Ancona. ¡Kum! ¡Despierta! ¡Levántate! ¡He aquí el imperativo que se destaca en la presentación del Kum! Festival creado por Massimo Recalcati. El reconocido psicoanalista, fundador de Jonas Onlus: Centro de Clínica Psicoanalítica para Nuevos Síntomas y Director Científico de la Escuela de Especialización en Psicoterapia del IRPA, describe en detalle el significado de una palabra que "requiere un movimiento, un reinicio, la responsabilidad de un acto" y sobre todo que "se presta bien a resumir el sentido general de la cura: devolver la vida a la vida, permitir que se reinicie, reabrir el horizonte del mundo de una manera nueva". Es en el subtítulo del evento "Curar, educar, gobernar" donde encontramos uno de los puntos fijos de Sigmund Freud. El fundador del psicoanálisis había incluido las prácticas de tratamiento, junto con las de educar y gobernar, en la serie de profesiones consideradas como "imposibles". Recalcati señala, por lo tanto, que "curar, educar y gobernar, significa, de hecho, afrontar la experiencia de un imposible que impone una distancia irreductible a cualquier utopía del Ideal".

Quien irrumpe en el escenario del ¡Kum! Festival, con toda su fuerza de arrastre, es una mujer que ha vivido toda su vida de forma tumultuosa, apasionada, hambrienta de justicia y amor, dispuesta a entregarse con todo. "Letizia Battaglia-Una vida vertiginosa" se lee en letras grandes en la imagen detrás de ella. La entrevista es de Mónica Carestia. En sus ojos vivos, atentos y profundos, se puede captar cada momento de esa carrera de obstáculos que marcó su existencia. Una carrera marcada por los años del psicoanálisis "que me salvó" junto al doctor Francesco Corrao. Es como subirse a una montaña rusa mientras cuenta sus años en Milán, sus inicios en la fotografía, su regreso a Palermo como fotógrafa "con mi rol", los cientos de fotografías de los asesinados por la mafia. Su estar siempre "contra" el cáncer mafioso que devora la vida y la esperanza de demasiados mártires y de todo un pueblo. "La mafia sigue ahí -dice con fuerza-. La mafia nos humilla, la mafia está por todas partes y todavía no hemos podido vencerla…".

Y luego de nuevo su atracción por los pacientes psiquiátricos, su loco y desesperado intento de restaurar su dignidad perdida al manicomio de Palermo; su amor incondicional por una joven de 22 años, esquizofrénica, internada a los cuatro y luego adoptada por ella y su pareja durante unos años hasta que ésta decide que quiere volver al hospital. Pero también el tormento por ese niño tunecino esquizofrénico de 12 años que Letizia cuida durante 10 y luego lo acompaña a su país con algunos familiares hasta que pierde el rastro. La "cura" de Letizia por el género humano también pasa por estas historias, para luego entrelazarse en su vida privada, con sus tres hermosas hijas creciendo, y un marido con el que se casó a los 16 para intentar recuperar la libertad que perdió de niña. Una "cura" que también pasa por su vida pública como asesora de Leoluca Orlando, en los años de la "primavera de Palermo", del renacimiento de una ciudad herida. Pero la herida en Palermo sigue abriéndose: desde los homicidios de agentes de las fuerzas del orden, magistrados, periodistas, políticos, hasta las masacres de Falcone y Borsellino. Una hecatombe. Que Letizia vive en su piel hasta que no aguanta más, hasta que "huye y luego vuelve corriendo". Porque su amor por Palermo va más allá de cualquier horror que hayan visto sus ojos. Pero precisamente porque ama su ciudad no quiere ver otras masacres y entonces su historia se detiene, pregunta a los presentes en la sala si saben quién es el magistrado Nino Di Matteo, pregunta de todo corazón si conocen el juicio por la Tratativa Estado-Mafia, instruido por un puñado de valientes magistrados, y explica que hay una sentencia que le da la razón plenamente a la tesis de Di Matteo -obstaculizado varias veces por el Estado y condenado a muerte por el jefe de la Cosa Nostra- con el explosivo para su atentado ya llegado a Palermo. Letizia recuerda emocionada el momento de la lectura de la sentencia, ese temor palpable que unía a muchos de los presentes en la sala del tribunal de que los imputados -ex poderosos funcionarios de las instituciones- fueran absueltos, y finalmente la sensación de liberación al saber que habían sido condenados con la infamia de haber tratado con la mafia sobre la sangre de tantos inocentes.

Letizia habla de la importancia de una verdadera "revolución" que hay que hacer para salvar a esta sociedad, a este mundo "pero si no somos muchos, la revolución no se puede hacer...". Luego vuelve al concepto mismo de fotografía porque "un fotógrafo debe fotografiar el mundo en relación a sí mismo" poniendo en él toda su humanidad, su gracia, para restituirlas a sus fotografías. Pero también vuelve a su próximo proyecto fotográfico "Palermo desnuda", con sólo mujeres desnudas y libres. "Tengo que mirar al presente y al futuro, el pasado no me interesa mucho...".

La reflexión sobre su vejez la encuentra ubicada en primera línea "porque la vejez puede darte ese poder para decir y hacer lo que quieras". "Sé que no tengo mucho tiempo por delante, pero a los 85 años las ganas de disfrutar la vida, de amar y de ser amado no han pasado. Pero luego pienso en los ancianos que quedan en los hospicios y no me parece bien, porque incluso siendo viejos tienen derecho al respeto y a la protección... ¡quitarles la autoridad a los viejos es algo horrible!".

"Los hombres consideran a las mujeres como carne y no como alma", recuerda Letizia antes de citar el poema de uno de sus poetas favoritos, Lawrence Ferlinghetti, que recuerda la belleza del amor puro bajo un castaño, porque "yo, al verdadero novio todavía lo espero...". Letizia sonríe, abre los ojos, hace algunas muecas de alegría y luego saluda, mientras la gente aplaude con vigor a esta extraordinaria mujer que ha dejado una huella de amor verdadero en el mundo, a veces áspero, pero absolutamente auténtico. "El mundo es un hermoso lugar para nacer si no te molesta que la felicidad no siempre sea divertida –escribe Ferlinghetti– si no te molesta un pellizco del infierno de vez en cuando, justo cuando todo estaba bien, ya que incluso en el cielo no cantan de la mañana a la noche".

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*Foto de Portada y 2: www.antimafiduemila.com

*Foto 3: www.antimafiaduemila.con / Massimo Recalcati y Letizia Battaglia