Un año después de su asesinato. Neri Marcorè: “Esta Tierra no es nuestra, es un bien de la humanidad”

por Miriam Cuccu y Francesca Mondin - 6 de julio del 2017

"Nos dijeron '¿por qué no se quedan en casa?' Pero hubiera sido un error hacerlo". En el escenario la reflexión proviene de Alessandro Fulimeni, coordinador de SPRAR (Sistema de Protección para Residentes Asilados y Refugiados, ndt). "Imagínense ahora, un año después, el vacío de esta plaza, el silencio, el frío del olvido". Pero Fermo y su Plaza del Pueblo están llenas de pancartas y banderas que gritan su "no" al racismo. Todos -las estimaciones hablan de 1.500 participantes- están aquí para recordar a Emmanuel Chidi Namdi, el nigeriano que escapó de la violencia terrorista de Boko Haram, junto con su esposa Chimiary, y que murió a los 36 años a manos del 'ultra' de la ciudad de Fermo, Amedeo Mancini. Emmanuel, dice Peppino Buondonno (Izquierda Italiana) que es uno de los representantes del Comité 5 de Julio, organizador del evento, "había llegado a Fermo para tratar de reconstruir su vida. En su lugar, encontró la muerte como producto de una agresión racista que, por desgracia, se está extendiendo por debajo de la piel en Fermo como en muchos otros lugares de Italia y Europa. La crisis de la democracia también se muestra con esta ola de deshumanización".

Son muchas las asociaciones y los sindicatos presentes: desde Emergency hasta Baobab Experience, de Rete studenti Medi Marche y CGIL (Confederación General Italiana del Trabajo, ndt), al joven movimiento estudiantil Noisette: "Estamos unidos por el asesinato de Emmanuel porque nuestro sueño es que un hombre no sea juzgado por el color de su piel sino como persona, como ser humano", dijo. Las palabras de Buba para el amigo muerto hizo vibrar el cortejo que había partido de la Piazza Dante, con una parada en el lugar de la tragedia donde ahora puede verse una placa conmemorativa. "Emmanuel era un gran amigo, estuvimos juntos durante mucho tiempo. Una persona especial, amable y maravillosa, que nunca le dio problemas a nadie".  Buba lee un poema que todo el mundo escucha en silencio: "Las cosas se rompen, el mundo está cambiando, como un campo de batalla. Tengo una duda, cuando la gente habla en el bar, en la iglesia o en la mezquita de estos eventos brutales ¿cómo hace para seguir indiferente? ¿Cómo los detenemos? Me pregunto ¿cuándo se terminó el amor?".

El ingreso a la plaza se hace con las consignas "todos somos inmigrantes" y "contra el racismo y la violencia, ahora y siempre resistencia". En el medio del desfile estaban también los invitados de SPRAR que, al igual que Emmanuel y Chimiary, llegaron a tierra marchigiana para solicitar asilo. Es en esos ojos que se encuentra la necesidad de construir puentes sólidos de relación que sean capaces de ir más allá del odio racial, el miedo y la desconfianza.

© ACFB

“El evento es una oportunidad, según Fulimeni, "para no banalizar o minimizar lo sucedido, como a veces se hace". Por supuesto, añade, tras la muerte de Emmanuel "ha habido ocasiones que fueron el detonante para la aparición de nuevas experiencias" de integración, pero "hay una parte de Fermo que ve este trabajo como un estigma en contra de la imagen de la ciudad. Y esto es inaceptable". Queda, en definitiva, mucho trabajo por hacer: "Es necesario colocar una barrera fuerte y urgente para detener la propagación del racismo", es el llamado de Fulimeni porque "algunas situaciones nos llevan a pensar que se está acentuando el miedo y la hostilidad, alimentado a partir de una asfixiante campaña mediática. Estamos muy preocupados por este fenómeno, que también está llegando al mundo del trabajo". Un miedo que se agrega al hecho de que "la víctima, luego del homicidio, se ha convertido en un mafioso peligroso, y el asesino en un buen tipo un poco impulsivo. Más que en el dato cuantitativo de la pena (a Mancini, que ha negociado una sentencia de cuatro años, el arresto domiciliario le fue revocado recientemente, ndr) estamos interesados en el mensaje que es probable que se generalice en la opinión pública: que lo que ha pasado hace un año no es grave".

"En el territorio, y especialmente en las escuelas hemos encontrado gran curiosidad y deseo de conocer", declara Buondonno.

"Un ejemplo es el Comité Estudiantil Noisette" y otros grupos de jóvenes que "han dado la bienvenida a los refugiados, trabajado y colaborado con ellos". Nuestro deseo, expresó, es "que no haya un joven que considere lícito insultar o atacar a una persona simplemente porque es diferente". Justamente por esto Gea Cococcioni, desde el escenario, señala que "estamos aquí hoy no para estar en contra de nadie, ni siquiera del asesino", pero sí para evitar "las posibles agresiones de mañana. Que esta fecha se convierta en un día de conciencia y de compromiso común" para contrarrestar el riesgo de "propagación de un humus racista y xenófobo que no preocupa sólo a Fermo". Pero también, como recordaron diversas voces del palco, el rechazo y el cierre están levantando muros y divisiones cada vez más altos en Europa, de Francia a Austria, de Hungría a Dinamarca. "Europa está viviendo la noche de su conciencia", explica Roberto Mancini, catedrático y filósofo muy reconocido. "No tiene sentido entrar en el debate de si Fermo es racista o no, ya que se actuaría por categorías" y "el racismo también es pensar en categorías". Dicho esto, sin embargo, "no podemos decir que son inmunes al racismo", ya que es uno de los "pilares de nuestra tradición". Europa durante siglos, continúa Mancini, "ha colonizado con la violencia y pretendió ayudar con la violencia". Este virus "que vive en la mentalidad común debe ser erradicado por la acción de la comunidad, en la que nadie es abandonado a su suerte. ¡Juntos! ".

© Andrea Braconi

Subió al palco, al final del evento, el actor Neri Marcorè: "No es un mérito haber nacido en un lugar más afortunado que otro, es hora de que la gente lo entienda", dice con la guitarra en la mano antes de su show. "¿Cómo podemos culpar a las personas que huyen de lugares que, por desgracia para ellos, no tienen las condiciones necesarias para que una vida se realice? Eso es lo que los italianos han hecho por más de 200 años, es decir, dejar  Italia, que no les ofrecía trabajo; ¿qué podemos reprochar a estas personas? Nunca haremos lo suficiente para superar los altos muros y detener el hambre y la pobreza. Hay que acostumbrarse a la idea de que la Tierra no es nuestra, sino un bien de la humanidad". Ayer Fermo ha salido a las calles con su "sí" a una nueva cultura basada en los derechos humanos y en el reconocimiento de las diferencias.

Una noche de intercambio, pero también para tomar conciencia de que una sociedad donde los prejuicios se sustituyan por el conocimiento y el encuentro es todavía un sueño en medio de la realidad. Pero como dice monseñor Francesco Monti "si se sueña solo es una ilusión, cuando se hace en conjunto, ese sueño se hace realidad". A partir de hoy se parte de nuevo: todavía hay mucho que construir.