en una presunta red de compra de votos en el Congreso orquestada por el Partido de los Trabajadores (PT, en el gobierno desde hace 10 años) entre 2002 y 2005. Conocido como el "mensalao" (gran mesada), el caso inmortalizó una de las prácticas más enquistadas en la política brasileña: el pago de favores políticos. Los implicados -todos libres en estos momentos- deberán responder por un sofisticado plan para comprar apoyos de la coalición en el Congreso bajo el primer gobierno de Lula (2003-2007) y
saldar cuentas de la campaña electoral de 2002 que lo llevó al poder, según la fiscalía. Fundador y líder del PT, Lula fue excluido de la causa penal y aunque el escándalo estalló un año antes de la campaña electoral, consiguió ser reelecto hasta 2010. Sin embargo su partido, que conserva el poder con Dilma Rousseff, perdió dirigentes históricos y la bandera contra la corrupción que alzó desde su origen. Y el costo podría extenderse a las elecciones municipales de octubre.
Los 38 acusados deberán responder por peculado, lavado de dinero, corrupción y fraude, delitos por los que podrían purgar penas de hasta 45 años de prisión. No existe un cálculo de cuánto dinero pudo ser desviado, pero fueron "millones de reales", según la fiscalía. Se espera que las primeras sentencias se conozcan a mediados de setiembre.
MORALIZAR LA POLITICA.El Movimiento por el Combate a la Corrupción Electoral afirmó ayer que el juicio que comenzó días atrás contra varios exdirigentes del Partido de los Trabajadores (PT), de la presidenta brasileña Dilma Rousseff y del exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, es una oportunidad para "moralizar la política" en un año clave, pues se disputarán los comicios municipales.
"Este es un momento muy importante, en el cual el Supremo Tribunal Federal debe dar una respuesta a la sociedad, que espera la moralización de la política", declaró el abogado Luciano Santos, del Movimiento por el Combate a la Corrupción.
El Supremo Tribunal inició las audiencias en que serán juzgados durante cerca de un mes varios afiliados al PT acusados de participar en una trama de corrupción conocida como el "Mensalao" que al parecer pagaba sobornos para lograr el apoyo de parlamentarios a proyectos enviados por el gobierno del expresidente Lula. 
El escándalo estalló en 2005, dos años después de la llegada de Lula al gobierno, y significó la peor crisis en sus 8 años de gestión. Poco después de que tomó estado público el pago de sobornos, las encuestas marcaron la baja de la popularidad de Lula quien pidió disculpas en cadena nacional, y cuyo gabinete se vio seriamente golpeado con la renuncia de José Dirceu, el entonces hombre fuerte del gobierno. 
La denuncia del procurador general de la república acogida por el Supremo Tribunal para el proceso que comienza hoy contra los 38 acusados, indica que estos integraban una asociación ilícita cuyo cabecilla era Dirceu, quien hasta hoy es uno de los hombres más influyentes del PT, pese a que no integra su mesa ejecutiva.
El fin de la carrera política de Dirceu, quien era considerado un posible sucesor de Lula, permitió el ascenso de Rousseff, una economista de perfil técnico, a quien Lula designó como jefa de gabinete en 2005, y dos años más tarde la escogió como su sucesora.
Fuente: El País Digital de Uruguay/AFP/ANSA