar por las libertades democráticas es también denunciar y movilizarse por ellas cuando el Estado las violenta y no quedarse callados la boca cuando sucede. Defender las libertades democráticas es denunciar y luchar contra los genocidas de la dictadura y sus protectores civiles y militares y no entreverarse con algún sector de los sostenedores de la impunidad solo por su color político.

Ensucian la bandera de la lucha contra la impunidad, la lucha por el juicio y castigo a todos los represores y cómplices civiles y militares de la dictadura uruguaya. Ensucian la memoria de los caídos, presos y torturados por la dictadura, de los reprimidos y asesinados por “la democracia”, de las militantes que lucharon hasta el final de sus días por que se haga justicia, por su humanidad violentada si fueron presas, por encontrar a sus hijos/as como mi abuela Blanca Nilo y otras madres o familiares.

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*Gentileza de La Izquierda Diario

*Foto de Portada: www.laizquierdadiario.com