La última, que comento a continuación – viene del New York Times del pasado 21 de julio. Lo incluyo entre los promotores de la guerra con pleno mérito porque este periódico ha sido desde siempre uno de los portaviones del “sistema americano”. Y porque en este caso nos describe con riqueza de particulares como un grupo de criminales (los altos cargos de los Estados Unidos de América) está violando todas las reglas de la convivencia internacional.
Tendríamos que serle gratos por esta información, y lo somos. El punto en el que denunciamos la más vergonzosa de las connivencias está en el hecho de que los autores del artículo (Eric Shmitt y Helene Cooper), sin excluir al director de dicho periódico, nos presentan la acción criminal como si fuera normal, irreprensible, inevitable, es decir, aceptable.
Vamor por orden con las tergiversaciones: “La Administración Obama, por el momento, decidió no concentrar sus esfuerzos a encontrar una solución diplomática al conflicto en Siria”. Notad las distintas finuras enlatadas en un solo renglón. El “por el momento” hace pensar que después, quizás, reflexionará sobre ello. Después notad “los esfuerzos” para “una solución diplomática”. Es decir que el lector debe pensar que, hasta ahora, el esfuerzo de Obama se ha concentrado en encontrar “una solución diplomática” y que solo ahora ha sido “abandonada” esta idea.
Está claro que es una falsedad evidente. Y no lo digo yo. Lo dice el New York Times en el siguiente renglón, donde nos comunica que Obama “está aumentando su ayuda a los rebeldes y multiplicando sus esfuerzos (literalmente ndr.) para establecer una coalición de países concordes en derrocar al Gobierno del presidente Bashar al-Asad”.
Entonces, si “está aumentando” quiere decir que ya estaba ayudando a los rebeldes. Es decir que los Estados Unidos ya estaban violando la Carta de la Onu e intentaban subvertir desde el exterior un país soberano.
Ahora dice que “multiplican los esfuerzos”. Significa que desde hace más de un año los Estados Unidos están conduciendo una guerra por interpuesta persona contra Siria y el irreprensible New York Times (con el séquito de periódicos y telediarios italianos) nos hacen pasar que lo que ha sucedido hasta hoy era para una “solución diplomática”.
Se trataba y se trata, por consiguiente, de un proyecto de “abatir con la fuerza” un gobierno. Prosigue el NYT (citando fuentes de la Administración) diciendo que ha habido “coloquios con Turquía e Israel sobre el tema de la gestión del fracaso del gobierno sirio” y, es más, se deja entender que se pudiera dejar en manos de Israel la tarea de “destruir los depósitos de municiones”. Mientras tanto los verdugos libios de Al Qaeda, que los aviones ingleses, americanos y franceses llevaron a Turquía, extienden la guerra, mientras los servicios secretos de los países mencionados ponen las bombas en Damasco haciendo saltar por el aire, uno por uno, a los generales de Bashar. Es decir, organizan el terrorismo.
La Administración – escribe púdicamente el NYT – no proveerá armas a las fuerzas rebeldes, también porque ya lo están haciendo extraordinariamente tres campeones de la democracia occidental como Turquía, el Qatar y la Arabia Saudita. En compensación Washington “proveerá instrucción técnica y equipos para las comunicaciones” para incentivar la capacidad de combate de las oposiciones”. Se presume dotados de detonadores y de explosivos. En efecto, está previsto también un “respaldo de inteligencia”.
Como se puede ver todo muy diplomático.
Añado un detalle que les gustará mucho a los “debunkers” del 11/9. “Nosotros estamos apuntando a una demolición controlada del régimen de Assad”, nos revela Andrei J. Tabler del Instituto para la política del Medio Oriente, de Washington. Y después añade prudentemente: “Pero, como en cualquier demolición controlada, hay siempre algo que puede salir mal”.
Precisamente: alguien se da cuenta, como sucedió con las tres “controlled demolitions” del 11 de septiembre 2001.
Que lástima que Rusia y China, los malos, no acepten tomar parte de estas “iniciativas diplomáticas”. Washington desearía tener la botella llena y la mujer borracha. Abatir y matar (cierto, matar) a Bashar y tener un buen régimen amigo en Siria. Y quisiera que todos estuvieran de acuerdo con el plan. Aunque después, una vez derrocado Bashar, subirán al poder los “tagliagole” (corta garganta) como sucedió en Libia.
Ahora preparémonos para ver una parte del ex campo pacifista italiano aplaudir el ingreso en Damasco de las fuerzas liberadoras árabe-sauditas.
Y pensar que hasta algún premio Pulitzer italiano sigue escribiendo, impertérrito, que los Estados Unidos están preocupados por una eventual caída de Assad. El fallecido prof. Cipolla nos ha dejado sus leyes fundamentales de la estupidez humana. La primera era esta, tener presente: “Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima la cantidad de individuos estúpidos que nos rodean”.

Extraído de: ilfattoquotidiano.it