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MAFIA Y ESTADO, RIINA A CANCEMI: “SI ESOS LO SABEN SE  ACABÓ”


   ¿Qué figuras institucionales se ocultan detrás de los temores del jefe de Cosa Nostra?
                       Por Giorgio Bongiovanni y Lorenzo Baldo - 22 de Enero de 2014

“Totò Cancemi dice que tenemos que inventar que la muerte de 02TotoRiinaFotoEnWikipediaOrgFalcone... ¿qué hay que inventar?... le dije. Él dijo… le dije: si lo saben se acabó”. El jefe de Cosa Nostra lanza este mensaje críptico a su interlocutor Alberto Lorusso que lo escucha atentamente. Para los investigadores este especial pasaje de la conversación entre Riina y Lorusso (contenida en las grabaciones transcritas por la Dirección Investigativa Antimafia y depositadas en el proceso sobre la negociación Estado-mafia) es bastante emblemático. ¿Por qué Salvatore Cancemi, ex boss de Porta Nuova, así como también fiel servidor de Riina, le propone a su jefe que “invente” algo en relación al atentado de Capaci? ¿Acaso hay que darle una versión “oficial” a la gente de Cosa Nostra para evitar que se descubran determinados entretelones de dicha matanza? ¿Acaso es necesario ocultar una coparticipación ajena a Cosa Nostra? ¿Alguien que tiene que permanecer invisible ante los ojos de los amigos del boss de Corleone? Y sobre todo: ¿por qué Riina se preocupa porque si se llegara a saber “esa cosa” se acabaría todo?


03LeolucaBagarellaFotoEnWikipediaOrg¿Quizás porque así se derrumbaría su imagen de jefe absoluto que no recibe órdenes de nadie, y mucho menos pacta con sectores del Estado? Claro está que esas palabras pesan como el plomo. Y dejan nuevos interrogantes abiertos sobre lo que hoy Totò Riina le quiere dar a entender a Alberto Lorusso. “No tenemos que discutir, no hay nada que discutir – continúa Riina haciendo referencia a los tiempos de ejecución del atentado de Capaci en el que participó activamente su cuñado Leoluca Bagarella –. No discutamos sobre ello... (...) en el fondo, en el fondo, en el fondo... estuvimos ocho días para llegar acá, el hecho de que allá dentro... estuvieron ocho días. Fue mi cuñado... (...)”. Indudablemente es la primera parte de estos diálogos la que todavía queda por explorar más a fondo. Quienes no tienen que conocer el “detrás de escena” del atentado de Capaci tampoco tienen que saber lo que había detrás del atentado de Via D’Amelio. Que representa en todo sentido la clave fundamental, junto a los homicidios de 1993, para comprender la historia de pactos y chantajes que han ensangrentado a nuestro País.


A memoria futura
04EstragodeCapacidondemuerejuezGiovanniFalconeFotoTribunaLas palabras de Salvatore Cancemi (fallecido el 14 de Enero de 2011) atraen la atención mediática a las conexiones entre mafia y Estado que, para mantener una especie de “equilibrio”, tienen que permanecer en la sombra. De dichos “acuerdos” fue el mismo Cancemi quien habló hace 13 años en diferentes reuniones en las que grabamos sus declaraciones (depositadas como pruebas en el proceso sobre la negociación Estado-mafia, n.d.r.). Posteriormente la entrevista al primer arrepentido de la “Cúpula” de Cosa Nostra desembocó en el libro: Riina mi fece i nomi di… (Riina me nombró a… de Editorial Massari), en el que el mismo ex boss de Porta Nuova afrontaba los temas más delicados de su colaboración: desde el rol de Marcello Dell’Utri y Silvio Berlusconi en los atentados, hasta la fallida captura de Bernardo Provenzano. Una captura que habría podido realizarse el mismo día en el que Salvatore Cancemi se entregara a los carabinieri del cuartel Carini de Palermo. Luego de haber permanecido prófugo por años, en el alba del 22 de Julio de 1993 decidió entregarse a las fuerzas del orden, poniendo de esa manera fin a una carrera mafiosa que durara veinte años. Esa mañana el mismo boss habría tenido que encontrarse con Carlo Greco, el jefe del mandamento (territorio mafioso) de Santa Maria di Gesù, junto a Pietro Aglieri, para luego reunirse con Bernardo Provenzano en una localidad secreta. De hecho, una vez que llegó al cuartel entregó a los carabinieri un “pizzino” (papelito con mensajes mafiosos) que había recibido de Greco, en el que se comunicaba una cita para la mañana de ese mismo día con Provenzano. “Después de haber pedido que le avisaran al Capitán ‘Último’ – nos relataba Cancemi – les dije a los carabinieri que para esa mañana a las siete yo tenía una cita con Provenzano; por lo tanto si querían podían arrestarlo. Al principio no me creyeron, porque otros arrepentidos habían declarado que no se sabía si aún seguía con vida”. (...) “Luego me hicieron un agujero en el pantalón, aún lo conservo, para ponerme un micrófono en el bolsillo para que subiera al coche con Carlo Greco. Y los hiciera llegar hasta Provenzano. Pero todo quedó en una burbuja de jabón. Y así fue que el horario de la cita pasó de largo”. -“¿Según su opinión, porqué no quisieron arrestar a Provenzano?” le preguntamos al arrepentido durante la entrevista. – “Esto es algo que yo no sé – nos respondió -. Sé que ésta es la realidad ¡es algo clarísimo!”.


Epopeya de una colaboración
“Formé parte de Cosa Nostra durante veinte años aproximadamente– nos explicó el ex boss – y no tengo palabras suficientes como para haceros entender el mal que esta organización representa. Y esto es una cosa. Para mi, en cambio, los mafiosos son los que usan traje y corbata y que negocian con Cosa Nostra...”. Y precisamente en el momento que comenzó a hablarnos de las connivencias de Cosa Nostra con la política, la masonería y los servicios secretos fue cuando el nivel de la conversación entró en un terreno minado. “Si Cosa Nostra no hubiera tenido y si no siguiera manteniendo los contactos que tiene – destacó Cancemi – no sería más que una banda de chacales, nada más. Cosa Nostra ha llegado a ser lo que es gracias a las connivencias, a los favores, a las amistades con sectores del Estado, de los políticos, etc... Lo mismo vale para las leyes favorables y para las licitaciones”

Ante nuestra pregunta sobre las conexiones entre Cosa Nostra y el Vaticano quedó pálido. “Si hablo me cortan en pedacitos – exclamó levantando el tono de la voz - ¡y a usted también!”..., su mirada mostraba una sombra de miedo. Lo único que hizo el colaborador de justicia fue mencionar su imposibilidad de hablar de estos meandros oscuros, y posteriormente se atrincheró detrás de un impenetrable “no comment”. Salvatore Cancemi al afrontar la cuestión de la “negociación” entre el Estado y Cosa Nostra nos había confirmado que “la estrategia del silencio”, la que había impuesto el cese a la “estrategia terrorista”, había sido concordada en los altos niveles, con “un acuerdo basado en un interés común”. Ante nuestra pregunta sobre si podrían llegar a ocurrir nuevos atentados, en el caso de que este “equilibrio” se rompiese, Cancemi no tuvo ninguna duda: “Sería una carnicería... si... incluso atentados...”, - respondió. Después de un momento de silencio le preguntamos qué podría haber ocurrido si Totò Riina se hubiera arrepentido. “Podría creer mucho más en un asno que vuela – respondió más allá de cualquier ironía – y de todos modos, si llegara a ocurrir sería como hacer estallar una bomba atómica: con todos los secretos que sabe, se derrumbaría media Italia...”.


05BernardoProvenzanoItWikipediaOrg“A Riina lo llevaron de la mano para cometer los atentados”
El ex boss nos explicó que sabía que “muchos hombres de Cosa Nostra, sobre todo los grandes jefes históricos, Saro Riccobono, Stefano Bontade, Salvatore Inzerillo, hasta incluso Riina e Provenzano tuvieron relaciones confidenciales con los carabinieri y la policía, o más en general con referentes institucionales externos a Cosa Nostra”. A ese punto le preguntamos brutalmente si consideraba que Riina había sido traicionado. Inmediátamente respondió afirmativamente, pero luego quedó pensativo y plasmó ligeramente su afirmación: “No lo sé con certeza – nos respondió después de un momento de silencio - pero pienso que algo hubo... no lo excluyo, pero tampoco lo confirmo...”. Luego subrayamos que detrás del atentado del tren 904 estaba Cosa Nostra, así como detrás del de Capaci, el de Via D’Amelio, el de Roma, el de Florencia y el de Milán, recordándole que incluso había sido solicitada la intercesión de Cosa Nostra para salvar al exponente democrático Aldo Moro. De la misma manera que habíamos analizado incluso lo absurdo que era pretender pensar que Cosa Nostra hubiera estado “sola” en cometer estas acciones criminales: “Es obvio que no es así– contestó Cancemi de un tirón – a veces actúa por pedidos externos, según si esto le conviene de alguna forma”.

Después de haber escuchado atentamente sus palabras nos detuvimos en el capítulo del atentado de Via D’Amelio, para llegar a esas “entidades externas” detrás de Cosa Nostra de las que se habla en las sentencias del atentado del 19 de Julio del ’92. “Para ambos atentados es lo mismo – nos respondió con tristeza el colaborador – Riina fue ‘llevado de la mano’ en esta estrategia porque, queda claro que era loco, pero no tanto. Si quería mandar un mensaje bastaba con que pusiera una bomba en el mercado de la  Vucciria o en el  Capo de Palermo  y dejaba cientos de muertos. En cambio con esos objetivos tan precisos le interesaba atacar a determinadas personas”. “Para mi fue guiado desde afuera – nos confirmó Cancemi – a él le interesaba hacer sus negocios tranquilamente y para lograrlo necesitaba convivir pacíficamente con el Estado; habrá dado algo a cambio...”.


06EstragodeViaCapacidondemuerejuezPaoloBorsellinoFotpEstudiosLatinoseiberoamericaLa amarga verdad
“Esta es la verdad – afirmó Cancemi a continuación – no me interesa si me llevan al infierno, pero estas fueron las palabras de Salvatore Riina”. En la última reunión que tuvimos con el ex boss nuestro diálogo asumió inmediátamente un tono pesimista, es más, derrotista. “No hay nada más que hacer – nos dijo con una mezcla de resignación y de rabia – hemos perdido...”. Pero de todos modos su estado de ánimo dejaba entrever una actitud de orgullo y dignidad por no haber caído en la tentación de retractarse. “Solo Jesús Cristo puede destruir a Cosa Nostra – afirmó con profunda convicción – si el Estado hubiera querido derrotarla no habría tenido que mirar para otro lado, ni siquiera por un instante”. Pero luego agregó que habría tomado mil veces más la decisión de colaborar y que nada le habría quitado la convicción de que solo a través de la colaboración con la justicia se podía destruir “este mal”. Solo entonces le preguntamos lo que le diría a los hijos de los mafiosos que aún están en camino a convertirse en hombres de honor. “Alejaos inmediatamente – respondió Cancemi con la autoridad que lo caracterizaba en los años pasados– en este momento estáis obnubilados, y pensáis que no es un mal; en cambio lo es ¡es el más terrible de los males! E incluso si escucháis a vuestros padres, a vuestro padre, decir cosas malas, tenéis que denunciarlo, inmediátamente. Sé que esto es muy difícil, pero es lo que os sugiero. ¡Alejáos de este mal!”.

Sorprendentemente el mismo Salvatore Cancemi decidió concluir la larga conversación, que había comenzado siete meses antes, con un llamado al hijo mayor del jefe de Cosa Nostra. “Quiero hacer un llamado afectuoso – anunció Cancemi – al hijo de Salvatore Riina, Giovanni, para que se arrepienta. Nunca lo conocí pero querría invitarlo a colaborar con la justicia, así vemos si logramos destruir este mal”. A la luz de la reciente condena a cadena perpetua dictada por la Casación en contra de Giovanni Riina, las palabras de Cancemi adquieren un valor aún mayor. Y sobre todo marcan de manera irrefutable una salida para la derrota de Cosa Nostra.

Fuente bibliográfica: “Gli ultimi giorni di Paolo Borsellino” (Bongiovanni - Baldo, ed. Aliberti)

http://www.antimafiaduemila.com/2014012247389/giorgio-bongiovanni/mafia-e-stato-riina-a-cancemi-se-quelli-lo-sanno-e-finita.html