01ElcadaverdelperiodistaEdgarFernandezensucasadelaciudaddeConcepcionFotowwwprensamercosurOrgEDGAR FERNANDEZ, OTRO PERIODISTA ASESINADO POR LA MAFIA EN EL PARAGUAY DE HOY
Por Jean Georges Almendras

Por  denunciar a los mafiosos  fueron muchos los periodistas que corrieron igual suerte

La comunidad periodística paraguaya y de la región (y del mundo entero) está de luto. De seis balazos mataron en la ciudad de Concepción al periodista y abogado Edgar Fernández, de 42 años. Por esa razón, los periodistas  estamos indignados. Estamos hartos. Estamos superados. Estamos movilizados ante un nuevo atropello  solo por el hecho de haberse ejercitado una de las máximas de la libertad de expresión, denunciar corrupciones públicamente, en este caso, mencionar ( o señalar)a personajes influyentes de una sociedad democrática, dentro del territorio de la hermana República del Paraguay. Haberlos denunciado costó una vida. Costó una baja, lo que no impide que esta baja se transforme en un brote mayor de denuncia y de desmantelamiento del poder mafioso, en un país cuyo gobierno parece estar ingresando por la puerta grande del desquicio, si al menos no activa todos los recursos y medios a su alcance para aclarar este crimen y otros cometidos en los últimos tiempos, siendo siempre las víctimas hombres y mujeres dispuestos a contribuir con su profesión, a la verdad de los hechos, aún a riesgo de sus vidas. En esta oportunidad el riesgo lo tomó Edgar Fernández, en la tarde del jueves 19 de junio de 2014, en horas de la tarde.03FaustoGabrielAlcarazperiodistaasesinadoenciudadPedroJuanCaballeroFotowwwprensamercosurorg

Las informaciones procedentes del Paraguay dan cuenta que la víctima se desempeñaba como periodista y  locutor en radio Belén Comunicaciones, y en ese contexto se caracterizaba por lanzar duras críticas contra personas influyente de esa localidad. Voceros de radio Ñandutí consignaron que cerca de las 16 horas el periodista y locutor –y abogado-  Edgar Fernández Fleitas terminó su programa “Ciudad de la Furia” (trasmitido por radio Belén Comunicaciones) y después puso proa a su hogar.

Asimismo se precisa, en los medios locales, y de acuerdo al testimonio de testigos, que cuando el periodista llegó a su casa, se observó a  una persona ocupando una moto roja, ubicada de manera sospechosa a una cuadra de donde se hallaba el domicilio del profesional. Instantes después, prosiguieron los testigos, una persona joven salía a toda prisa de la vivienda huyendo con quien se hallaba ocupando la moto que aguardaba a una cuadra del lugar.
Consumado el hecho, se  pudo constatar que a Edgar Fernández lo habían alcanzado seis proyectiles y que los periodistas de la zona lo recuerdan como un hombre que constantemente lanzaba duras críticas y acusaciones contra jueces, abogados, e importantes políticos de la ciudad de Concepción por considerar que muchas de estas personas estaban estrechamente vinculadas a delitos de diferente naturaleza, preferentemente ilícitos económicos.

La prensa local puntualizó que en semanas anteriores se había registrado un hecho similar, siendo la víctima el comunicador Fausto Gabriel Alcaraz, de 28 años, que dirigía el programa de radio “De frente a la mañana” en radio Amambay 570 AM, de la ciudad paraguaya Pedro Juan Caballero. En razón de este ataque el Sindicato de Periodistas del Paraguay solicitó una exhaustiva investigación al Ministerio Público. Y no hay que olvidar, a propósito del episodio que involucró al periodista Alcaraz, que ya en febrero de 2013 fue asesinado el periodista Marcelino Vázquez, quien era propietario y director de radio Sin Fronteras 98.5 FM; y que bastantes años atrás, en abril de 1991  fue asesinado Santiago Leguizamón, propietario y director de radio Mburucuyá, y además corresponsal del diario Noticias de la ciudad de Asunción. La muerte de éste último continúa cubierta por el manto de la impunidad.

Pero la muerte de Edgar Fernández, en este mes de junio, resume a las claras el clima de incertidumbre y de temor  que predomina en todo el Paraguay de nuestros días, particularmente  a la hora de enfrentarse al  “poderoso” de turno. Y los periodistas que se atreven a actuar con ética, para desmantelar redes de corrupción entre personajes influyentes y los elementos del narcotráfico, son literalmente amenazados o sacados del medio a puro plomo. Sin titubeos. Sin lamentos. El tema es callar la verdad. O sea callarlos a costa de su propia vida. Un mensaje directo a quienes sigan por ese mismo sendero. Como buscando amedrentar al hombre libre. Al hombre que ya no quiere saber más nada de corruptelas en los ámbitos del poder económico, empresarial o político. Y esos compromisos relacionados con la denuncia,  en nuestros días,  pueden a uno llevarle a la muerte. Pero bueno, ese el precio que todavía hay que pagar por tener ideas de justicia y de honestidad, o al menos por pensar en el bien común  y no en el bien personal.

02EnelcirculodecolorotraimagendelperiodistaEdgarFernandezFotomamabay570ComPyAún soportando estos atentados. Aún soportando estos embates crueles del poder mafioso, en el Paraguay, el Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP), en mayo de este 2014 –mucho antes del crimen del colega Fernández- repudió públicamente el asesinato de otros periodistas asesinados, como Fausto Gabriel Alcaraz, en su vivienda del barrio María Victoria del pueblo Pedro Juan Caballero, capital del departamento de Amambay, el día viernes 16 de mayo, por haber denunciado a narcotraficantes operando en la zona. Oportunamente el Sindicato repudió enérgicamente estos hechos señalando que el terror nuevamente azotaba al periodismo paraguayo dejando su funesto mensaje. Y finalmente consignaba que la muerte de Alcaraz se sumaba a la terrible nómina de periodistas asesinados (o acallados) por los sicarios al servicio de los muchos ideólogos meciéndose en las sillas de la sociedad paraguaya, con ropajes de buen señor, y sonrisas de muy buen ciudadano. ¿La nómina de víctimas? Es la siguiente: Santiago Leguizamón (1991); Calixto Mendoza (1997); Benito Román Jara (2000); Salvador Medina (2001);Yamila Cantero (2002); Samuel Román (2004);Angela Acosta( 2006); Alberto Tito Palma (2007); Martín Ocampos (2009); Merardo Romero (2011) y Carlos Manuel Artaza (2013).
Con absoluta responsabilidad en sus dichos. Con total franqueza. Y sin ningún tipo de restricciones, los periodistas nucleados en la SPP señalaron  que “las amenazas de muerte y los asesinatos son las salidas radicales que las bandas delictivas aplican contra los periodistas. Pero no son las únicas, pues lamentablemente debemos referirnos también a los procesos judiciales contra periodistas que son imputados y procesados por exponer la realidad ante la ciudadanía a través de los medios de comunicación en que desempeñan labores. La impunidad es la marca registrada en la mayoría de estos casos, y al igual que en la sociedad toda, quienes tienen poder y recursos económicos tienen vía libre para quedar sin castigo alguno. La tarea que nos impone la historia es construir justicia. Una justicia que esté al servicio de la gente y que sirva  de ejemplo para evitar nuevos crímenes. Una justicia que investigue y esclarezca por qué y quienes asesinaron a Fausto Gabriel Alcaraz. Una justicia que juzgue y condene a los culpables. En un país donde la impunidad es el pan nuestro de cada día y que no solo se refiere a los crímenes contra los periodistas –de ambos sexos- nuestro Sindicato expresa su compromiso de exterminar  esa estructura corrupta y terrorista. Llamamos a todas las organizaciones sindicales, campesinas, estudiantiles, indígenas y de derechos humanos a asumir en masa y organizadamente ese compromiso”

No puedo evitar recordar a los lectores, que en las luchas contra el crimen organizado, el periodismo como factor de denuncia pública  ha resultado y sigue resultando ser una caja de resonancia muy eficaz. Y son sobradas las evidencias sobre este particular,  tanto en realidades sudamericanas o más allá del Atlántico. Si los grupos mafiosos se han globalizado para erosionar a las sociedades modernas, vinculándose con el poder político y con el sistema financiero, su brazo armado igualmente ha adoptado una línea de expansión, sin medir consecuencias, porque su único cometido ha sido y sigue siendo el de acallar las voces de la verdad y de la justicia. Esta en nosotros, del otro lado del mostrador, tener mayor o menor conciencia de esta realidad, para denunciarla, para contrarrestarla, para neutralizarla y para desmantelarla. Ya no estamos en el tiempo de esperar el “zarpazo del león” con ánimo inocente y pasivo, estamos en el tiempo de resistir y de ser más astutos, de estar más atentos  y estar más firmes que nunca.

Si bien la denuncia de todos estos crímenes contribuye mucho a  rasgar los velos de la impunidad, en cuanto a su esclarecimiento,  la denuncia de los actos de corrupción no hace menos, porque divulgarlos y ponerlos sobre el tapete público permite desenmascarar a ideólogos e implicados, que son  por lo general, integrantes del poder político y del poder económico de la comunidad en la que nos movilizamos. En consecuencia, asumir esta forma de periodismo, aún con los mayores riesgos sobre nuestra cabeza, significa ante todo respetarnos a nosotros mismos, y después, ser coherentes con la ética en la cual nos escudamos para desarrollar nuestras investigaciones y escribir lo que las mayorías prefieren esconder o encubrir.