Según Videla, durante una cena en casa de un amigo común, "unos 45 días antes del 24 de marzo de 1976", el dirigente radical Alegatofoto_2Alegatofoto_3también le expresó que "no pretenda el aplauso" por interrumpir el orden constitucional, pero le garantizó que desde el radicalismo "tampoco sembraré piedras en el camino".
"Mucho se ha dicho sobre lo ocurrido en la década del 70, con una visión sesgada de la realidad, ocultando parte de los años tremendos de esa guerra y tergiversando la parte que se hace pública", dijo Videla.
Afirmó que "los enemigos de ayer" cumplieron su propósito y "hoy gobiernan el país y pretenden erigirse en paladines de los derechos humanos".
"Los enemigos de ayer están en el poder y desde él intentan establecer un régimen marxista, a la manera de Gramsci, que puede estar satisfecho de sus alumnos. La Constitución Nacional guarda luto por la República desaparecida", dijo Videla ante el Tribunal Oral Federal N° 1 de Córdoba, que Alegato_foto_4podría condenarlo a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad.
Tras reiterar que los magistrados que lo juzgan no son sus "jueces naturales", Videla aseguró que "con este enjuiciamiento se pretende que a través de la sentencia que vayan a dictar homologuen una decisión política adoptada por sentido de revancha adoptada por quienes fueron ayer derrotados. Asumiré, bajo protesta, la injusta condena que se me pueda imponer, para la concordia de nuestro país, como un servicio más", enfatizó el presidente de facto entre 1976 y 1981.
El ex militar intentó justificar el golpe. Al respecto sostuvo que "la Argentina afrontó una guerra interna revolucionaria de profunda raíz ideológica". Y añadió: "Me niego a hablar de guerra sucia. Prefiero hablar de guerra justa o injusta".
El tribunal habilitó las últimas palabras a los acusados en el juicio oral que se le sigue a Videla y al ex jefe del Tercer Cuerpo del Ejército Luciano Benjamín Menéndez, junto a otros 28 imputados.
Fuente: La Nación