La caballada y los casi cuatro mil jinetes que fueron parte del festín, con sus gritos y liturgia patriótica y nacional, se complementó con la visita del rey Felipe VI , del ultraderechista Jair Bolsonaro y del repudiado presidente chileno Sebastián Piñera. El discurso de avanzar hacia relaciones diplomáticas “desideologizadas” fue abandonado rápidamente por un desmedido entusiasmo por agradar a la política exterior de Donald Trump.

Pero no todo en la vida es lo material y el espíritu debe alimentarse. Por eso, por si todo lo descripto fuera poco, el lunes Lacalle se dio un gustito y concurrió a la ceremonia interreligiosa convocada por el cardenal Daniel Sturla e iglesias protestantes. Un acto inédito para un jefe de Estado desde la constitución de 1917. Por fin el Estado uruguayo se quita “el balde laicista anticatólico” que tanto combatió Sturla y da paso a la fiesta religiosa. Todo un simbolismo. Y todo lo simbólico es inevitablemente político.

Lacalle Herrera le pidió a su hijo solamente que sea herrerista y en pocas horas no hemos visto más que escenas de herrerismo explícito, concentrado.

El escenario internacional

A nivel internacional la economía está sufriendo un verdadero coletazo recesivo que tiene como principal causa la aparición en China y propagación por el resto del mundo del coronavirus. Esta situación impacta de lleno sobre la producción china y llevará a una caída de entre 6 y 8 puntos de su PBI en el primer trimestre del año. A diferencia de la crisis económica desatada por la caída de LehmannBrothers en EEUU en 2008, los bancos centrales no cuentan con la posibilidad de una política expansiva como la que desarrollaron en los años posteriores a la crisis. La tasa de interés en Europa se encuentra en 0%, mientras que en EEUU la Reserva Federal acaba de realizar un nuevo recorte en sus tasas, sin lograr convencer del todo al capital financiero. La semana anterior las bolsas internacionales sufrieron nuevas fuertes caídas y en Brasil el Bovespa cayó más de 5% en un solo día al informarse del primer contagio por el virus. En todo el mundo la incertidumbre se ha apoderado de los agentes financieros y su reacción ha sido refugiarse en activos como el oro. En nuestro país distintos fondos especulativos que estaban posicionados en bonos en pesos (Letras de Regulación Monetaria del Banco Central) procedieron a desarmar sus carteras para pasarse al dólar, generando una presión alcista sobre el tipo de cambio, que al día de hoy ya roza los 42 pesos.

En países como Brasil o Argentina, la paralización de la producción china genera problemas adicionales en las industrias que dependen de cadenas globales de producción y que importan sus insumos para la producción desde china.

El resentimiento de la producción en el gigante asiático tiene como correlato su menor demanda. Aquí es donde economías primarias como la uruguaya tienen riesgos aún mayores. Las previsiones indican una reducción de aproximadamente un 30% del total de las exportaciones al país asiático. A esto hay que sumarle la caída de los precios de las materias primas. En esta situación, el nuevo gobierno, que venía con el mandato de “reformas estructurales” por parte de las cámaras empresariales, las élites financieras y los grandes medios de comunicación, para “corregir los desequilibrios” macroeconómicos, ante una posible situación de empeoramiento de la situación económica mundial, se podría ver obligado a acelerar los tiempos de su ajuste. Aunque Lacalle y su gobierno hagan “los deberes” en materia de baja del gasto público y recortes, el nuevo gobierno corre el mismo riesgo que la administración de Mauricio Macri en Argentina: que las inversiones nunca lleguen. Como contratendencia, la baja de tasas de interés y los rendimientos mínimos del bono del tesoro estadounidense a 10 años, puede otorgar una sobrevida en materia de financiamiento “barato” del déficit fiscal uruguayo. Es sobre este escenario internacional que opera el traspaso de mando presidencial uruguayo.

Ley de Urgente Consideración

En su discurso frente a la asamblea general, Lacalle reivindicó el rol de las fuerzas del orden. “Hay que cuidar a quienes cuidan de nosotros”, dijo y volvió a reafirmar lo que había desarrollado en su campaña: la importancia de mantener el orden y ‘empoderar’ a la policía. Seguido de la noción de orden, el líder blanco también dedicó varios pasajes de su discurso a la ‘libertad’, marcando y remarcando el tenor liberal del gobierno en cuanto a los aspectos económicos.

El 9 de marzo ingresará al Parlamento la Ley de Urgente Consideración. Esta “mega-ley” de 457 artículos reorganiza al Estado en sus distintas áreas. Desde un punto de vista general hay una lógica que es transversal a toda la ley en su forma y su contenido, y es la del fortalecimiento del poder ejecutivo en general y de la figura presidencial en particular (concentración de atribuciones). En la forma porque el presidente electo apunta a la “urgente consideración” como figura constitucional, lo cual pone contra la espada y la pared y deja como un objeto de decoración al parlamento, ya que al cumplirse el plazo estipulado para el tratamiento en las cámaras, de no haberse tratado el proyecto de ley, la misma es ratificada. Y en el contenido porque el borrador otorgaría nuevas atribuciones al presidente (Inteligencia, Ley de Derribos, Seguridad) y al ejecutivo (por ejemplo, las atribuciones del MEC en la Educación en detrimento del CODICEN, entre otras).

Desde que se conoció el borrador, muchos analistas y periodistas se han preguntado cual es el motivo por el cual presentar esta extensa ley bajo la figura de urgente consideración. En un punto, un objetivo parecería simbólico. Es decir, marca el final de una etapa y la inauguración de otra época, ubicando al Estado en su rol de irradiador de ideología (neo) liberal. La ilusión que hasta ahora en la “era progresista” mostró al Estado bajo la apariencia de ser un ente neutral que podría jugar en favor de los trabajadores (aunque muchas veces no haya sido así), ahora se muestra como un firme apoyo para los empresarios.

Si en nuestra caracterización sobre los gobiernos del Frente Amplio, planteamos que se mantuvieron los pilares del modelo económico precedente y se retocaron de forma cosmética algunos elementos de las ‘reglas de juego’ de la era neoliberal, este borrador de ley es una ‘reacción’ sobre esas reglas de juego y la organización estatal que se dio los tres gobiernos del FA. Esto es importante tenerlo presente. Ya que la Ley de Urgente Consideración no es el ajuste en sí mismo, sino que su aprobación es una de las pre-condiciones para el mismo. Las tareas estructurales de la burguesía uruguaya van mucho más allá de la LUC y tienen que ver con las reformas del sistema previsional, de las leyes laborales, y de recortar el gasto público, disminuyendo servicios y derechos y rebajando los salarios estatales. La devaluación en curso también es parte de la transferencia de recursos hacia las clases altas. Aun así, que la LUC sea aprobada y que se materialicen los cambios propuestos en seguridad, educación, y por ejemplo, en el desmantelamiento del monopolio de ANCAP, constituiría una avanzada importante sobre los intereses populares y con este nuevo impulso el gobierno podría envalentonarse para ‘ir por todo’.

A su vez, el enviar tan de prisa una ley de esta magnitud denota cierta desconfianza del propio Lacalle en cuanto a la duración efectiva de la coalición ‘multicolor’ y de la fortaleza política del próximo gobierno, que en lo inmediato parece importante, pero estratégicamente muestra problemas entre sus actores internos.

Pero otra pre-condición para que se haga efectivo el ajuste es contar con el concurso o la pasividad de los ajustados. Para eso, como decíamos en el artículo anterior, el gobierno se empeña en elaborar un “discurso de la crisis”, que tuvo como protagonista a Isaac Alfie con sus “estados de situación” desde las páginas del diario El País y las declaraciones de Delgado y del propio Lacalle a pocos días de asumir. “Los números están peor de lo que pensamos” fue el hit que sonó por esos días, alentado por la calificadora de deuda Fitch y el propio FMI, que igualmente reconoció los servicios prestados por el Frente Amplio.

La credibilidad del gobierno

En menos de cuatro meses desde el balotaje y a menos de una semana de haber asumido, el gobierno entrante ya tiene resonados casos de dudosa integridad de sus miembros y afines. A finales de diciembre un familiar directo de un ex candidato a diputado por Cabildo Abierto fue descubierto con 6 toneladas de cocaína en sus contenedores. El nuevo ministro de salud pública, Daniel Salinas fue acusado de haber sido socio del médico torturador Martín Gutiérrez. Recientemente, Pilar Silvestre, una directora que asumiría en el MIDES por Cabildo Abierto tuvo que renunciar a hacerlo por denuncias de estafa.

En Colonia vuelve Carlos Moreira a presentarse como candidato nuevamente por el Partido Nacional. Y en Soriano Bascou será imputado por otro delito. Esta vez, por violar la Ley de Prendas al vender 350 mil dólares de ganado en garantía.

A fines de febrero, la pareja del entrante ministro de educación fue detenida en el Puerto de Colonia por Interpol acusada de ser parte del esquema de coimas de la constructora Odebrecht en Panamá. Y como nota de color, será el mismo Pablo Da Silveira al frente del MEC quien tramite la extradición de su pareja.

Lacalle rápidamente respaldó a Da Silveira y lo mantuvo en el cargo por ser “un gran amigo”.¿Conflicto de intereses? ¿Qué es eso?

Las imputaciones morales por todos los casos nombrados (y los que vendrán), o las declaraciones del subsecretario de Defensa, Rivera Elgue y del suegro de Manini Rios, Roque Moreira haciendo apología de la dictadura, socavan la legitimidad de un gobierno que apenas obtuvo una escaza mayoría. Si a esto le sumamos que estuvieron toda la campaña hablando de bajar tarifas y combustibles y una vez que asumen, hacen lo contrario, entonces tenemos a un gobierno que establece un contrato social fraudulento para con sus propios electores.

Lacalle en sus discursos repite una y otra vez que es el presidente “de todos los uruguayos”, que no viene a cambiar una mitad por otra y frases por el estilo. Sin embargo, el cambio de orientación en el discurso que se baja desde el Estado tiene por objetivo empatizar con sectores minoritarios e intensos de la población, como las iglesias y las Fuerzas Armadas. En este sentido, no es una casualidad la ausencia en el discurso de asunción del pedido de verdad y justicia contra los crímenes de la dictadura. Es una política de Estado.

El triunfalismo “multicolor” del que hablamos al principio, encuentra sus límites en la economía internacional y doméstica, y en las relaciones de fuerzas entre las clases.

Dependerá de la actitud que tome la oposición hacia el nuevo gobierno el curso de los acontecimientos. El Frente Amplio plantea una pulseada discursiva, mientras que otros sectores de la izquierda radical comienzan a plantear a la movilización como el camino para derrotar los planes del gobierno. En este marco es importante volver a discutir una perspectiva para que la izquierda radical pueda unificarse y hacerse fuerte para las batallas venideras.

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*Gentileza de La Izquierda Diario y de Damián Recoba

*Foto de Portada: La Izquierda Diario