¿Pero quién es Matteo? ¿Y dónde está ahora?

"Una pregunta que a menudo nos hemos hecho", explica Jamil, nuestro jefe de prensa, en la apertura del evento. Matteo Messina Denaro, en su tierra apodado "U Siccu" (El Flaco), es uno de los más poderosos jefes mafiosos de Cosa Nostra. Su vida fugitiva, que ha durado más de 26 años, es impactante y avergüenza. Y espontáneamente surge la pregunta: ¿es el Estado incapaz de encontrar a este hombre o es cómplice y corresponsable de su protección?

Encontramos la respuesta en los hechos.

Incluso el periodista y escritor Saverio Lodato, durante la presentación del libro “El pacto sucio”, el pasado 18 de diciembre se preguntaba: "¿Es creíble que en el mundo de los drones, de las escuchas en tiempo real, en el que se reconstruyen robos, crímenes, delitos, asaltos en todas las ciudades italianas en el término de media hora, una hora, dos horas o un día, pueda continuar la evasión de un señor del cual, según las noticias, fueron arrestados todos sus parientes posibles e imaginables, hasta la séptima generación? Todos sus amigos fueron arrestados, todos sus conocidos, todos sus compañeros de escuela desde la primaria, pero a Matteo Messina Denaro no se lo puede encontrar. Y de esta forma, mientras quede uno libre, se podrá continuar hasta el infinito con la fábula de que la mafia hace todo sola y de que siempre ha hecho todo sola. No es así".

Y entonces ¿qué secretos posee este "hombre común" para que el Estado oponga tanta resistencia a su captura y condena? ¿Quizás esté en conocimiento de algunas verdades "incómodas" sobre aquellas malditas masacres de Capaci y Via D'Amelio y sobre la Tratativa que se acordó después de ellas?

Matteo es una persona de carne y hueso, una sombra libre en el territorio italiano, un hombre que sólo espera que no llegue el día en que el Estado decida cumplir con su deber.

Pero ¿por qué precisamente Castelvetrano, la Ciudad de los Olivos y los Templos, un país de apenas 31.000 habitantes? Sin tocar el timbre fuimos a verlo a su casa, a esas calles donde creció, donde todos lo conocen bien y donde no se excluye que pueda estar escondido.

Y fue así que llegó un grupo de jóvenes en cinco camionetas para romper la tranquilidad del domingo en un país desierto: silencio en las calles, persianas cerradas, ojos curiosos, miradas severas. Al llegar a las cuatro paredes que nos hospedaron durante unas horas, comenzamos a respirar el aire sinérgico de la afrenta que estábamos preparando.

He aquí que unas horas después el desierto comenzó a poblarse con ciudadanos de Castelvetrano y de otras diferentes partes de Sicilia, quienes con su participación, dieron una importante señal. El intendente Enzo Alfano, se hizo presente con su esposa Vincenza Ippolito y el vice alcalde de Castelvetrano, Biagio Virzì, quienes hicieron posible este espectáculo. Desde unas horas antes, el color de las camisetas de los jóvenes de Libera, asociación fundada en 1995 por una idea de Don Luigi Ciotti, había pintado la noche de azul, manifestando así una conciencia joven y decidida ante el fenómeno de la mafia. Hubo un poco de decepción al ver la ausencia de las fuerzas policiales, presentes el día anterior en Palermo, y que puso de manifiesto la cerrada omertà vigente aún en el país, una complicidad que actúa como un escudo que protege la fuga de Matteo Messina Denaro.

Jamil abrió el evento recordando que, a pesar del temido nombre que resuena en todos los rincones del país, Castelvetrano no es solo mafia sino también arte, cultura y belleza y, para todos los presentes, incluso antimafia. Y esto quedó demostrado por los jóvenes del lugar que subieron al escenario para "dar su opinión" a través de una representación artística que puso en tela de juicio esa actitud vil y cobarde de "no veo, no escucho, no hablo".

Y así llegamos al fulcro de la noche, nuestro espectáculo.

Una joven, interpretada por la fundadora y directora del Movimiento, Sonia Bongiovanni, elegantemente vestida, espera en un restaurante de Castelvetrano la llegada de Matteo. "Vine aquí para entender y te escribo esta carta para saber": esta es la razón de su viaje a tierras sicilianas. Y entonces las agujas del reloj comienzan a girar en sentido contrario y nos llevan al pasado, al año en que todo comenzó. A la masacre de Capaci, el 23 de mayo de 1992, seguida, exactamente 57 días después, por la de Via d’Amelio. Y nuevamente, sin tregua, las otras masacres del 1993. Y luego, en medio de ese caos, un compromiso: "un beso, un matrimonio, la unión de las dos copas. El mal y el falso bien". El tablero de ajedrez, interpretado por Jamil y los bailarines Mattia y Stefano, a través de los colores más opuestos, el blanco y el negro, escenifica la Tratativa Estado-mafia, el pacto que involucró a altos funcionarios del Estado y a Cosa Nostra. "El Estado-mafia te estará siempre agradecido por hacer lo que te pidió. Al final son métodos pequeños, no muy llamativos, tal vez algunas personas pierdan la vida, pero ¿dónde está el problema? Por una causa justa, vale la pena poner todo en su lugar, a cualquier costo", le dice Sonia a Matteo.

Porque Matteo decidió jugar la partida de su vida no sólo dentro de las conocidas fronteras italianas, sino expandir sus puntos de vista y aspiraciones incluso más allá, en tierras internacionales, mucho más fructíferas en intereses económicos. Así fue entonces que sus amistades, sus mujeres y sus relaciones con el terrorismo islámico, los Estados Unidos, el narcotráfico en Venezuela y las empresas de Milán se suceden en el escenario y en la mente de Sonia, que imagina a los diversos personajes dentro del restaurante. Una sátira que gracias a la vivacidad de sus bromas y a la espontaneidad e improvisación de los actores (italianos y sudamericanos) divertía al público y también a los que asistíamos silenciosos detrás de escena. Y siguieron otras amistades, como aquella con Silvio Berlusconi, fundador de Forza Italia y ex presidente del Consejo, Marcello Dell'Utri, ex senador y cofundador del partido y Antonio D’Alì, "tu querido amigo Matteo".

Y posteriormente una última escena antes del gran final, una acusación que refleja esa frase falsa e insoportable, "la mafia no mata a mujeres y niños", y esa calificación odiosa, "hombres de honor". Un monólogo recitado por Elisa Pagano, para recordar al pequeño Giuseppe Di Matteo, de 13 años, Antonella Bonomo, embarazada, 23 años y otros niños de todo el mundo, inocentes que perdieron la vida a causa de la mafia, todos muertos por decisión del mismo hombre, Matteo Messina Denaro.

Se acerca la rendición de cuentas. Sonia es la hormiga que enfrenta al gigante. "¡Una niña ingenua que cree que puede vencer al gran Matteo Messina Denaro!". Dentro de esas cuatro paredes que parecían protegernos, el grito de ese nombre resonaba en todo Castelvetrano, para convertirse en un eco que llegó a todos los rincones de Sicilia y de Italia y, directamente, a la casa del destinatario, dondequiera que se encontrara en ese momento. Sonia, una chica sola frente a un cíclope, sola como David frente a Goliat. ¿Pero estaba realmente sola? No, todos estábamos alineados junto a ella y detrás de ella. Un grito común, un solo cuerpo, una sola cosa.

"Nosotros ya ganamos. Y si eres un hombre de honor, nosotros somos el deshonor. Mantén tu poder, tu dominación, no nos interesa, porque de nuestro lado tenemos una llave que nunca conocerás, el amor". Ese es nuestro motor, el amor. Y es algo que nadie podrá quitarnos, el único talón de Aquiles de ese poder que creó tres consignas: el odio por la Verdad es justo, la indiferencia es armonía y el silencio es conveniente y paga. ¿Pero realmente queremos ser esclavos de esta creencia? Dejo la respuesta a las palabras que hicieron palpitar nuestros corazones ese domingo de julio.

"Entonces ven. Si quieres nuestra vida tómala, mátanos, estamos dispuestos a morir, mátanos a todos como lo hiciste con los demás, si eso es lo que mejor haces ¡hazlo! Pero a cambio, entrégate y di la verdad. Porque tú también tienes la posibilidad de cambiar... por todos esos niños, por esas madres, por esos hombres justos”.

“Únete a nosotros".

Nosotros no hemos tirado la toalla, ¿y tú?

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Extraído de: www.ourvoice.it 

Foto © Paolo Bassani