Luego de conocerse el fallo por los encubrimientos en el caso de la AMIA, fallo dictado por los integrantes del Tribunal Oral Federal 2 de la ciudad de Buenos Aires, en la era Macri, nos movimos rápidamente (como decimos en la jerga periodística) e hicimos consulta expresa al escritor del libro “La Infamia” .

“El Pájaro Rojo” como así se lo reconoce a Juan José Salinas en las redes de Internet (por su sitio web), fue diligente en la respuesta y ya de primera nos lanzó una opinión que amén de ser directa, para muchos hasta puede resultar blasfema. Pero viniendo de Salinas no podemos  asombrarnos, ni muchos escandalizarnos, porque en definitiva un colega que es autor de libros hincando el diente por años en el caso de la AMIA tiene sobradas razones –y autoridad investigativa- para expresarse de esa forma.

No tenemos que olvidar que Salinas, por una cuestión coyuntural de su profesión, prácticamente a poco del bombazo a la AMIA, se vio involucrado directamente en una investigación sobre lo acontecido aquel 18 de julio del año 1994. Una investigación encomendada (a tomar muy en cuenta este detalle) por una alta autoridad de la AMIA; investigación que más después, y cuando se comenzó a sacar a flote ciertas suciedades en torno a los responsables del atentado (que no fue terrorista, hagamos la precisión), fue literalmente sofocada no por voluntad de quien lo convocó a Salinas (ni por él mismo, por cieeto) y a otros periodistas a la investigación, sino por poderosos personajes (e intereses) posicionados exclusivamente en Israel. Y ese desenlace, obviamente, marcó el camino futuro que seguiría Salinas en soledad, hasta nuestros días. Días en los cuales no tiene pelos en la lengua (o dudas al teclear en la compu) para decir las cosas como son (o como las entiende él). Entonces, asuma el lector, que la opinión de un hombre que lleva algunas décadas haciendo foco expreso en el bombazo de la AMIA, y en consecuencia, también en el bombazo de la Embajada de Israel (porque para variar, ambos hechos están ligados) nos puede resultar sumamente clarificadora. Y seguramente si el lector quiere profundizar sobre las investigaciones y los puntos de vista de Salinas, no tiene más que echar una mirada a su blog Pajaro Rojo o revisar anteriores artículos de Antimafia Dos Mil relacionados con el caso AMIA y caso NIsman.

Pero entretanto, a 24 horas del fallo del Tribunañ, su opinión no se hizo esperar y por ese motivo lo consultamos expresamente, y desde Buenos Aires  fue respondiéndonos: “Se le llama “Comodoro pus”; hace poco fue clausurado por la caca y el olor a cloaca que había; y en realidad lo que huele a mierda ahí, más que las cloacas y los inodoros, son los personajes que lo habitan; desde el Juez Claudio Bonadío, el fiscal Stornelli, otros fiscales, como Moldes… bueno, prueba de todo esto es que no ha podido ser otra cosa que condenado el juez de la causa Amia, Juan José Galeano. Eso se sabía, Galeano era el que iba a pagar el pato de la boda, el chivo emisario, el cabeza de turco… esto era evidente. Luego fueron condenados los jefes de los Servicios Secretos, el tribunal dio por probado que se habían cometido todo tipo de iniquidades para desviar la causa y que no se identificara a los asesinos;  pero las penalidades fueron más propias de una infracción de tránsito que de un crimen que dejó un saldo de 85 muertos. Era previsible. La causa Amia sigue siendo hoy encubierta por el gobierno de MauricioMacri y por la mayoría de  los medios de prensa, por no decir todos”

“La historia oficial dice que la AMIA fue demolida por un coche bomba conducido por un chofer suicida perteneciente de Hezbollah, teledirigido desde Teherán por Ayatollahs. Todo esto es mentira. La AMIA fue demolida por dos bombas puestas por mano de obra mercenaria local contratada desde los círculos más grandes del poder;  y fue un atentado que se realizó con la ayuda de Servicios de Inteligencia extranjeros. O sea,  hubo servicios argentinos, israelíes, y estadounidenses que participaron del atentado. Todo esto lo relato en mi último libro, que se llama La Infamia”.

“A partir del estallido de las bombas que demolieron la AMIA, hubo un auténtico complot para echarle la culpa a Irán, y luego para echarle la culpa falsamente, lo cual ya se probó en el juicio original de la AMIA, hace como trece o catorce años, a un grupo de policías bonaerenses, que no serían ningunos santos pero no tenían absolutamente nada que ver.  Y esto servía para tapar a gente de la policía federal, que sí estaba involucrada”.

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*Foto de Portada: www.comunerosargentinos.com