01VittorioSgarbiFotoQuotidianopiemonteseItLOS NUEVOS DELIRIOS DE VITTORIO SGARBI
Por Lorenzo Baldo y Giorgio Bongiovanni - 2 de Enero de 2014
“Si Giorgio Napolitano calla es porque es el garante del innombrable pacto Estado-mafia, mejor dicho, de la ‘negociación. No lo dice un facineroso, sino el hermano de un magistrado asesinado por la mafia, que no conoce límites ni pudores, ni mucho menos el sentido del Estado”. “Los únicos cómplices que tiene Totò Riina son los magistrados que difunden sus pensamientos. Si a Riina le ha vuelto inofensivo el Estado que lo ha arrestado ¿porqué tenemos que considerarlo peligroso y poderoso también desde la cárcel? ¿Por qué tenemos que alimentar la leyenda? Riina no es, más allá de las intenciones, enemigo de Di Matteo. En los hechos es su cómplice. Garantiza el peso y la consideración”. Bastarían estos dos pasajes del artículo de Vittorio Sgarbi, publicado hoy en el periódico “Il Giornale”, para entender que es mejor evitar dar importancia a los nuevos delirios de este seudo intelectual. Pero las mentiras vomitadas por quien miente, siendo consciente 02FiscalNinoDiMatteoFotoVoteenelmediterraneoBlogsPotComde hacerlo, se insertan en un contexto en el que las palabras son como plomo y por lo tanto tienen que ser frenadas.
Aquí de “cómplice” hay solo los que se dejan llevar por análisis y consideraciones falsos, sibilinos y completamente “cómplices” de una estrategia dirigida a desestabilizar a nivel psico-físico la integridad del Fiscal Nino Di Matteo. Así como ha escrito Saverio Lodato en respuesta a los otros 04GiorgioBongiovanniperiodistadirectordeantimafiaduemiladelirios del periodista Filippo Facci “cada muerto de mafia, cuando estaba con vida, se ha merecido un periodista contracorriente que lo desmentía. El desafortunado, para hacer creíble su buena fe, tenía una única opción: hacerse asesinar”.
En su siniestro intento de buscar una visibilidad perdida en el tiempo Vittorio Sgarbi despliega su papel de “periodista contracorriente”, así como el de “gran experto de mafia, afirmando perentoriamente que “la mafia firma un crimen, no lo anuncia”. Es cierto. Pero en este caso quien está detrás de la condena a muerte lanzada por Totò Riina en contra de Di Matteo? ¿Qué entidades ajenas a Cosa Nostra – que, como ha sido escrito en algunas sentencias, han negociado con la mafia mientras esta última ponía las bombas durante el bienio terrorista del ‘92/’93 – están evaluando los pro y los contra de un eventual nuevo atentado? ¿Por qué Totò Riina se deja escapar semejantes anuncios de muerte, sin prever que era interceptado, mientras habla con un compañero (el 05LorenzoBaldoFotoAntomafiaduemilajefe mafioso de la Sacra Corona Unita, Alberto Lorusso) en la hora de aire de la cárcel? Y, sobre todo: ¿Quién está detrás de este último que escucha dichas confesiones? Lamentablemente la historia de Italia está marcada por muchos atentados de Estado. Matanzas por las cuales los mismos organismos institucionales han despistado las correspondientes investigaciones para hacer recaer las culpas de las personas asesinadas sobre los terroristas, mafiosos, y criminales sanguinarios de todo tipo y rango. Las palabras de Riina representan la síntesis de décadas de misterios de naturaleza italiana.
Es evidente que si llegara a ocurrir un nuevo atentado, Dios no lo permita, las palabras de Riina serían tomadas mediáticamente como una especie de admisión de culpa. Para tranquilidad de todos los organismos institucionales – que no son desviados – que se verían de esta forma desautorizados de cualquier acusación de corresponsabilidad. Sgarbi no se detiene ni un instante 06SaverioLodattoFotopoliticaNanopressIten todo esto, en cambio prefiere desprestigiar a un magistrado como Nino Di Matteo, con quien este desgraciado País tiene una deuda moral, que ni siquiera el Jefe de Estado quiere reconocer y elige no mencionarlo durante su discurso de fin de año.
De la misma forma las acusaciones de Vittorio Sgarbi en contra de Salvatore Borsellino estrellan contra un hombre impávido cuyo deseo de justicia y de verdad se encuentra en antítesis con la vida y las acciones del mismo Sgarbi. Quien en cambio invoca la apertura de “una investigación por vilipendio hacia el Jefe de Estado” en contra del hermano de Paolo Borsellino. Pero aquí el “vilipendio” está representado únicamente por el silencio de un Estado connivente que deja hablar a un crítico de arte. Por el cual no vale la pena gastar ni una palabra más.
Dejemos a la historia el cometido de relegarlo entre aquellos que con su propio verbo se han convertido en “cómplices” de las peores porquerías perpetradas por el poder.