Arrepentido Pietro Riggio; declaraciones impulsarían a la búsqueda de la verdad
Por Giorgio Bongiovanni y Aaron Pettinari – 20 de octubre del 2020

Son declaraciones disruptivas que, si estuvieran entre las pruebas de las investigaciones de los fiscales competentes de Palermo, Florencia y Caltanissetta, podrían dar un impulso importante, si no decisivo, en la búsqueda de la verdad sobre los instigadores externos de las masacres de 1992 y 1993. Este es el testimonio del ex policía penitenciario Pietro Riggio, quien desde el 2018 viene dando una serie de declaraciones sobre lo sucedido en ese trágico bienio y sobre sus relaciones con miembros desviados de los servicios de seguridad, quien declaró ayer por la mañana en el juicio sobre la Tratativa Estado-Mafia, en curso por ante la Corte de Apelación Penal presidida por Angelo Pellino (juez a latere Vittorio Anania).

Sólo en los últimos días las Fiscalías de Caltanissetta y Florencia han dado el visto bueno para utilizar las primeras actas con declaraciones del colaborador de justicia.

Fueron cuatro horas de audiencia en las que se abordaron muchos temas: el papel de Marcello Dell'Utri como el que "sugiere la creación del nuevo partido e indica los lugares de las masacres en el Continente"; la creación de un equipo para arrestar a Bernardo Provenzano; el proyecto de atentado al juez Guarnotta; la muerte de Luigi Ilardo; y las confidencias obtenidas sobre la masacre de Capaci.

El "profesor" Dell'Utri y aquellas confidencias de Vincenzo Ferrara

En respuesta a las preguntas de los fiscales adjuntos Giuseppe Fici y Sergio Barbiera, Riggio relató las vicisitudes que lo llevaron a entablar una relación con el mundo criminal de Cosa Nostra (era primo de Carmelo Barbieri, hombre de confianza de Piddu Madonia en Caltanissetta y considerado como uno de los que repartían las cartas de Bernardo Provenzano) dentro y fuera de las cárceles.

A algunos mafiosos, como Ciro Vara, los había conocido entre 1984 y 1989, cuando jugaba en el equipo de fútbol de Vallelunga. Luego pasó a ser policía penitenciario, participando incluso en el traslado de los jefes detenidos, en julio de 1992, a las cárceles de Pianosa y Asinara.

Por lo tanto, en 1994 pudo recoger las confidencias de Vincenzo Ferrara, cuñado de Piddu Madonia y detenido en la prisión de Villalba: "Con él se entabló una amistad después de que intentara suicidarse. Me dijo por qué terminó en la cárcel de Villalba, me dijo que se había activado con el ROS, con un capitán de servicio en Palermo (de nombre en clave 'Oscar'), para la captura de Spatuzza. Y empieza a comentar todas las dinámicas que estaban sucediendo en ese momento. Me dijo que inmediatamente después de la captura de Madonia, que si no me equivoco ocurre a fines de 1992, pudo participar en reuniones en Bagheria. Reuniones en las que se decide la estrategia de la Cosa Nostra, donde se comunica lo que hay que hacer. Se lamentó mucho porque Madonia no estaba totalmente de acuerdo con la tipología de las masacres".

Fue en ese momento que habría recibido confidencias sobre el ex senador de Forza Italia: "En su opinión, era la causa de todos los males. Eso es lo que estaba pasando en ese momento, lo que se suponía que era la política de Cosa Nostra. Todo lo relacionado con la creación del nuevo partido y con la indicación de cuáles eran los puntos de las masacres en el Continente (Roma, Florencia y Milán, ndr). Y de hecho me dice: '¿Te imaginas a Totò Riina diciendo via Palestro en Milán y via dei Georgofili? Pero ¿qué sabe Riina de estas cosas? Él era un ignorante. Es el profesor, lo llamaba así (a Dell'Utri), quien sugiere todas estas cosas para crear una desestabilización. 'Se estaba produciendo un golpe blanco y la gente -me dice- no se da cuenta de lo que está pasando. Vas a ver dónde terminamos'". Ferrara también le habría hablado de otros temas: "Me habló de Schifani y La Loggia. De La Loggia me dijo que su padre era miembro de la familia mafiosa y luego agregó: 'esos siempre han sido abogados de la mafia. Schifani fue abogado de la familia Graviano durante toda su vida y ahora, de repente, todos se han convertido en paladines políticos de referencia, pero pagaremos por estas cosas'".

El voto a Forza Italia

Riggio, que fue detenido por primera vez en 1998 en el operativo "Grande Oriente", hablando por videoconferencia, también informó que Ferrara le habló de un "acuerdo político": "Forza Italia ya había nacido y había ganado las elecciones. Esto lo puedo confirmar por otra historia contada por Ciro Vara. Le dije que yo pertenecía al centro, a la CDU, pero me dije que teníamos que votar a Forza Italia, porque este era el nuevo partido que nos podía ayudar. También de él, por lo tanto, recibí el dato de que Forza Italia era considerada dentro de Cosa Nostra".

Según el ex agente penitenciario, el "pacto" que se estableció fue "contribuir a esta fuerza política que, a cambio, habría aceptado solicitudes especiales de Cosa Nostra". El aligeramiento del 41 bis, el cierre de las prisiones de Pianosa y Asinara, el cambio en la ley de colaboradores de justicia, son todos hechos que han dado prueba de que lo que entonces decía Ferrara, con el tiempo, se produjo. Como eliminar la cadena perpetua, o dejar salir de prisión a mayores de setenta años, impugnar la ley Rognoni-La Torre. Cosa Nostra habría hecho lo imposible para obtener un mínimo de estas reivindicaciones. La fuerza política elegida fue Forza Italia a través de su intermediario, Marcello Dell'Utri, pero no sólo él. ¿La reforma del maxi proceso? Ferrara me dijo que la urgencia era la cuestión de las cárceles. Especialmente el cierre de Pianosa y Asinara".

El encuentro con Di Maggio

Precisamente con respecto al cierre de las cárceles de las dos islas, el ex funcionario de prisiones denunció un diálogo, que mantuvo cuando era afiliado al sindicato, con el ex director adjunto del DAP, Francesco Di Maggio. Este último le habría dado un empujón para hacer una denuncia sindical y destacar las pésimas condiciones en las que se encontraban los funcionarios penitenciarios en las cárceles de Pianosa y Asinara. "Vino a verme y me dijo 'has visto cómo están tus compañeros en Pianosa, sin ningún derecho. ¿Por qué seguir con esa isla inhabitable? Tenemos que poder eliminarla. Y cuando tengas el documento también lo envías a la administración y tratamos de ayudar'. Y eso sucedió, hubo una inspección en la isla con nuestro secretario general Capece, y con la Liga Nord Borghezio. Y a los pocos meses se cerraron las cárceles. Entonces entendí la verdadera razón, el lado político le había dado su compensación al lado mafioso".

El enfrentamiento con el primo de Ilardo

Durante el examen, el fiscal Fici quiso profundizar una referencia que aparece en el acta del interrogatorio del 7 de junio de 2018, en el que Riggio asegura haber hablado de los mismos argumentos desarrollados con Ferrara, también con Angelo Ilardo, primo del infiltrado asesinado en abril de 1996. "Quería entender si realmente había habido una participación activa de Cosa Nostra a favor de Forza Italia e Ilardo me dijo cosas aún más difíciles de digerir, indicando que las cosas que yo había llegado a saber también se las había dicho a él su primo y que por eso fue asesinado". Entonces, antes de detenerse para aludir a posibles investigaciones en curso, agregó: "Me dijo: 'Si la mafia lo mató, lo mató por cuenta del Estado', porque Ilardo quería hablar de cuáles eran los intereses y las tramas que en ese período se habían desarrollado entre el Estado y la mafia y de todos los hechos en los que los mafiosos se habían convertido en protagonistas por cuenta de la política. Y fue en esa ocasión que me dijo quién lo había vendido en nombre del Estado".

Sobre ciertos temas, también conversó con dos mariscales de los carabineros, Vincenzo Parrella y Pino Del Vecchio, a los que conoció en 1998 en la prisión militar de Santa Maria Capua Vetere, quienes entre 1993 y 1996 estuvieron en Sicilia como miembros del equipo del coronel Riccio. "En particular con Del Vecchio, me concentré en el asunto Mezzojuso y el fracaso en la captura de Provenzano. Y me dijo que a los carabineros se les había impedido capturar a Bernardo Provenzano y se les había dado la orden de solamente tomar fotografías. Recuerdo que llegaron periódicos y en uno de estos, si mal no recuerdo era ANTIMAFIADuemila en papel, estaba la foto en la que se retrataba a varias personas en el cruce de Mezzojuso. Y me dije que recordaba la foto. Con Pino Del Vecchio tuve la confirmación de que efectivamente con Provenzano había una voluntad expresa de no querer capturarlo. ¿Quién dio la orden de no arrestarlo? Del Vecchio me dijo que había sido Mori".

Esas relaciones "amorosas" entre la mafia y los carabineros

Durante su deposición, Riggio relató también un episodio ocurrido durante el registro que sufrió en su domicilio en noviembre de 1998, cuando los carabineros del ROS buscaban una carta que cuatro años antes habría recuperado y recompuesto de la celda de Ferrara: "En esa carta se hacía referencia a Ferrara en tono amenazador. Fue llamado 'empapado'. No se lo mencioné a los superiores, sino a un colega mío. Preferimos no decir nada. Guardé la carta hasta que la policía, durante el registro de la casa, la encontró en un cajón y me la confiscaron. Hablé de estas cosas en 2018 y sé que ha sido encontrada". En cuanto a por qué los carabineros estaban justamente interesados en esa carta, Riggio dijo que se hizo una idea, pero no de inmediato, sino por lo que pudo entender más tarde, incluso después de ingresar a Cosa Nostra: "Los carabineros hablaban directamente con los mafiosos, tenían puntos de referencia con los que hablaban. Y los mafiosos hablaban con los carabineros. Había una relación de "tipo amoroso", habría dicho Foscolo. Era así. Hablaban libremente".

Entrevistas de investigación en prisión

La larga deposición de Riggio continuó luego sobre el tema de la detención en la prisión de Santa Maria Capua Vetere y doce entrevistas de investigación que lo vieron involucrado. "A medida que se desarrollaban -dijo el testigo- las personas que venían a verme no tenían interés en saber nada en particular, sino en entender si yo tenía la intención de colaborar o no. Este hecho me alarmó y pedí ver el expediente, en el que sólo constaban dos entrevistas de investigación mientras que no había rastro de las otras diez. Las dos que aparecían eran las realizadas con el ROS de los Carabineros y el teniente Palmisano. No había rastro de las demás. Se presentaron como policías, siempre vestidos de civil. Y sólo una vez sucedió que la misma persona que vino en la última se presentó en la siguiente. Las otras veces siempre fueron diferentes". Esas entrevistas investigativas son anteriores a la colaboración formal iniciada en el 2008. Una referencia que lleva al llamado "protocolo mariposa", un acuerdo entre el DAP y los Servicios por el que era posible no notificar a la autoridad judicial las entrevistas entre los agentes secretos y los presos.

Grupo de tareas para la captura de Provenzano

Durante su flujo de conciencia el colaborador de justicia, además de informar sobre el papel que tenía dentro de la familia mafiosa criminal Madonia de Caltanissetta, relató un episodio ocurrido en la prisión militar de Santa María Capua Vetere y los contactos que tuvo con algunos sujetos como Giovanni Peluso y Peppe Porto, que le ofrecieron unirse a un "grupo de tareas" para capturar al jefe corleonés Bernardo Provenzano, en ese momento todavía fugitivo.

"Me prometieron que volvería al servicio y que se iba a desestimar la acusación que en ese momento había en mi contra de concurso externo, lo cual era una recompensa altísima –agregó- Peluso me dijo que no habría problemas porque estaba en contacto con el Procurador de Caltanissetta, Tinebra, diciéndome que era su mano derecha. En primera instancia me habían condenado a cuatro años y seis meses. En segunda instancia al delito se le quitaron los agravantes del artículo 7 (el agravante de la mafia, ndr) y se redujo la pena a dos años y seis meses". Con respecto a la creación del grupo de tareas, el arrepentido habló de una reunión que tuvo en las oficinas de la DIA en Roma.

"Recibí un telegrama con lenguaje críptico por el que me anticipaban que me llevarían a Roma para definir la creación de este equipo. Llegué a Roma por la mañana y me reuní con el entonces director del centro DIA, Angelo Pellegrini y el famoso tío Tony, que luego supe que se llamaba Miceli Antonio. Este último participó en nuestra conversación y tuve la sensación de que estaba en pie de igualdad con Pellegrini. Pero si bien por un lado sabía que era un carabinero, por el otro no sabía de qué formaba parte".

Posteriormente se supo que el "tío Tony" era el "deus ex machina" de la operación y que el mismo sería un agente de la CIA en Italia.

Dentro del grupo creado específicamente para detener al jefe corleonés, tiempo después se produciría una escisión: "Porto ya no confiaba en Peluso, lo consideraba extremadamente peligroso junto con su esposa, Castro Marianna. Y ni siquiera confiaba en Pellegrino. Así que fuimos a Bolonia para encontrarnos con el coronel Tricarico. Se mostró muy interesado en la situación que estábamos llevando a cabo y decidimos reencontrarnos en Caltanissetta. A Tricarico le señalé los personajes con los que podía trabajar para llegar a Provenzano: Carmelo Barbieri, Giancarlo Giugno y Domenico Vaccaro. Eran los elementos que utilizaba la asociación para hacer contactos. Y él, después de la verificación, dijo que se podía trabajar con una tapa para moverse. Unos días después, sin embargo, me llamaron para notificarme de un hecho en la DIA de Caltanissetta y allí lo encontré al coronel Angelo Pellegrini, quien demostró estar al tanto de lo conversado con Tricarico y dijo 'debe ocuparse de sus propios asuntos, no tiene nada que ver con esto, yo ahora estoy en Palermo y vamos a poner en práctica lo que empezamos en Roma'. Y me presenta al Mayor Roberto Tersigni".

Riggio luego informó las formas en las que se había "infiltrado" dentro de la familia criminal de Caltanissetta, hasta el punto de ser un "fantasma" y comprender cuáles eran las dinámicas mafiosas que se estaban desarrollando.

El encuentro con Cara de Monstruo

La colaboración con Pellegrini, dijo el arrepentido, duraría hasta junio del 2002, cuando el titular de la DIA fue transferido. Sin embargo, Riggio habría continuado con su papel de infiltrado.

"Yo creía en lo que estaba haciendo. Di indicaciones para identificar al topo dentro del juzgado de Caltanissetta, que pasaba información desde el interior de la oficina del magistrado Ottavio Sferlazza, y otras dinámicas mafiosas".

Todo esto sucedió, según el testigo, al menos hasta finales del 2003 cuando se produjo un encuentro con Peluso y otro sujeto con el rostro desfigurado: "En un primer momento no lo había identificado, luego lo reconocí como Giovanni Aiello, cara de monstruo. Fue el propio Angelo Schillaci (jefe provincial de Cosa Nostra) quien me solicitó ir al encuentro. Me dijo que ya conocía a esas personas. Entonces fui contactado por Peluso. Nos conocimos en Resuttano. Recuerdo que venía en un BMW, acompañado de otra persona con el rostro desfigurado, como una especie de cicatriz, y una mujer. Este salió del auto por un momento. Tenía el pelo largo, tez olivácea y pantalones de camuflaje. Las primeras palabras fueron de Peluso, que dijo: '¿Quieres terminarla? ¿No sabes que los carabineros informan de todo? ¿No entendiste cuál es el juego? Y el hombre, que se presentó con el nombre de Filippo, agregó que, si no fuera por Peluso, que me amaba, en ese momento ya no existiría".

Como ya había hecho en el proceso de apelación del "Capaci bis", Riggio habló sobre el proyecto de atentado contra el juez Leonardo Guarnotta ("Peluso vino y me dijo que había que hacer algo importante, vinculado a un favor político"); de las confidencias de Peluso sobre la masacre de Capaci en referencia a personas ajenas a Cosa Nostra involucradas en el ataque ("Hizo la broma 'todavía Brusca insiste en que el control remoto lo accionó él'"), el rol del mismo en el SISMI y su cercanía con el ex cuestor Arnaldo La Barbera ("El día que murió estaba llorando y me dijo que se había ido una persona importante"), las relaciones de Peluso y su esposa con los servicios libios, y un posterior encuentro con "Filippo", en prisión.

Precisamente sobre este último hecho Riggio hizo una denuncia precisa: "Yo también tenía las fotos, pero me las quitaron en un allanamiento en mayo de 2018 en la casa de mi pareja, ordenado por el tribunal de Monza. Voy a ir también al CSM porque se llevaron dos expedientes que no eran relevantes para sus investigaciones, uno sobre Contrada y otro sobre Montante. Los mismos no se mencionaron en el acta de allanamiento, no se dijo nada".

Este sería uno de los muchos problemas que habría tenido el colaborador de justicia durante años, en medio de presiones e invitaciones a desistir. "Hicieron de todo, incluso bajo protección, para callarme la boca -agregó, respondiendo a la pregunta de por qué recién ahora decidió hablar de hechos tan llamativos- no sé si moriré o viviré, poco importa. Espero que se hayan encontrado todas las coincidencias. Tenía las fotos, las epístolas encontradas. Y fui amenazado de manera encubierta por miembros del Estado. No de la mafia. La mafia nunca me buscó, en cierto sentido me dejaron ir. Hasta el día de hoy nunca me han liberado de la cárcel y ni siquiera he tenido un permiso de premio. Y los que rechazan darme los beneficios, a pesar de tener todas las opiniones favorables, son los jueces de Roma, los mismos que, en cambio, le concedieron la detención domiciliaria a Dell'Utri por motivos de salud. Los mismos jueces de Dell'Utri son los que juzgan a los colaboradores de justicia. Esto no debería ser así. No es un problema para mí estar en la cárcel. Para mí, la decisión es sacar a relucir todas las cosas que sé. He hablado poco porque Caltanissetta no ha podido profundizar en otras cosas que ustedes están tratando: el teléfono de Riina, el asesinato de Gioé (sobre todo teniendo en cuenta que las investigaciones oficiales hablan de suicidio, a pesar de las dudas, ndr), y muchas otras cosas de las que todavía no he podido hablar. Soy testigo directo respecto a personajes, hechos y lugares. No de referencia, sino directo". En ese momento los magistrados preguntaron si había investigaciones en curso con los fiscales de Caltanissetta y Florencia, pero el testigo reiteró que ciertas cosas sólo se insinuaron, pero no se desarrollaron. Si este fuera el caso, es posible imaginar que, en la próxima audiencia del 26 de octubre, cuando se lleve a cabo el contrainterrogatorio, se harán nuevas profundizaciones.

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*Foto de Portada: © Imagoeconomica