El trabajo de los magistrados de Caltanissetta y Palermo, que consideran que está comprobada la así llamada negociación, debe ser detenido de cualquier manera, a toda costa, con tal de evitar que lleguen a descubrir incluso aquello que hasta ahora no han podido.

Todavía retumban fuertes y dramáticas las palabras de Paolo Borsellino cuando en la biblioteca municipal de Palermo repleta de un público trastornado después del atentado de Capaci dijo que Giovanni Falcone comenzó a morir precisamente después de la enésima humillación, además de verse obligado a mudarse a Roma a causa de los continuos e insostenibles enfrentamientos con el Jefe de los Fiscales Giammanco.
 
Y posteriormente el sumario  que tuvo que padecer Paolo Borsellino por el simple hecho de haber dicho la verdad: que el pool antimafia estaba por ser destruido, cosa que efectivamente así fue.

Por no hablar de las miles de sutilezas de  las que se aferró el juez Corrado Carnevale para anular el trabajo de los dos en la Casación, si Falcone no hubiera estado en Roma convenciendo a Martelli de que realice una acción represiva eficaz y eficiente, hoy ni siquiera tendríamos la condena definitiva del maxi-proceso*.

Queridos lectores ¿acaso no os parece estar recorriendo alguna analogía con el presente?
¿Os recuerda algo el CSM que abre un sumario  para reprender a un magistrado que se ha declarado “partisano de la Constitución”? y calla si un Fiscal de la Casación denigra el trabajo de sus colegas con declaraciones, éstas si, fuera de lugar y encima ridiculizando una figura jurídica como la del concurso externo en asociación mafiosa que, a pesar de lo difícil que es de reconstruir y probar, ha sido confirmado ya en tercer grado decenas de veces.

Esto se debe a una única razón: el acusado se llama Marcello Dell'Utri y es el poderoso brazo derecho de uno de los hombres más ricos e influyentes de nuestro País.
Una vez más la ley no es igual para todos.
 
Desde el CSM las únicas voces que se han alzado han sido en defensa. Defensa de oficio y defensa corporativista.

Está claro que no es mi intención generalizar injustamente, seguramente hayan óptimos magistrados en los organismos directivos de la magistratura, pero su silencio es ensordecedor. Por lo tanto, en la mejor de las hipótesis son débiles, en la peor, conniventes o corruptos.

Desde Jesucristo hasta Falcone y Borsellino los escribas y fariseos siempre siguen el mismo e idéntico guión: enrocarse detrás de la sutileza, la burocracia, las normas, las conveniencias, para quitarse de encima a aquellos pocos que con su valor y con su fuerza de ir más allá de la superficie  o primero los exponen frente al público nada más y nada menos que como ¡sepulcros blanqueados!
 
No no creo que el Fiscal General Iacoviello no haya leído, o haya leído mal la sentencia de apelación que condenaba a Dell'Utri a 7 años de cárcel, creo que la haya leído perfectamente. Es una regla que cuando la magistratura requirente pone bajo acusación a los poderosos, los máximos organismos asumen comportamientos políticos, descarados y osaría decir hasta fascistas, demostrando que trabajan a favor del poder político y/o económico-financiero.
 
La metodología es en fin la de los años Noventa, está abriendo paso a los nuevos verdugos que quieren eliminar a los magistrados o con la muerte civil, o bien con las bombas, haciendo volar por los aires autopistas o incluso casas de la ciudad de Palermo. ¡Nosotros en cambio , ciudadanos honestos que no se dejan encantar por las sirenas orquestadas por el poder, esta vez no lo permitiremos!

Giorgio Bongiovanni (Antimafiaduemila.com, 19 de marzo 2012)

http://www.19luglio1992.com/index.php?option=com_content&view=article&id=5298:stragi-terroristiche-politico-mafiose-e-gli-scribi-e-i-farisei-del-csm-e-della-cassazione&catid=2:editoriali&Itemid=4 

* Francesco Tagliavia:jefe mafia de Brancaccio (Sicilia) que, según las revelaciones del ex jefe de mafia arrepentido Salvatore Cancemi, brindò junto a Totò Riina y a otros miembros de la cúpula después del atentado al juez Paolo Borsellino.
* Maxi-proceso: Con este nombre se recuerda el proceso penal que inició el 10 de febrero 1986 y que terminó el 16 de diciembre 1987 contra más de 400 mafiosos.  en el aula bunker de Palermo. Fueron investigadas más de 400 personas. El “maxi–proceso” requirió la construcción de un aula–búnker especial por la cantidad de acusados y de testigos que intervinieron.