Por Jean Georges Almendras-18 de enero de 2018

No será precisamente un día que recordaremos como próvido;  solo será el día de la próxima audiencia de Ahed Tamimi, que a la fecha lleva ya 31 días prisionera. Entre rejas. En una cárcel, al igual que su madre Nariman. Por disposición de un Tribunal Militar en el narco de una detención que causó conmoción y que se hizo mediática.
El próximo 31 de enero, la audiencia a la que será sometida Ahed Tamimi  será  una fecha más para la burocracia judicial del régimen israelí. Pero para Ahed, serán 44 días de injusta privación de libertad. Una prisión que se inscribe en el manto de martirio con el cual Israel cubre al pueblo Palestino, por si fuera poco, desde hace ya un poco más de 69 años.
Ahed Tamimi, que ya es una mártir más de todo este infierno, en el que un régimen reaccionario y sionista en extremo tiene el sartén por el mango, fue detenida el 19 de diciembre de 2017. Su rostro, su perfil humano, y su accionar militante por una causa a la cual ha abrazado desde su infancia, han sido catapultados al mundo. Al mundo libre. Porque esto ocurre solo con quienes tienen entre manos, ansias de libertad y una abnegada y comprometida conciencia de la lucha que llevan adelante, por y junto a su pueblo. Un pueblo al que le fue arrebatado todo, y al que se pretende hacer desaparecer de la faz de la tierra. Un pueblo que tiene su cultura, que tiene sus tierras, que tiene su historia, que tiene su identidad y que está literalmente avasallado por un imperio sionista instalado maliciosamente, en las entrañas  del pueblo judío. Un pueblo judío que seguramente, sin las manipulaciones que hoy existen para distanciarlo de la verdad histórica, habría adoptado otra postura, y hoy no estaríamos hablando de Ahed Tamimil ni de los miles de muertos que ha dejado este conflicto, en los años de los bombardeos diarios y en los años siguientes. Años en los cuales (como ocurre hasta hoy, que escribimos éstas líneas) niños y jóvenes, y militantes civiles dan su sangre, día a día,  solo por defender sus tierras y decir basta a la ocupación y al genocidio.
Hay un juicio en puerta. Porque sobre Ahed Tamimi se han descargado 12 acusaciones.  Su crimen fue abofetear a un soldado israelí, darle puntapiés  e increparlo junto a su prima y su madre sobre la  ocupación de su casa, de su tierra.
Hay un juicio en puerta. No hubo forma de torcer las cadenas que aprisionan a Ahed. El Tribunal se mantuvo impertérrito y no aceptó liberarla, tal como aconteció con su prima Nour de 20 años de edad.
Hay un juicio en puerta, y esto –obviamente- sugiere una sentencia, una condena. Y el opresor tiene todo previsto para que esa sentencia sea pesada: para que escarmiente, primero ella, en su físico y en su alma. Y para que escarmiente todo un pueblo, también en su alma y en su identidad, y en su soberanía. La soberanía palestina que no dejan de pisotear e ignorar, cruelmente.  Porque esa es la metodología. Una metodología genocida, sin hornos crematorios ni cámaras de gas, pero con campos de concentración, con torturas, con muertes, con guetos, con persecuciones, con manipulaciones políticas, internas y a nivel mundial, y con el terror. Tal como lo hacían los nazis.
Hay un juicio en puerta contra dos mujeres: una adolescente que cumplirá sus 17  años entre rejas, y una mujer, su madre.
Muchos juicios hubieron también antes. Y  muchas condenas.
Y muchas muertes, muchos sufrimientos y muchas prisiones también, con hombres, mujeres, jóvenes y niños, judicializados, criminalizados y humillados.
Y las evidencias sobran sobre todos estos atropellos; la comunidad internacional ha sido saturada de evidencias gráficas y testimoniales, y ya no puede decir que las ignora. Hacerlo la haría (y la hace) cómplice.
Y hablando de comunidad internacional. Y de todos aquellos que están a punto de engrosar la lista de los cómplices y de los insensibles, y de los indiferentes o de los tibios, no puedo ignorar (o dejar en el tintero) las excepciones, que las hay. Diseminadas por el mundo.
Por ejemplo, una de ellas se relaciona con la mirada que ha hecho de este caso Amnistía International. Esta organización pidió la liberación de Ahed Tamimi. En tal sentido, la directora adjunta de Medio Oriente y Norte de África de Amnistía International, Magdalena Mughrabi ha dicho: “Nada de lo que  Ahed Tamimi ha hecho puede justificar la detención continua de una niña de 16 años. El caso  de Tamimi refleja el trato discriminatorio a los menores palestinos que se atreven a hacer frente a la represión continua, a menudo brutal, por parte de las fuerzas ocupación de Israel”.
Otra excepción a la regla del mundo, fue la declaración de los eurodiputados de Podemos, que han reclamado airadamente a la Unión Europea que tome medidas urgentemente para que se proteja el bienestar de la activista palestina Ahed Tamimi y que se exija el cumplimiento de los Derechos Humanos en Israel. A petición del eurodiputado Miguel Urban, la formación de izquierdas ha redactado una carta dirigida a la vicepresidenta de la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad para condenar la detención de la activista Ahed , junto a su madre y su prima. Podemos, pide la “puesta en libertad inmediata y la liberación de todos y todas las menores palestinas detenidas” recalcando que el Gobierno de Israel debe cumplir “escrupulosamente” con la Convención que ratificó en 1991 y la Declaración Universal de Derechos Humanos. También en su carta, los eurodiputados advierten que la Unión Europa tiene el deber de denunciar y tratar de frenar las prácticas del Gobierno de Israel, que  el pasado 20 de diciembre detuvo al menos a 8 menores que participaban en este tipo de protestas en los territorios ocupados. Finalmente, Podemos, en Europa, exige a la institución que “manifieste públicamente la solidaridad con el pueblo palestino y llame al respeto de sus derechos, especialmente su derecho a movilizarse”.
Hay un juicio en puerta. Sobre Ahed  Tamimi pueden descargarse 10 años de cárcel.. Sería un crimen. Un crimen inaudito. Un crimen del poder. De un poder impune, que ya ha enterrado y ha martirizado miles de vidas.
Un crimen del que no podremos desentendernos. Y lo que es peor, del que seremos cómplices. Solo por aceptarlo. Aceptarlo con los brazos cruzados y los discursos floreados.
Un camino a la complicidad que estaremos comenzando a recorrer el próximo 31 de enero, sin poder desandar, la complicidad que data ya de 69 años.
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*Foto de Portada: EFE Abir Sultán
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