Estos días tienen que enseñarnos otra cosa, recordarnos que mientras nazca un niño, Jesús  no Defoto_4se cansará de hacerse hombre; para quien no cree es, de todos modos, el símbolo del amor por la vida. Son los días en los cuales miras a tu alrededor y te das cuenta de la creciente desigualdad de un capitalismo ya adentrado en la fase senil más fea, aquella que luego lleva a su muerte. Una parte de la población cada vez más rica, que demuestra el no valor del dinero, regalos costosos y vistosos, cuanto más pagas, más cuentas entre la burguesía que vive en el sueño de la razón, menos pienso y más valgo. La otra parte que vive la Navidad entre la alegría y el dolor, la alegría de una fiesta que vive en las personas, el dolor de quien no tiene y teme, por ésto, de no existir. Los pobres, los enfermos, los inmigrantes sin rédito ni morada, los nuevos pobres de aquello que fuera la clase media. Una multitud de últimos. Todos aquellos que desearían regalar algo pero que no pueden. Pero es aquí que nace la semilla de la revolución de los corazones, de la necesidad de vivir, de los valores invertidos: del ser que predomina sobre el tener, del amor en el lugar del egoísmo, del otro no sólo del yo; la contaminación de las personas. Los seres humanos, cuando no se convierten en alienados y renuncian a las sirenas del consumismo universal y a la lógica de la ganancia, se transforman en el motor del cambio. Observemos como se han enrocado y endurecido en los lugares de poder: producen leyes y medidas, actos de poder aparentemente legítimos, pero que en realidad son desiguales. Abusan del derecho para detener la lucha por los derechos.
Defoto_2De_foto_3Tienen miedo, quieren privatizar todo para controlar cada cosa, para ellos cuenta sólo el dinero y nada más, si pudieran comerían el dinero. Demostrémosle que las consciencias no se privatizan. Pongámonos en marcha, unidos en la lucha, con el poder de quien no tiene poder. Si unimos las energías el cambio es posible, se puede lograr otra Italia, basta quererlo, no cometamos el error de considerarlos invencibles. Sólo tienen hambre de poder y miedo de perder el dinero y es por ello que amoldan las leyes a los intereses personales, utilizan las fuerzas del orden para detener a quien defiende la Constitución, corrompen a magistrados y a servidores del Estado para modelarlos a las lógicas del capital. Ellos tienen, pero nosotros somos. Quitémosle el poder a quien está destruyendo el presente y oscureciendo el futuro. Lo podemos hacer con la De_foto_5fuerza de las ideas, con el amor en los corazones, con una pacífica rebelión social. Ellos desean la destrucción de la vida y la privación del futuro, nosotros resistimos y cambiamos el curso de los acontecimientos.

EXTRAIDO DE L'UNITA' 2 DE ENERO DE 2011