El Movimiento 5 Estrellas asumió con un discurso anti establishment, pro ambientalista, y por sobre todas las cosas antimafioso, pero poco a poco fue abandonando su discurso, para sumirse y someterse en la politiquería italiana. Quizás el primer gran gesto inentendible fue su asociación con Matteo Salvini, el líder de la Liga Norte, un partido de extrema derecha, abanderado del discurso nacionalista que tanto daño ha hecho en la historia de esta Europa fragmentada.

Durante las últimas semanas hemos cubierto desde Antimafiaduemila, todos los hechos referidos a la última gran decepción de este engendro político. El escándalo político judicial en torno a los permisos de excarcelación de mafiosos condenados, sumados a los nombramientos a dedo de funcionarios dentro del organigrama del Poder Judicial.

Todo explotó a raíz del abandono y negación al principal referente en la lucha contra la Mafia: el Juez Nino Di Matteo, quien luego de décadas de investigaciones contra la mafia, ha encontrado evidencias concretas de la constante negociación entre el Estado y la Mafia. Investigaciones que, de continuarse, permitirán acceder a los principales secretos del poder, no solo italiano, que condicionan desde las sombras la democracia. Un Sistema de Poder Oculto que antes de convencernos de que no existe, nos tratara de convencer de que somos iguales.

¿Por qué hablamos de abandono y negación?

Di Matteo fue abandonado luego de que desde el Gobierno le ofrecieran, en 2018, la Dirección del Departamento de Administración Penitenciaria, un puesto que permitiría a Di Matteo ahondar en sus investigaciones, y que al mismo tiempo daría un mensaje duro y certero contra la mafia. Pero, horas más tarde, y luego de presiones y negociaciones, el cargo fue ofrecido a otro Magistrado: Francisco Basentini. Quien no tenía expertis suficiente en la lucha contra la mafia, para ocupar el cargo. Basentini, durante la crisis sanitaria del Coronavirus, y dentro de un programa de saneamiento penitenciario, estimuló la salida de prisión de casi 400 mafiosos detenidos, alguno de los cuales estaban recluidos dentro del régimen del 41 bis, que es un sistema de encarcelamiento en aislación destinado a los criminales mafiosos más peligrosos. Es importante contemplar que estos individuos, no están detenidos en aislación porque sí. Sino que, este régimen carcelario es producto de comprender una lógica y una mentalidad mafiosa capaz de ordenar asesinatos y estragos tan solo con una mirada. Dentro de esta comprensión, que costó la vida de varios magistrados y demás referentes históricos de la lucha contra la mafia, está la de romper las cadenas de comunicación, y de mando entre los mafiosos.

Di Matteo es nuevamente negado. Negado cuando menosprecian las amenazas contra su persona. Negado cuando no permiten su ascenso en el organigrama judicial. Negado cuando los medios de comunicación ocultan sus investigaciones. Negado cada vez que es difamado en su persona. Negado cuando es dejado solo. Di Matteo es negado cuando los actos conmemorativos de los jueces mártires que estuvieron antes que él, se convierten en un circo mediático, en una promesa de campaña. Negar a Di Matteo, es negar la mafia, y esto debe indignarnos.

Di Matteo representa un bien en peligro de extinción, la dignidad, aquella condición humana, cuasi divina, que nos quita de la miseria, de la vergüenza, de una condición primitiva, vulgar, bruta. La dignidad es algo que necesita ser cuidado, consolado, valorado. A veces el preservar la dignidad del otro, nos devuelve la nuestra. Cuidar aquello que es impoluto, virgen, incorrupto nos devuelve nuestra inocencia.

Días pasados, Di Matteo, en un careo público tuvo que defender por enésima vez su dignidad. Esta vez en la hoguera de las vanidades, frente a millones de personas, acusado por el Ministro de Justicia Alfonso Bonafede, quien eligió mentir, eligió conspirar, eligió ceder a las presiones, eligió faltar a su juramento, eligió vender su independencia, eligió no tener dignidad. El hecho de que, con el correr de los días, su ministerio comenzara a desmantelarse por renuncias repentinas, entremezcladas en escándalos y denuncias, no hace más que resaltar el error de Bonafede, que esperamos, más allá de las risas, no haya actuado de “malafede”, por el resguardo de su propia condición humana.

¿Qué clase de Estado pretendemos, si no estamos dispuestos a defender aquel valor primario, que nos eleva por fuera de las sombras de las pulsiones animales?. Es fácil, incluso hasta cómodo resaltar la imagen de un mártir, llenarse la boca de elogios para un pasado que siempre fue mejor. Hoy, en vísperas de las masacres que asolaron Italia en los 90’s, debemos afirmar que Di Matteo, vive. Vive entre nosotros, dándonos la oportunidad de soñar un Estado posible, un Estado sano, una utopía contemporánea que comienza hoy, defendiendo nuestra propia dignidad. Esta es la necesidad que tenemos, desde este humilde espacio, de respaldar al Juez Nino Di Matteo, la necesidad de preservar nuestra propia inocencia.

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*Foto de Portada: www.ilriformista.com