Primeramente, debemos señalar, como una característica propia, la cantidad de partidos políticos que existen hoy por hoy en nuestro país, sobre todo si consideramos su reducida población y extensión territorial. Lo primero que cabría preguntarse es si existen tantas ideologías diferentes, o programas de gobierno, o visiones de rumbo, como para que existan tantos partidos.

Analizaremos algunas cuestiones que en lo personal, me parece que definen un rumbo de país, para contestar dicha interrogante. Contestémonos entonces con otra pregunta: ¿La Unidad Popular, El Partido de los Trabajadores, el Peri, El Partido Verde Animalista, están a favor de la continuación del modelo forestal celulósico, y de monocultivos transgénicos, que vienen cambiando nuestra matriz productiva como lo anunciara el Frente Amplio (Encuentro Progresista) partido mayoritario y a la cabeza de nuestro gobierno desde hace 15 años? Creemos que no. ¿La UP, el PT, el Peri, el Partido Verde, están a favor de que no se investigue para saber toda la verdad sobre lo sucedido y sobre las desapariciones ocurridas durante la última dictadura en nuestro país? Creemos que no. ¿Estos mismos partidos, no están a favor de quitar algunos privilegios a las multinacionales, exoneraciones de impuestos, etc., y favorecer a la pequeña y mediana empresa, la repoblación de nuestra campaña o a la creación de cooperativas de trabajadores, como forma de reactivar la producción nacional y la creación de empleos dignos?

Entonces por qué que en vez de unirse, y encontrarse en sus puntos en común, al menos algunos de ellos se enfrentan, obviamente provocando desconcierto entre sus posibles votantes. Estos partidos que podríamos denominar de izquierda, o simplemente, interesados en los problemas medulares que impiden un verdadero desarrollo con bienestar para todo el pueblo se dividen, se distancian, se confrontan. Concomitantemente, los medios de comunicación mayoritariamente no les dan cámara, salvo, cuando ocurren hechos como el debate entre Gustavo Salle y César Vega, donde se enfrentaron agraviándose entre ellos. Todo esto dificulta su crecimiento como partidos, y el poder convertirse en opciones válidas para los posibles electores que concuerden en los puntos neurálgicos programáticos que antes mencionaba.

Veamos ahora qué pasa con los partidos tradicionales, Colorado y Blanco, y con el Frente Amplio, que podríamos llamarlos, los más representativos, pues a ellos pertenece la mayoría del electorado, aunque no debemos dejar de mencionar un partido, con apenas unos meses de existencia, que sí ha contado con las cámaras de todos los grandes medios de comunicación, y que ha tenido un electorado casi comparable al partido Colorado. Me refiero a Cabildo Abierto, partido que nuclea a muchos militares y cuyo candidato presidencial es el ex comandante de las Fuerzas Armadas, Guido Manini Ríos.

Es indudable que el FA ha sufrido una disminución en la cantidad de votantes, y obviamente esto se debe a que ha perdido apoyo del pueblo, es decir que hay mucha gente que no aprueba lo actuado por su gobierno. Motivo de ello, entre otros, son los escándalos que han surgido en torno a figuras del gobierno, así como empresas nacionales como PLUNA que han desaparecido, las distintas denuncias relacionadas a ASSE, etc., etc. Así también, y no es un tema menor, muchos partidarios del FA no entendieron nunca cómo teniendo la mayoría parlamentaria no se derogó la Ley de Caducidad. Otras personas, más profundamente sienten que el Frente Amplio no ha seguido el rumbo que se esperaba, en cuanto al modelo de país que se ha ido construyendo en estos quince años de gobierno. Es decir que ha seguido una línea continuista acorde a los partidos tradicionales, hoy llamados de “oposición”. El modelo forestal, celulósico, con monocultivos transgénicos, la extranjerización de la tierra, la implantación de zonas francas, la contaminación de nuestros suelos, del agua, y hasta del aire que respiramos ya estaban en marcha, solamente que se ha profundizado sin encontrar ninguna oposición real, fuerte del partido blanco o colorado.

También una sutil campaña mediática que ha generado una idea en el imaginario social, de que el partido de gobierno, es permisivo, que sólo contempla a los pobres y que es blando para reprimir a los delincuentes, y por tanto vivimos una situación de miedo constante, de inseguridad en las calles, que no cuida a quienes “tienen”, producto de su trabajo duro. Esta campaña mediática ha servido de base a la propuesta del senador Larrañaga quien propuso la reforma constitucional que se votó junto con las elecciones, dando “la solución” a tamaña inseguridad. De esta manera se responde casi infantilmente a ese imaginario social, proponiendo un control militar sobre la población, como forma de cuidar a la ciudadanía, los bienes, las propiedades, y así también estableciendo como una suerte de condena sobre el pobre, que sutilmente es tildado de vago, y por vivir en barrios humildes, pasa a ser un posible sospechoso, digno de ser custodiado por la fuerza militar. Sin entrar en detalles, sólo diremos que no se examinan las causas reales de los problemas de inseguridad y por tanto es obvio que esta Reforma no hubiera traído -pues la mayoría de la ciudadanía dijo No a la Reforma- soluciones reales, sino más inseguridad y represión en las calles, más discriminación social. Tristemente esa Reforma estaba basada en el miedo de la gente y no en la búsqueda de soluciones reales, como lo sería la recomposición del entramado social, cada vez más fragmentado desde la dictadura hasta nuestros días.

Todas estas causas mencionadas anteriormente han hecho que el FA perdiera parte de su electorado que obviamente, da un voto castigo, tan de moda en la región, como lo ocurrido con Macri en la Argentina y Bolsonaro en Brasil, y se pasa al partido blanco o al colorado.

¿Qué hacen rápidamente los partidos de derecha, blancos, colorados, y el partido fundado por un ex militar, que fuera separado (o “liberado”, si pensamos que inmediatamente después se dedica a fundar un partido político) de su cargo por el Presidente de la República? Se unen, y a pocos minutos de conocidos los resultados electorales, Talvi, el candidato presidencial del Partido Colorado, dice que prefiere que gane Lacalle antes que Martínez. De esta manera, salvo que opere otra inteligencia en el pueblo, si se mantienen los porcentajes, el balotaje dejará la presidencia al candidato del Partido Blanco. Y aunque en verdad, en algunos aspectos, las diferencias serán sólo matices, en materia de derechos humanos, se podría estar dando un giro a la derecha, muy importante, no tanto por la preocupación en sí misma que el Frente Amplio pueda tener, sino porque no puede quedar “muy mal parado” frente a sus partidarios.

Algunos opinan que habrá un Parlamento plural, con distintas ideas, pero, ¿será así? ¿Existirá una discontinuidad con respecto a los lineamientos del gobierno saliente? ¿Cuántas fuertes disputas, hemos visto en estos años, de los partidos opositores al Frente Amplio en el Parlamento?

¿Acaso no hemos visto a Julio María Sanguinetti, salir a defender durante el gobierno de Mujica a la pastera Botnia?, ¿Hemos presenciado en estos años que el Encuentro Progresista quisiera derogar las Afaps, que también fueran tan promocionadas por Sanguinetti? Esto para poner sólo algunos ejemplos.

Otra cosa que no podemos dejar de observar, es que dentro del casi 40 % que votó al Frente Amplio, el porcentaje que votó la Reforma fue muy inferior al correspondiente que la votó en otros partidos. Podemos concluir que quienes votaron anulado o en blanco tampoco la apoyaban, alrededor de un 5% más, y otro 5% más que no la apoyarían, pertenecerían a los pequeños partidos que nombrábamos al principio -sin ser muy rigurosos, en este caso- ; por lo cual llegamos a un 50%, del electorado que pertenecería a los partidos “de izquierda” -al menos hablando en términos del electorado- que no apoya la militarización de las calles; y otro casi 50% de la población que se vuelca hacia la derecha y aprueba la militarización de las calles. Una gran polarización social, casi mitad y mitad.

En noviembre la ciudadanía se dará una oportunidad más de expresarse, a la luz, espero de nuevas reflexiones. Me vienen a la mente las palabras de un amigo “el bien siempre se divide, y el mal se une”.

Si queremos encontrar una alternativa a este peligroso mundo de represiones y competencias entre los más fuertes, si queremos una sociedad más justa, donde hayan oportunidades para todos, donde no se eduque para cumplir con las órdenes de alguna multinacional o del FMI, sino para desarrollar el potencial de cada individuo, confiando en el sentido más profundo de la existencia, y dar un paso hacia un hombre nuevo, habrá que invertir la frase, “el bien deberá unirse, para que el mal desaparezca por sí mismo”.

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*Foto de Portada: www.subrayado.com.uy