Domingo 5 Mayo 2024

El general Augusto Pinochet Ugarte, además de haberse convertido en un asesino impune, fue un ladrón consumado, incluso, los derechistas que lo calificaban como “salvador de la patria”, porque los había librado de convertirse en una “nueva Cuba”, (lo dice la publicación El Mercurio, del día 11 de septiembre 2019), ahora no se atreven a rendir culto público al General, que usaba para sus negociados algunos alias, entre ellos el de “Daniel López”.

El historiador Gabriel Salazar contabiliza 23 masacres impunes llevadas a cabo por el Ejército de Chile. Algunas de las más destacadas son:

Batalla de Lircay

De acuerdo a la historia oficial, el 17 de abril de 1830 un enfrentamiento en la ribera del río Lircay dio fin a la guerra civil que selló el triunfo de las fuerzas conservadoras de Diego Portales por sobre los liberales. Las bases de la República de Chile, con un estado autoritario, se cimentaron con más de 200 muertos a su haber.

“Pacificación” de La Araucanía

Desde 1860, los intereses económicos, militares y políticos obligaban al Estado chileno a dominar definitivamente los territorios mapuche, que mantenían su independencia, defendida por más de tres siglos, por medio de la fuerza y por sucesivos tratados.

Es “una de las páginas más negras de la historia de Chile”, en palabras del historiador y antropólogo José Bengoa. El ejército chileno usó los métodos más bárbaros de la guerra: mataron mujeres y niños, quemaron sus casas y robaron miles de cabezas de ganado. En 1869, los diarios de la época ya hablaban de una “guerra de exterminio”.

De acuerdo a investigaciones realizada por un equipo encabezado por el historiador Hernán Curiñir, las masacres cometidas por el ejército chileno, de manera directa en la denominada “Pacificación de la Araucanía”, involucrarían entre 50 a 70 mil personas.

Masacres obreras a inicios del siglo XX

En aquella época, el joven movimiento obrero crecía, sus acciones eran cada vez más masivas y por consiguiente, la represión era aún más dura. Así quedó demostrado con “la huelga de la carne” en 1905, cuando trabajadores y consumidores salieron a las calles de Santiago a reclamar por el encarecimiento. La respuesta militar dejó cerca de 250 muertos.

Dos años antes, una huelga de portuarios en Valparaíso terminó con 50 muertos; luego, en 1906, las fuerzas armadas frenaron una huelga en ferrocarriles en Antofagasta, matando a trabajadores en una cifra que oscila entre los 50 y 300, según distintas versiones.

Matanza en la Escuela Santa María de Iquique

Las versiones más moderadas hablan de unos 2.200 muertos. Otros aseguran que las víctimas superaron las 3.600. Todos coinciden en que fue la más cruel matanza de trabajadores en la historia de Chile, a manos de ejército.

Miles de trabajadores del salitre y sus familias marcharon a Iquique en diciembre de 1907 exigiendo al gobierno apoyar sus urgentes demandas. Cuando la huelga ya superaba los 20 mil paralizados, el gobierno ordenó al ejército desalojar a los manifestantes que se instalaron en la Escuela Domingo Santa María y ante su negativa, comenzó la masacre. Hombres, mujeres y niños fueron acribillados en las salas, pasillos y en el exterior del establecimiento.

tropas acarreando las metralletas

De Tarapacá a Puerto Montt: el reguero de sangre continuó

Los siguientes decenios siguen siendo testigos de violencia militar. Entre 1921 y 1925, cientos de obreros fueron asesinados en oficinas salitreras de Antofagasta, en episodios conocidos como San Gregorio, La Coruña y Marusia. Una época en que el oro blanco ya entraba en crisis, la cesantía comenzaba a golpear y los trabajadores aún exigían terminar con las fichas y recibir su pago en dinero.

Más al sur y en 1934, entre 100 y 200 campesinos, trabajadores y mapuches murieron cuando marchaban armados a Temuco, en lo que se llamó la “Masacre de Ránquil”. También se recuerda la muerte de 10 pobladores en Puerto Montt -una niña de 9 meses entre ellos-, en marzo de 1969, cuando el gobierno ordenó a Carabineros el desalojo de una toma de terrenos en el sector Pampa Irigoin.

Golpe de Estado y crímenes de lesa humanidad

El cobarde golpe de estado dirigido y patrocinado por la CIA y la Derecha económica realizado por las F.F.A.A. que por origen y formación han estado al servicio del poder económico, terminaron con el Gobierno legítimo de Salvador Allende, asesinando de paso en forma vil al mismo Allende y el gran Víctor Jara entre otros miles de inocentes.

La legitimidad del quiebre de la institucionalidad democrática aún divide a los chilenos. Pero lo que cada día suma condenas transversales son las violaciones a los derechos humanos, consideradas absolutamente injustificables y “atroces” por nuevas generaciones de sectores antes aliados al régimen, como la UDI.

En cifras, cerca de 35 mil personas fueron víctimas de violaciones a sus derechos fundamentales. De ellas, 28 mil fueron torturadas, 2.279 ejecutados y 1.248 permanecen en situación de detenidos desaparecidos.

El ejército ahora:

Después del triunfo de NO en el plebiscito de 1988, Pinochet pactó con los líderes de la Concertación de Partidos por la Democracia, entre muchos acuerdos políticos, el que los políticos no tocarían a los militares, un área de exclusivo dominio de Pinochet. El mismo general comandante en jefe lo dijo con toda claridad que si tocaban a uno de sus hombres habría un nuevo golpe de Estado.

Ya en democracia “protegida”, y con su Presidente, Patricio Aylwin Azocar, cuando los delegados de investigación de crímenes de la dictadura dieran a conocer el Informe Rettig, el ejército se dio el lujo de rechazarlo.

Los Generales en jefe que le sucedieron aprendieron muy bien las martingalas para malversar los bienes fiscales. A su vez, los gobiernos democráticos exageraron en honrar su firma, y no se entrometieron en los asuntos militares, y a tal grado que pudieron hacer uso y abuso de los recursos destinados a las fuerzas armadas, incumpliendo los ministros de Defensa y Hacienda con el deber de fiscalizar y defender el dinero de todos los chilenos. Sabemos que en Chile la impunidad es la ley, ninguno de ellos ha sido investigado por incumplimiento de deberes.

El General del “nunca más”, Juan Emilio Chyre, fue condenado a tres años de prisión remitida, (pena muy baja para crímenes de lesa humanidad que no prescriben nunca), como encubridor de torturas y crímenes, perpetrados en La Serena, por la “caravana de la muerte” cuando era un joven teniente.

Las Fuerzas Armadas percibían el 10% de las ventas del cobre, pero los militares, buenos discípulos de su líder Pinochet, se robaron gran parte de los millones de dólares, que se distribuían entre ellos, incluyendo, desde luego, el alto mando, disimulando los gastos con facturas y boletas, material ideológicamente falso. (Se recomienda la lectura del libro de Mauricio Weibel, Traición a la patria). Montero se auto acusó en una conversación gravada, llevada a cabo con el ex contralor del ejército, Santchis, en la cual le advierte que también se está investigando al Comandante en Jefe del Ejército, Juan Miguel Fuente-Alba, por la reventa de autos de lujo, marca Audi. El monto de lo defraudado por los implicados equivale, según el autor de este libro, a la construcción de ocho hospitales, la erradicación de todos los campamentos en Chile, el monto de la reforma tributaria, aprobada por Presidente Bachelet y la construcción de todos los liceos emblemáticos.

fuente alba

Una de las aristas del “milicogate” fue el descubrimiento de la vida de lujos, muy superior a su salario, del General en Jefe del Ejército, que alcanza al monto de 3 mil millones de dólares, producto del desvío y mal uso de los gastos reservados, que no se rinden hasta ahora, salvo la declaración de que constituyen una buena inversión para el país.

El General sumaba en su patrimonio 19 propiedades y 10 autos de lujo; la parcela de agrado, en Chicureo, Santa Filomena, la pagó de contado por la suma de 500 millones de pesos; en su casa trabajaban 21 personas, entre ellos, varios cocineros, todo a costa de todos los chilenos. Con los gastos reservados regalaba a las esposas de los Generales, (incluso en retiro), finas joyas, y a los maridos, relojes de lujo. (A Fuente-Alba lo llamaban “el señor de los anillos” y “el príncipe”, por el símbolo de los autos y de gustos exquisitos).

Los pasajes y viáticos, cuando no eran utilizados, los revendían y, a veces, los de primera clase eran cambiados a turistas, quedándose los generales con la diferencia. París era uno de los paraísos predilectos, y alojaba en un elegante hotel de Champs Elisées, en una suite con vista a la Tour Eiffel.

Otro de los implicados es también el ex comandante en jefe, Humberto Oviedo, acusado por la fiscal Romy Rutherford, de malversación de fondos fiscales, otro de los implicados, además, en el mal uso de los gastos reservados.

No hay nada que celebrar el 19 de septiembre, debiera considerarse como un día de recuerdo de los valores republicanos, y el único sentimiento que me genera este estamento del Estado es una gran repugnancia, vergüenza y mucha molestia.

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*Foto de Portada: www.telam.com.ar  /Ataque a La Moneda, 11 de setiembre 1973.

*Foto 2: www.anarkismo.net  /Masacre de la Escuela de Santa María de Iquique.

*Foto 3: www.gamba.cl  /Comandante Ejército Juan Miguel Fuente-Alba