"Hemos escuchado a Salvatore Baiardo varias veces y estamos examinando su declaración que podría ser una fuente importante". Este es el dato que emerge de la Fiscalía de Florencia según lo publicado ayer en un artículo del periodista Franco Viviano en Il Quotidiano del Sud.

Se sabe desde hace algún tiempo que en la capital toscana se ha vuelto a abrir un expediente contra Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri.

La investigación fue reabierta (los dos ya habían sido investigados y archivados) tras las escuchas telefónicas en prisión de las conversaciones del jefe de Brancaccio, Giuseppe Graviano, quien mencionó al líder de Forza Italia como cómplice e instigador oculto de las masacres en el continente ("Berlusca me pidió esta cortesía, porque había una urgencia", dijo el jefe mafioso durante la hora de recreo con el camorrista Umberto Adinolfi). En los últimos años la investigación se desarrolló a 360°. Se supo durante el proceso de apelación del juicio Estado-mafia que la acusación contra Berlusconi y Dell'Utri se refiere no solo a las masacres en Florencia, Roma y Milán, sino también a los fallidos atentados contra el Estadio Olímpico, contra el arrepentido Contorno y el conductor Maurizio Costanzo. Un nuevo impulso investigador vendría de las palabras de Salvatore Baiardo, un heladero piamontés de origen siciliano que a principios de los '90 se hizo cargo de la fuga de los hermanos Graviano.

El programa Report, conducido por Sigfrido Ranucci, difundió una entrevista inédita en la que el mismo habló con el periodista Paolo Mondani sobre reuniones, a las que habría asistido, entre los jefes de Brancaccio, Dell'Utri y Silvio Berlusconi, pero también de encuentros que habrían tenido como tema la Agenda Roja de Paolo Borsellino. Según él, ese precioso documento estaría en posesión de ciertos mafiosos, los jefes Giuseppe Graviano y Matteo Messina Denaro, ya que habría varias copias. Incluso lo habría visto.

Sobre todos estos elementos es fácil pensar que la Fiscalía de Florencia está realizando sus propias investigaciones, no a partir del episodio de Report, sino a partir de aquella informativa de la DIA de Milán, elaborada el 4 de noviembre de 1996 por el actual jefe de la Dirección Central de Lucha contra el Crimen Organizado, Francesco Messina, junto con el entonces director de la Dirección de Investigación Antimafia de Florencia, Nicola Zito, en el que se hacía referencia a ciertas declaraciones de Baiardo.

Testimonio en el juicio 'Ndrangheta Stragista

Llamado a declarar en el juicio de Reggio Calabria "'Ndrangheta Stragista", que tuvo como acusados ​​(ambos condenados a cadena perpetua en primera instancia) al jefe de Brancaccio y a Rocco Santo Filippone, jefe de Melicucco, por haber sido los instigadores de los ataques a los Carabineros que tuvieron lugar entre a finales de 1993 y enero de 1994, y en los que murieron los brigadistas Fava y Garofalo, Messina dijo claramente que nunca recibió ninguna orden de investigación posterior a la informativa. Sin embargo, ese documento terminó en la mesa del Fiscal de Florencia, Pier Luigi Vigna, en ese momento dedicado a las investigaciones sobre las masacres en el continente (Florencia, Roma y Milán) en 1993. Ya a mediados de los noventa, antes de las entrevistas investigativas con la DIA, también declaró en una información sumaria de los Carabineros de Palermo, pero cuando fue convocado por los magistrados Gian Carlo Caselli y Luigi Patronaggio "se negó a hablar". Posteriormente, Baiardo también fue considerado poco confiable por el fiscal de Florencia Giuseppe Nicolosi.

Pero, ¿qué les dijo a los investigadores el ex heladero en contacto con los jefes desde 1989 hasta su arresto?

Entre otras cosas, informó haber presenciado dos conversaciones telefónicas entre Filippo Graviano y Marcello Dell’Utri. "Nos dijo que en esas llamadas telefónicas estaba claro que los dos tenían intereses económicos en común. En la primera de estas llamadas telefónicas, que tuvo lugar entre el '91 y el '92, entendió que el interlocutor era Dell'Utri porque Filippo Graviano había dicho este nombre para hacerse anunciar", explicó Messina en el juicio de Reggio Calabria.

También conoció las relaciones que la familia Graviano tenía con sectores empresariales y políticos. "En el transcurso de varias reuniones mantenidas con los hermanos Graviano y Cesare Lupo, Baiardo habría recibido detalles sobre las relaciones que vinculaban a la familia Graviano con Dell'Utri y que en este contexto de negocios comunes también estaba un tal Fulvio Lima de Palermo, pariente de Salvo Lima. Luego agregó que el empresario de Palermo llamado Rapisarda se había prestado a inversiones inmobiliarias tanto en Lombardía como en Cerdeña y que era un testaferro de la familia Graviano", agregó el titular de la Dirección Central Anticrimen de la Policía.

En ese momento Baiardo también informó que "acompañó físicamente a un restaurante milanés que se llama 'El Asesino' en el que se suponía que los dos se encontrarían con Dell'Utri, pero que luego éste no habría asistido a la reunión". El hecho habría tenido lugar entre 1992 y 1993.

En Report habló también de ulteriores reuniones y ante estas acusaciones, que no pueden ser ignoradas, se deben profundizar los hechos y buscar el debido respaldo probatorio.

Un magistrado atento y meticuloso como Luca Tescaroli, que conduce la investigación que le derivó el fiscal Giuseppe Creazzo junto al fiscal Luca Turco, no se conformará con palabras humeantes o medias frases.

Declaraciones como las de la agenda roja de Borsellino parecen poco probables cuando varios elementos sugieren que ese precioso documento ha terminado en manos hombres del Estado más que en las de los jefes.

Qué sabemos

Podemos suponer que la Fiscalía de Florencia ya hizo este trabajo hace tiempo. Las nuevas declaraciones en Report ofrecen una nueva oportunidad para profundizar el tema.

Entre las cuestiones que debían investigarse se encontraban también las que habían surgido en el informe de la Dirección de Investigación Antimafia de Reggio Calabria, que terminó en el proceso 'Ndrangheta Stragista. En las doscientas páginas enviadas por el comisario Michelangelo Di Stefano, por el comisario adjunto Beniamino Fazio y por el jefe del centro Teodosio Marmo al fiscal adjunto Giuseppe Lombardo, se desarrollaron algunas investigaciones a partir de la figura de Baiardo.

"En archivos antiguos no indexados de las muchas actividades de la DIA, se encontró un informe del Centro de Operaciones de Florencia, dirigido al difunto Dr. Chelazzi, sobre: ​​Masacres de Florencia, Roma y Milán y sobre el análisis de los movimientos de Giuseppe y Filippo Graviano", escribieron los investigadores. Y no solo eso. La informativa de Messina, que data del 26 de febrero de 1997, se define como "de excepcional importancia, a la luz de los nuevos hallazgos sobre la falta de atención institucional a la figura de Baiardo y que, en retrospectiva, confiere las declaraciones confidenciales de estos -que el Dr. Messina, en la declaración reciente, consideró correcto no cautelar de conformidad con el art. 203 del Código Procesal Penal- confiabilidad y confirmación probadas, dado que a partir del análisis de los metadatos del teléfono móvil de Baiardo fue posible reconstruir los movimientos de los hermanos Graviano en 1993, confirmando así la amplitud y coherencia de las relaciones con el heladero de Omegna".

Así se supo que en el verano de 1993 los hermanos Giuseppe y Filippo Graviano estaban de vacaciones en Cerdeña "a tiro de piedra" de la villa del ex primer ministro Silvio Berlusconi.

Con respecto a la evasión en el norte de Italia, Di Stefano siempre declaró en la sala del tribunal que los hermanos Graviano vivían en esa misma zona del lago de Orta, acompañados por Salvatore Baiardo, Balduccio Di Maggio, el jefe detenido como prófugo en Borgomanero y luego fundamental para llegar a la detención de TotòRiina, y el general Francesco Delfino, el mismo hombre que arrestará al propio Di Maggio y que estuvo implicado a lo largo de los años en el centro de las principales investigaciones, a veces incluso como sospechoso, pero que siempre fue absuelto, o Pasquale Galasso, miembro de la Nueva Camorra.

La evasión en Cerdeña

Sobre la evasión de Graviano en Cerdeña, refiriéndose a un pasaje del documento de la DIA de Firenze de 1997, los investigadores del informe escribieron: "Los hermanos Graviano también habrían pasado parte de la inacción (agosto-septiembre de 1993) en Cerdeña, ocupando tanto un apartamento (en el complejo denominado "I tramonti", ndr) como una villa (ubicada en el distrito Volpe, ndr), ambos ubicados en la zona de Porto Rotondo".

Los hombres de la DIA habían hecho notar que "la zona en consideración está incluida en un área que tiene, a unos cientos de metros de distancia, la famosa Villa Certosa de Berlusconi Silvio. Dentro de la información también hay un mapa geográfico de la zona. Entonces -comentan- el hecho que queremos resaltar aquí -mirando al interés emprendedor de Graviano y Dell'Utri entre 1992 y 1994, durante la inacción de los dos y caracterizada por encuentros cara a cara con el político- es la presencia de los dos buscados, en agosto de 1993, a un paso de la residencia de verano del líder de la recién creada Forza Italia, cita de los colaboradores de Berlusconi y, presumiblemente, también de Dell'Utri". "Naturalmente -continúan los investigadores- cabe preguntarse entonces si en el período correspondiente su presunto socio comercial, Marcello Dell'Utri (según informó hoy el Dr. Messina en relación a las declaciones de Salvatore Baiardo) también estuvo en Villa Certosa de vacaciones".

Con todo esto se vuelve a empezar para comprender lo que pasó en esos años. Porque detrás de las masacres y crímenes de la mafia de los noventa no solo estuvo Cosa Nostra y hacer frente a los autores intelectuales externos es un compromiso que no se puede ignorar.

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*Foto de portada: ANTIMAFIADuemila

*Foto 2: El ex senador Marcello Dell'Utri y el ex primer ministro Silvio Berlusconi © Imagoeconomica

*Foto 3: tomado de Report / El ex capitán de Carabineros, Giovanni Arcangioli, mientras se alejaba de la masacre de via d'Amelio con el maletín del magistrado Paolo Borsellino