esmaPor Jean Georges Almendras-4 de abril de 2018

Como si pretendiesen exorcizar los demonios de un escenario macabro, el de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), de la Av. Libertador al 8151 de la capital de Argentina (escenario emblemático de los días de la dictadura militar comandada por el hoy fallecido Gral. José Rafael Videla) jóvenes visceralmente comprometidos con la memoria, la justicia, la verdad y la vida, llevarán adelante en ese edificio –hoy Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti- un Festival de cortos de animación Stop Motion, con el cometido de fomentar el conocimiento, la reflexión y la toma de acción ante la situación mundial en derechos humanos y en derechos ambientales.

Los sufrimientos de hace 42 años, que vivieron miles de personas en ese edificio eternamente símbolo de la represión militar en la Argentina, no pasaron indiferentes para los jóvenes del Movimiento Cultural Internacional Our Voice (Nuestra Voz).

Jóvenes de América Latina y de Europa que desde hace muy pocos años, abrazaron en cuerpo y alma la causa de la justicia y de la denuncia en favor de la vida, integrando el Movimiento fundado por la adolescente Sonia Bongiovanni -porque entienden que hoy la humanidad debe cambiar y los jóvenes del mundo deben tomar parte en el cambio- entre los días cinco y ocho de marzo darán vida, en su papel de organizadores, al Festival de Stop Motion en el marco de una actividad múltiple que incluye talleres, una obra teatral y la proyección de los cortos de animación presentados por jóvenes y no tan jóvenes de diferentes partes del mundo.

Serán cuatro jornadas de integración entre los jóvenes del Movimiento –en esta oportunidad de Argentina, Uruguay e Italia- y el público argentino, en las salas del edificio que en otrora fue utilizado por las fuerzas represivas para dar cumplimiento a sus planes genocidas, de los tiempos del terrorismo de Estado.

Y más allá de toda la movida directamente relacionada con las animaciones, un total de 500, que llegaron a la mesa de trabajo del jurado integrado por los especialistas Juan Pablo Zaramella, Santiago Grasso y Juan Pablo Lepore, una de las facetas que más expectativa ha creado entre los mismos organizadores y el público en general, es la realización teatral que los jóvenes Our Voice subirán al escenario principal del edificio, titulada “Revolución Arte”.

En las jornadas previas al Festival, los jóvenes del Movimiento se concentraron en una ciudad cercana al centro de Buenos Aires, y en el marco de un entusiasmo generalizado, por la sola idea de trasmitir un mensaje incisivo –a través del arte teatral- en favor de los derechos humanos, la memoria, la verdad y la justicia en la Argentina y en el mundo, precisamente en un edificio donde los derechos de centenares de personas fueron conculcados y pisoteados, y sus vidas segadas, vivieron horas y horas de ensayos y de planificación de los talleres previstos.

Personalmente la fundadora del Movimiento Our Voice , Sonia Tabita Bongiovanni, con tan solo 16 años, llevó adelante todo lo relativo a la organización y al texto del evento teatral, junto al representante de Our Voice de Sudamérica, el periodista Matias Guffanti, resultando de especial importancia el aporte actoral de una joven de la ciudad de Rosario, profesional en el arte teatral.

Entonces, dentro de un contexto de realización artística nítidamente comprometida, el mensaje que se dará al público significará un muy valioso aporte dirigido a los jóvenes argentinos y a la sociedad bonaerense, sobre el verdadero sentido de la lucha cotidiana, del hoy por hoy, para preservar la memoria, de las atrocidades de los represores en los años de dictadura, para no dejar que se repitan más. A los 42 años del golpe militar el mensaje de estos jóvenes es claro porque contribuye a la búsqueda de la verdad de los 30.000 desaparecidos y a la recuperación de los bebés que fueron sustraídos a los detenidos, muchos de los cuales fueron adoptados por amigos o familiares de las fuerzas represivas.

En consecuencia, la militante presencia en Argentina, de casi un medio centenar de jóvenes del Movimiento Our Voice, para dar forma a una actividad de cine y de arte comprometido con la justicia y la verdad, y nada más ni nada menos que en el edificio de la ex ESMA, se concreta en momentos en que en el país se viven momentos de luchas sociales, de ajustes económicos, de muy sólidas críticas al gobierno de Mauricio Macri y muy tensas situaciones relacionadas con la nefasta posibilidad de que a los genocidas y a los torturadores de la dictadura detenidos en prisiones les sean concedidas la prisión domiciliaria, entre otras tormentosas aguas provenientes del gobierno de Mauricio Macri.

Tormentosas aguas relacionadas con doctrinas de apoyo a la represión de ayer y a la represión de hoy. Como la persecución de los pueblos originarios, la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado, el asesinato del joven mapuche Rafael Nahuel, el asesinato del niño Facundo Ferreira, la literal aplicación por parte de las fuerzas policiales –a instancias de jerarcas del gobierno- de la doctrina Chocobar.

Aguas turbias y tormentosas fomentadas en democracia, que mucho se asemejan a las aguas promovidas por quienes dirigían los destinos de la ESMA hace 42 años. La ESMA, un edificio de siniestras actividades.

Un edificio en el que muchas mujeres –hoy desaparecidas- dieron a luz y sus bebés fueron robados por genocidas. Los bebés –los nietos y nietas- que hoy Abuelas de Plaza de Mayo quieren seguir recuperando.

Un edificio donde jóvenes, tomando una muy celosa distancia de las tantas barbaridades cometidas por civiles, policías y militares en el nombre de la defensa de las instituciones, procuran crear conciencia en los jóvenes de hoy, de que aquellas prácticas (aquellos delitos de lesa humanidad) no deben repetirse nunca más, ni en la Argentina ni en la América Latina de hoy.

Un edificio donde los jóvenes del Movimiento Our Voice, dejarán su huella.

Sembrando vida donde se abonó muerte y terror.

---------------------

*Foto de Portada: www.a.ar.com