Melisa Molina, periodista, encaró a Carbone, y ya en el arranque el doctor en lengua y literatura (de las Universidades de Calabria y de Zúrich) espetó “El Estado para la mafia es una caja, una herramienta para hacer negocios y aumentar sus capitales”.

Cabe consignar que en su libro Carbone lo que hace es perseguir el rastro de los posibles vínculos entre la familia Macri y la mafia calabresa 'Ndrangheta, analizando los modos de funcionamiento de Cambiemos en tanto su administración en el gobierno nacional.

Molina preguntó a Carbone: ¿Qué son las mafias y cómo operan en nuestras sociedades actuales? El entrevistado respondió: “Hay cuatro mafias italianas clásicas: La Cosa Nostra siciliana que es famosa por la película “El Padrino”; La Camorra que nace históricamente y funciona en la zona de Nápoles y en general en la región de Campania; La Sacra Corona Unita, ubicas en una región pequeña del sur de Italia llamada Puglia; y por último, en la región de Calabria se encuentra la 'Ndrangheta un nombre que viene de una vieja palabra en griego:”Andraghathos” que quiere decir hombre con poder. Todas esas mafias se constituyeron hace más o menos 200 años cuando implosionó el orden feudal y antes de que el Estado liberal burgués y unitario se articulara como tal. Las mafias son organizaciones secretas, criminales, que tienen una herramienta principal que la violencia privada. Se articulan alrededor del uso extra institucional de la violencia con el objetivo de “resolver” conflictos, intimidar, robar, amasar fortunas propias o defender las fortunas y los intereses de las clases dominante. Esa violencia funcionó siempre en paralelo con otra violencia, aquella monopolizada por el Estado moderno. Sus actividades se especificaron tanto en los mercados legales, como en los ilegales. Esa violencia la pusieron a jugar dentro de la sociedad civil y, progresivamente, dentro del Estado”.

Y sobreviene la pregunta clave, a juzgar por el planteo que Carbone hace en su libro: "¿Qué relación pudo establecer entre la familia Macri y las mafias italianas?” Su respuesta clarifica el punto con sobrada elocuencia.

“El bautismo o ritual de ingreso a una mafia –que forma parte de los códigos antiguos de la 'Ndrangheta- tiene el sentido de transformar a un hombre cualquiera en un hombre de honor (uomo d´onore). Se lleva a cabo a “cerchio formato”, es decir en un círculo que tiene un doble sentido: protección y amenaza. Protección del mundo externo y amenaza de los propios miembros si al bautizado en algún momento de su vida le ocurriera traicionar ese poder. Es un bautismo para siempre y romper ese pacto equivale a la muerte. Con el bautismo uno se transforma en “picciotto” (chiquito), esto es: soldado, alguien que depende de un superior que puede usarlo como asesino, apretador, testaferro o dealer. Se realiza frente a cinco ´ndranghetistas y en general el último sábado del mes atardecer. Ahora bien, el vínculo entre la mafia calabresa y la familia Macri es implícito porque no está confirmado si algunos de los miembros de la ex familia presidencial pasaron por la juramentación ritual de afiliación. La certeza es que la familia Macri viene de la provincia más sureña de la región de Calabria, la de Reggio Calabria. Allí hay un clan mafioso famosísimo que se llama Macri. Ese es el verdadero nombre de su familia, solo que con el proceso migratorio el acento se perdió. Más allá de esto, podemos decir que el macrismo tiene componentes mafiosos porque si analizamos la teoría del Estado del gobierno de la Alianza Cambiemos (un entramado muy complejo de vertientes neoliberales, ceo-liberales, oligárquicas, neo-golpistas y neo-coloniales) aparecen lógicas manifiestas y descarnadas de índole mafiosa: la deportiva, la familiar, la violencia, la pe(n)sada herencia y los cuadernos (fotocopias) extraviados de las coimas, la protección, la negación y la extorsión”.

Melisa Molina fue directa en el diálogo y puso énfasis para que Carbone de al lector una explicación sobre la “pe(n)sada herencia”. Y Carbone dijo: “Es una lógica mafiosa que se basa en crear desorden para luego ofrecer orden. Durante los años ´80 en mi ciudad de nacimiento, Consenza, las bandas mafiosas se acercaban a un pequeño comercio y lo quemaban. Luego, los mismos que habían provocado el incendio se acercaban a hablar con los dueños para ofrecerles protección a cambio de una tangente o pizzo (impuesto). Esa lógica es las que misma que utilizó Cambiemos en el discurso de la “pesada herencia”. En plena campaña electoral de 2015 desde Cambiemos empezaron a utilizarlas. Según ellos el desorden correspondía al kirchenerismo, el orden a la Alianza Cambiemos y la tangente que venían a cobrarnos al pueblo argentino era su propio gobierno. La pesada herencia “K”, en realidad fue la pe(n)sada herencia “M”. Se trata de la formulación de una crítica a los tres gobiernos kirchneristas que, según la mirada de Cambiemos, habían hecho todo mal en términos sociales, políticos, culturales, económicos. Y con esas dos palabritas repetidas hasta la nausea por los cuadros de Cambiemos y por los medios se creó una sensación, un sentido común de negatividad, de desorden y Cambiemos se propuso como la subjetividad política que venía a resolver ese desorden. La explicitación de esa misma lógica se volvió a dar luego de la derrota de Cambiemos en las PASO. Cuando Macri vio los resultados, además de echarles la culpa a los electores, dijo que todos los problemas económicos que acontecieron en el país esos días fueron responsabilidad del “kirchnerismo”. Esa operación discursiva tenía el mismo propósito. Pero ya nadie les creyó”.

Se desprende de toda esta exposición de Rocco Carbone que la misma apunta a que el caso de “los cuadernos” sería el punto medular que visibilizó el “modo mafioso” de proceder. Por lo que Molina pregunta al escritor: ¿Por qué?

“Cuando el discurso de la pesada herencia se agotó emergieron los cuadernos” respondió Carbone, y agregó: “Quien armó el expediente fue Stornelli, que está siendo investigado por el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, acusado de integrar una asociación ilícita con funcionarios de la AFI. La extorsión es una figura central en la articulación de toda mafia y forma parte de un entramado mayor: la corrupción, que es inherente a la lógica y al funcionamiento del sistema capitalista. La corrupción -bajo las formas de la extorsión- como sistema de mediación entre economía, administración pública y política, encuentra siempre la criminalidad organizada. Sus formas son características del método mafioso, que pone en diálogo y coordinación ámbitos que tendemos a pensar como contrapuestos: la legalidad y la ilegalidad a partir de la violencia privada que durante el gobierno de Cambiemos se enquistó en el Estado. La relación entre el falso abogado D´Alessio y el fiscal Stornelli ha hecho emerger el nexo entre crimen organizado, corrupción, administración pública, ilegalidad y fragmentos de la política. La investigación de Ramos Padilla está demostrando la amplitud de articulación y la peligrosidad de la penetración mafiosa en los distintos contextos en el que se desarrolla la vida política nacional. En principio, se trata de una red paraestatal de espionaje ideológico, político y judicial de grandes magnitudes. Estamos frente a una red densa de corrupción, extorsión, manipulación de causas judiciales, ataque al trabajo periodístico, espionaje, organizada y con protección al más alto nivel oficial”.

¿Y cómo utilizó la derecha el concepto de “mafia”? inquirió Molina a Carbone y éste contestó en los siguientes términos, sumamente clarificadores: “La palabra “mafia” es una categoría social que representa y nombra organizaciones criminales, nombra el crimen organizado. En Argentina sabemos bastante poco de las declinaciones de las mafias y de su presencia en el territorio nacional, de sus negocios (i) lícitos, de las familias que integran las distintas estructuras. La palabra misma ha sido despojada de su sentido, o su significado originario. En el habla cotidiana argentina es muy frecuente escuchar expresiones como la “mafia de los tacheros”, “la mafia de los contenedores”, “la mafia de los sindicatos”. La palabra ha sido banalizada y sobre esa banalización el macrismo en particular y la derecha en general construyeron ciertos sentidos a partir de operaciones discursivas. El primer sentido es que los mafiosos son siempre los otros y el segundo es la negación. Las mafias tienen una cultura de ocultar su propia existencia, negarla y cuando el Estado, un periodista o los movimientos sociales logran identificar algunas lógicas o su propia identidad, la respuesta es siempre la misma: disimular, negar u ocultar. Eso tiene un objetivo nuclear: preservar su poder criminal. En una entrevista a un ´dranghetista famosísimo, Don Mommo Piromalli, un periodista le preguntó: “¿Qué es la mafia?. La respuesta fue: ¿Es algo que se come?¿Es algo que se bebe?. Yo no conozco a la mafia, no la vi nunca”. La mafia, para los mafiosos, no existe. Y si existe, está en otro lado, en sus contrincantes”.

No pocas veces desde estas páginas, a través de nuestros artículos, o a través de los escritos de Alejandro Díaz (de Our Voice de Córdoba) en trabajo conjunto con el abogado Raúl Blazquez , o a través de los artículos de los redactores de Antimafia Duemila y de su director mismo Giorgio Bongiovanni, hemos profundizado sobre importantes aspectos de la mafia italiana (y mundial) y de sus personajes, partiendo de la premisa que la difusión es vital para generar una estrategia de denuncia, y de neutralización de sus acciones, aportando conocimiento a la opinión pública, de sus metodologías y de sus maniobras, expandidas por el mundo. En esta oportunidad, por lo tanto, nos resultó prácticamente una obligación aludir a la entrevista a Rocco Carbone por parte de la colega Melisa Molina, de Página 12.

Una entrevista muy precisa y muy positiva en contenido, porque permite al lector tener una idea clara sobre el vínculo entre la familia Macri y la familia mafiosa de la región de Calabria, exponiéndose además (con lujo de detalles) el contexto político en el que ese vínculo se fortaleció y se desarrolló en la Argentina.

Y para cerrar todo ese cúmulo de datos e informaciones, indispensables, para conocer las entrañas mismas de la mafia (o del Sistema Criminal Integrado, al decir del doctor Blázquez) la colega Molina formuló a Carbone una última pregunta: ¿Qué estrategias pueden llevarse a cabo para limitar o erradicar el poder de las mafias?

Carbone no se hizo esperar con la respuesta: “No sé si es posible erradicar los fenómenos mafiosos. Pero es posible tratar de minimizar sus impactos dramáticos para la vida en común. Deberíamos como país impulsar una Comisión Parlamentaria Antimafia que encarne una oposición a las mafias de manera sistemática. Luego habría que tipificar científica y jurídicamente las mafias y las conductas criminales inherentes a este tipo de organizaciones, codificar sus delitos con el objetivo de que se pueda identificar y perseguir por las vías legales. Por ejemplo, el artículo 416 bis de Código Penal italiano tipifica la “asociación criminal de tipo mafioso”. Aquí es necesario tipificar un artículo -o varios- parecidos. Lo cierto es que con las últimas elecciones, Cambiemos apenas ha perdido el control y la dirección del Estado. No se ha borrado de la vida nacional y es de esperar que nos muestre nuevas formas fenomenológicas mafiosas”

Entendemos que Rocco Carbone, tácitamente, integra la corriente del periodismo Antimafia de Argentina y de América Latina, y de hecho se suma a la labor en esa misma dirección (que hacemos desde nuestro sitio web) porque en definitiva, si el crimen organizado se globaliza en el mundo (minuto a minuto, y bajo rostros diferentes) ¿La Antimafia por qué no habría de hacerlo?

Estamos en eso.

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*Foto de Portada: www.pagina12.com.ar  /Guadalupe Lombardo.