cartarenziEL PACTO DEL NAZARENO ¿EL PACTO CON LA MAFIA?

Carta abierta a Matteo Renzi
Por Giorgio Bongiovanni - 17 de Septiembre de 2014
Señor Presidente del Consejo de Ministros, hemos seguido atentamente su visita a Palermo, al barrio de Brancaccio, y lamentablemente hemos quedado muy desilusionados. Desilusionados no tanto por lo mediocre de su discurso – en el lugar en el que el Padre Pino Puglisi arrancaba a los niños de las manos de los boss mafiosos, ha pronunciado una sola vez la palabra “mafia” – sino por su hipocresía. De hecho usted, sobre todo desde hace algunos meses, sigue dialogando sobre las reformas para el bien de nuestro país con Silvio Berlusconi, quien está al frente de un partido que fue ideado y construido por Marcello Dell’Utri, condenado definitivamente por la Casación por concurso externo en asociación mafiosa. Por lo tanto un partido fundado para servir también a los intereses de la mafia, la misma que usted ha declarado que la combate pero son solo palabras. ¿Acaso no le parece que es una grave contradicción?

A pesar de que Berlusconi esté al frente de un partido de la (aparente) oposición y de que siga teniendo muchos adeptos, esto no le da la autorización, por parte del pueblo – que ni siquiera lo ha elegido – para entablar, a través del así llamado “Pacto del Nazareno”, una eventual nueva “negociación” con un condenado – como lo que es en todo sentido – que tiene como uno de sus objetivos el de modificar nuestra Constitución.

En el juicio sobre la negociación Estado-mafia, que todavía se está llevando a cabo es lógico, además de imprescindible, obtener todas las pruebas para poder confirmar que algunos representantes de las Instituciones colaboraron activamente en la apertura de un canal de diálogo con la Cúpula de Cosa Nostra, sometiéndose al chantaje de los jefes mafiosos, cometiendo graves delitos (atentado contra un cuerpo político del Estado) y acelerando de esa forma los atentados del ’92 y ’93. Mientras que en cambio ya ha sido comprobado por las sentencias – la argumentación de la sentencia de Casación con la que fue condenado Dell’Utri – que “la sistemática erogación de las enormes sumas de dinero” indica “la firme voluntad de Berlusconi de cumplir con el acuerdo más allá de los cambios en la cúpula de Cosa Nostra.

Seguramente recordará, Primer Ministro, esa convención transmitida por las pantallas de todo el mundo en la que Berlusconi apoyó su mano en el hombro de Dell’Utri y lo defendió de las acusaciones de los Jueces que “tienen que ser recuperados por la sociedad”. Pero luego, en mayo, quedó demostrado que esas acusaciones eran ciertas y fueron confirmadas por la Suprema Corte. Y mientras tanto la opinión pública asistió a la garantía, frente a todos los canales de información, del apoyo y del sostén prometido por el “gran estadista italiano” a su amigo que luego se demostraría que era el hombre bisagra entre Cosa Nostra y el mundo político y empresarial del país.

 A este punto, Primer Ministro, es necesario, más que nunca, demostrarles a todos los italianos que se pretende tomar en serio la lucha en contra de la mafia y esto, por consiguiente, significa tomar distancia del jefe de un partido como “Forza Italia” que en su momento fue la elegida de Cosa Nostra porque podría convertirse en el garante de nuevos equilibrios político-mafiosos. Un partido promovido, proyectado y fundado por el mismo Dell’Utri, y por lo tanto promovido por la mafia.

Y tendría que tomar distancias, incluso pagando el precio de no poder contar con esos votos útiles para sus reformas. De lo contrario el Gobierno de Matteo Renzi será recordado como uno de los que  - como en el caso de los Gobiernos de Crispi, Giolitti, Craxi, Andreotti, Cossiga, Berlusconi, Amato, etc., etc.. por citar solo algunos – que no solo han convivido con la mafia, sino que además han mantenido un acuerdo y han hecho buenos negocios.
La respuesta que esperamos de su parte, Presidente, es – lo repetimos – la separación total del condenado Silvio Berlusconi. Por lo tanto ¿recibiremos una señal de su parte de una nueva y firme voluntad de querer liberar a Italia de las organizaciones criminales – hasta el día de hoy las más poderosas del mundo occidental – o tendremos que escribir que nos encontramos una vez más ante un Estado Mafia?